El avance de la izquierda en Sudamérica es un hecho real. El mensaje de Evo Morales, primer presidente indígena de Bolivia, marca un hito histórico al inaugurar un proceso del cambio en donde la política indígena adquiere singular importancia. En el Perú, a sesenta días de las elecciones generales, los partidos políticos no muestran ningún interés en colocar el tema indígena en la agenda política. Hasta el momento, no hemos escuchado a los candidatos presidenciales pronunciarse al respecto, tampoco han manifestado interés en incorporar a los líderes indígenas en las listas congresales. Solo dos candidatos de partidos menores, una mujer de la izquierda moderada y el ecologista de la propuesta azul han expresado estar interesados en las demandas y las preocupaciones de los pueblos indígenas.
Lo que ha llamado poderosamente la atención, es que, un partido político con enorme aceptación electoral, haya eliminado, sin ningún argumento, a dos destacados líderes indígenas que aspiraban el parlamento para reivindicar los derechos colectivos de sus pueblos.
Somos un país rico: somos un país pluricultural, multiliétnico y multilingüe, con una población de 27 millones de habitantes, en su mayoría mestiza. Nueve millones de peruanos son indígenas, 40 por ciento son quechuas y aimaras, mientras que en la amazonía existen más de 40 pueblos indígenas. A pesar de esta diversidad cultural, y de las recomendaciones de la CVR, el tema indígena prácticamente, está invisibilizado.
Los mestizos no debiéramos asustarnos de los indígenas. Por varios años, he venido trabajando con los pueblos indígenas sus propuestas y demandas más sensibles como territorialidad, conocimientos colectivos, recursos naturales, autonomía, y educación bilingüe y me he dado cuenta, que este movimiento social es esencialmente pacífico y democrático.
Estos pueblos reclaman sus derechos, a una identidad cultural propia, a ser incluidos dentro de las políticas de desarrollo sostenible de respeto a los conocimientos tradicionales, a vivir en sus territorios ancestrales como pueblo, entre otros.
Los partidos políticos debieran entender que la política indígena en nuestros países está orientada a reivindicar estos derechos. Coincidentes con la modernidad debieran renovarse y reconocer que la diversidad cultural es fundamental para el fortalecimiento de la democracia y la ciudadana. A estas alturas del siglo XXI, es necesario que los pueblos indígenas se conviertan en protagonistas con derechos plenos, planteen nuevos temas y participen en la agenda nacional.
El movimiento indígena peruano todavía es frágil, debiera de trabajar una propuesta política. En este momento de agitación electoral, los líderes indígenas no debieran ser furgón de cola de los partidos políticos que todavía no toman conciencia de la trascendencia de la interculturalidad. Capaz, lo más acertado, en el agitado momento electoral, sea que los líderes alcancen la propuesta indígena a los partidos, como lo han hecho los Mapuches del país del sur.
Lima, 31 de enero de 2006
Nota: Linda Lema Tucker es Socióloga egresada de la Universidad Nacional de San Marcos con trayectoria en el trabajo de género, pueblos indígenas, paz y desarme internacional. Investigadora y escritora fue convocada a integrar el Comité Ejecutivo Internacional de Women’s International League for Peace and Freedom y elegida como Presidenta Nacional de Sección Peruana de la Liga Internacional de Mujeres por Paz y Libertad. Es miembro del Fondo Contravalor Perú Francia y actualmente escribe un libro denominado “El movimiento indígena en el Perú y sus perspectivas”. Es consejera del despacho de la Primera dama del Perú Eliane Karp.
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