Por Juan David Leal, México, 2 feb (EFE).- Dos ancianos octogenarios, Manuel e Isidro, son los últimos hablantes fluidos de ayapaneco, en la región mexicana de Tabasco, una de las 25 lenguas en riesgo de desaparición en México que se esfuerza por salvar su patrimonio lingüístico.
Junto a ellos, otras cuatro personas en su comunidad son hablantes pasivos; es decir, comprenden y hablan muy poco de ayapaneco, una lengua que carece por completo de gramática y sobre la que hay pocos estudios académicos para tratar de preservarla.
En México hay 150 lenguas indígenas, según los estudios del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), aunque su director, Fernando Nava, en una entrevista con EFE, dijo que con anterioridad se manejó comúnmente las cifras de 56 a 62.
La diferencia radica en que los estudios previos contabilizaban grupos culturales y pueblos indígenas asentados en una zona del país, pero las investigaciones lingüísticas posteriores del INALI apuntan a que las lenguas tradicionales como el zapoteco, mixteco y el náhuatl no tienen uno sino varios idiomas autónomos, los cuales cuentan con sus propias variantes dialectales.
Cifras oficiales indican que en México 13,2 millones de los 106 millones de habitantes son indígenas; es decir, casi una de cada ocho personas, de los cuales una gran mayoría conserva sus costumbres y lenguajes.
A pesar del gran número de indígenas, 25 lenguas corren el riesgo de perderse para siempre porque su número de hablantes decrece cada año, al punto que se tienen registrados 141 hablantes de pápago y 458 hablantes de seri (ambos en Sonora), 201 de lengua paipai, 243 de kumiai, 52 hablantes de kiliwa (en Baja California) y 635 de lacandón (Chiapas), que lo usan en su mayoría de forma no fluida.
Nava lamentó que los conquistadores españoles y los franciscanos que colonizaron el país no tuvieran más sensibilidad con las lenguas indígenas, si bien reconoció que existen trabajos del siglo XVI que permitieron que el mixteco y el náhuatl tuvieran una gramática, incluso primero que el inglés.
"Se sabe que ya entrado el periodo colonial hubo cátedras de otomí y náhuatl en la universidad nacional, pero hacia el siglo XIX se agudizó el desinterés y la polaridad entre los criollos que demandaban la independencia de España", explicó.
"Este abismo creció más a finales del siglo XIX cuando el dictador Porfirio Díaz -paradójicamente un indígena zapoteco- tuvo preferencia por los estilos europeos, el francés en específico, y los propósitos gubernamentales de los planes de educación se daban en términos de castellanizar a la población indígena".
"La actitud de algunos maestros sigue siendo lamentablemente la de incorporar el español con muy poco aprecio de la lengua y la cultura original en particular", afirmó, para sugerir que hay que "revertir" ciertas tendencias como la de "la supuesta superioridad del español y sus hablantes".
En 1950 desapareció oficialmente el idioma chiapaneco y entre 1965 y 1968 murieron los últimos hablantes del cuitlateco, una lengua que se habló en el estado de Guerrero (sur), sobre la cual existe muy poca documentación y que se sabe que fue la última en extinguirse.
Sin embargo, este dato puede que sea "relativo", porque hay estudiosos que no hacen distinciones de los grupos culturales, donde "en algunos lugares las derivaciones de lenguas tradicionales como el mixteco y zapoteco están amenazadas de muerte, si no es que ya también murieron los últimos hablantes", indicó Nava.
Esto abre la posibilidad de que "entre un conjunto de lenguas muy numerosas en cantidad de hablantes haya desapariciones relativamente recientes", puntualizó el experto.
Fuente: Notimexico.com
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