- Formación para construir alternativa para ejercer la autonomía y el buen vivir.
Servindi, 26 de abril, 2014.- Atendiendo la necesidad de formación política de los pueblos indígenas compartimos un boletín con reflexiones y aprendizajes claves para construir una alternativa de formación política orientada a ejercer a autonomía y el buen vivir.
El contenido no ha salido de un cerebro genial o un semidiós. Son el resultado de las conclusiones alcanzadas en el Encuentro Internacional de Escuelas Indígenas de Formación Política (EIFP) que se realizó en Guatemala, en septiembre de 2013.
Dicha actividad se celebró en el marco del proyecto “Consolidación y fortalecimiento de una red latinoamericana de escuelas indígenas de formación para la participación y la gobernabilidad”, cofinanciado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
El proyecto es coordinado por la Coordinación por los Derechos de los Pueblos Indígenas (CODPI) y el boletín número 10, al que hacemos referencia, corresponde a marzo de 2014. Reproduce el contenido en cuatro idiomas: castellano, català, euskera y galego.
Puede acceder al mismo con un clic en el siguiente enlace:
A continuacion compartimos el contenido en idioma castellano:
Formando para la autonomía y el buen vivir
Escuelas indígenas de formación política, en la construcción de la alternativa
La formación política es un pilar fundamental en los procesos de transformación que están protagonizando los pueblos indígenas en todo el Continente. Estas iniciativas formativas, que se asientan básicamente en la metodología de la educación popular, tienen como objetivo fundamental fortalecer la participación de los hombres y las mujeres indígenas en los espacios de toma de decisiones, en representación de sus comunidades.
Con ello se pretende ir más allá de la coyuntura -proyectos, elecciones- para centrarse en procesos que empoderen a los pueblos indígenas para implementar sus propios modelos de vida y de desarrollo. Se trata, por tanto, de propuestas educativas estables y de largo plazo, apegadas a las necesidades y a los fines de los pueblos.
Para alcanzar estos objetivos de transformación, la formación política debe desarrollar una metodología que permita la construcción colectiva de conocimiento, que incorpore la autocrítica, la innovación y la creatividad y que ponga en el centro la participación de las comunidades, como protagonistas de sus propios procesos.
“La formación política nos da conocimientos y sabiduría para poder actuar políticamente, para poder transformar” |
El Buen Vivir como paradigma y como práctica
El Buen Vivir nace de la cosmovisión y de la memoria larga de los pueblos indígenas y se asienta en varios principios: visión comunitaria, armonía y equilibrio entre las comunidades y entre éstas y la naturaleza, reciprocidad, trabajo colectivo, etc. Todo ello, enmarcado en un profundo respeto hacia la Madre Tierra.
“Nuestro horizonte utópico, el único camino posible que se nos plantea es el del vivir bien, como paradigma alternativo al occidental”
Sin embargo, se corre el riesgo de quedarse en el ámbito de la utopía y del discurso, por eso es necesario ir construyendo espacios y experiencias que lo expresen, que lo pongan en práctica real y cotidiana. Se convierte así en una construcción colectiva, desde todas las miradas y todas las construcciones. Las escuelas de formación son un espacio privilegiado para la construcción y la práctica del Buen Vivir, para que la teoría y la práctica se retroalimenten y, a la vez, nutra a las comunidades y a las organizaciones.
Una herramienta para la descolonización y la despatriarcalización
En ese camino de transformación, la formación política debe profundizar en dos procesos: la descolonización (para superar el pensamiento y las estructuras coloniales presentes en todos los Estados de América Latina) y la despatriarcalización (para superar el sistema patriarcal, que excluye y cosifica a las mujeres, y que no nació con la Colonia, sino que estaba y sigue presente también en las sociedades indígenas).
Una formación descolonizadora:
- Recupera y reconstruye la identidad, la cultura y la sabiduría que sobrevivieron a los procesos de colonización y que siguen presentes en las comunidades y los pueblos.
- Amplía el conocimiento sobre la propia historia que permite también reivindicar con orgullo el pasado histórico (memoria larga).
- Desvela los mecanismos de dominación colonial que siguen presentes en las estructuras políticas, sociales y económicas para enfrentarlos y superarlos.
- Afirma conocimientos para la construcción de sistemas que no sean jerárquicos (desde el nivel micro -familia, comunidad- al macro -estados-).
- Asume, fomenta y contribuye a la construcción del nuevo paradigma del Buen Vivir como alternativa al desarrollo occidental y capitalista.
- Se desmarca y trata de transformar las instituciones creadas para la imposición de la ideología colonizadora.
- Descoloniza también los cuerpos y las maneras de amar.
Una formación despatriarcalizadora:
- Ayuda a pensar en nuevas estructuras de participación, que no tienen que ser copia de las que actualmente dirigen hombres, asentadas en las necesidades de los pueblos.
- No sólo propone tener mujeres al frente, sino también que tanto mujeres como hombres ejerzan el poder de forma diferente, tomando en cuenta las visiones y necesidades específicas de las mujeres.
- Incorpora al paradigma del Buen Vivir la visión femenina, como otra forma de ver el poder, la sociedad y las relaciones.
- Plantea la equidad frente a la igualdad: hay que asumir, festejar, ejercer la diferencia y construir desde la diferencia.
- Equipara derechos, pero también responsabilidades tanto en lo privado como lo público: hace falta convertir el discurso de la complementariedad en práctica real.
- Comienza a centrar los cambios en las nuevas generaciones transformando actitudes desde la casa.
- Desecha las visiones y posicionamientos negativos que hacen recaer sobre las mujeres la responsabilidad de su exclusión: huye de la culpabilización, alienta, empodera.
Dibujando propuestas metodológicas para las escuelas
De lo que se trata con la formación política, en el marco de las escuelas indígenas, es de crear algo que no existe aún, sino que está en proceso de construcción. Por ello resulta tan complicado elaborar un marco metodológico común y válido para todas las experiencias.
“Hablamos de inventar nuevas formas de gestionar el poder, la diferencia y las relaciones entre las sociedades y entre éstas y la Naturaleza”
No obstante, cabe establecer unas líneas generales que pueden orientar los intentos por avanzar en el sentido descrito:
- Crear contenidos que vayan de lo local a lo global y viceversa. Es decir, que permitan el entendimiento de las causas profundas de los problemas, analizando cómo éstos afectan a la vida diaria de las personas, las comunidades y los pueblos. Y desde aquí, abordarlos de forma colectiva.
- Incorporar espacios y herramientas para el intercambio de experiencias y aprendizajes con otras organizaciones y escuelas de América Latina.
- Revisitar los conceptos y los materiales elaborados en el marco de la Educación Popular y de la pedagogía comunitaria.
- Alentar la participación de las comunidades en la construcción de los conocimientos, desde sus propios saberes y poniendo el valor de la sabiduría popular. Recuperar las enseñanzas en ámbitos desvalorizados por la formación académica (autogestión territorial, ciclos naturales, semillas, astronomía, medicina, etc.).
- Alentar la participación de las mujeres en todo el ciclo formativo, tomando en cuenta sus aportes e incorporando sus visiones a la hora de construir conceptos y conocimientos. El paradigma del Buen Vivir debe ser también antipatriarcal.
- Habilitar los espacios que sean necesarios para el debate y la confrontación de ideas con otras organizaciones y también con las administraciones públicas (en el marco de Gobiernos transformadores), procurando mantener la autonomía y la independencia.
- Prestar especial cuidado a la devolución de los aprendizajes a las comunidades, como sujetos protagonistas: cuando las organizaciones empiezan a adueñarse de los procesos, éstos pierden sentido.
- Favorecer los espacios formativos que van más allá del ámbito académico: los espacios comunitarios, los espacios naturales.
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