La gobernanza es un factor clave para prevenir y transformar los conflictos socioambientales

Imagen referencial de conflicto en Guatemala. Foto: IPS

- La buena gobernanza alude a la gestión de sistemas y a la capacidad y legitimidad de los actores para participar en procesos de diálogo intercultural y llegar a acuerdos sostenibles.

Servindi, 28 de abril, 2014.- Una buena gobernanza es un factor clave para para prevenir y transformar conflictos los socioambientales sostuvo el ingeniero forestal Rodrigo Arce Rojas en un reciente artículo publicado en Servindi, y que comprende el diálogo intercultural.

El autor destacó que es necesario avanzar hacia una cultura de diálogo fecundo y transformador orientado al desarrollo humano sostenible y éste es el camino de cómo una buena gobernanza puede ayudar a prevenir y transformar conflictos socioambientales.

La gobernanza alude a la capacidad de los actores para tomar buenas decisiones que cuenten con legitimidad de todos los actores y para ello se requiere que estos procesos de toma de decisión se basen en la participación, transparencia, rendición de cuentas.

"Una buena gobernanza implica (...) gestión pública efectiva y sociedad civil participativa y proactiva para que en una suerte de corresponsabilidad en la gestión del desarrollo se hagan cargo de la búsqueda y construcción conjunta de los caminos y convergencias hacia el desarrollo humano sostenible", afirmó.

Una buena gobernanza debe estar acompañada de procesos de zonificación ecológica y económica y ordenamiento territorial, tecnologías limpias, procesos de monitoreo participativo, instrumentos efectivos de gestión ambiental, certificación ambiental pública e independiente, entre otros factores, prosiguió el especialista.

A continuación el artículo completo de Rodrigo Arce Rojas:

Importancia de la gobernanza en la prevención y transformación de conflictos socioambientales

Por Rodrigo Arce Rojas*

Aunque es frecuente encontrar posiciones polarizadas frente a las industrias extractivas este abordaje no es el más apropiado porque parte de actitudes cerradas contrarias a los procesos de diálogo que demandan capacidad de encuentro, capacidad de escucha e interaprendizaje y capacidad de transformación a la luz de los procesos deliberativos. Mucho más conveniente es superar enfoques centrados en el problema y visualizar claramente el punto ideal de llegada como sociedad que le podemos llamar desarrollo sostenible u otras denominaciones que describan a plenitud la aspiración de desarrollo humano en perfecta armonía con el medio biofísico. De esta manera llevamos la discusión centrada en factores, variables y percepciones a procesos de diálogo y debate en torno a los grandes principios como sustentabilidad, equidad y justicia.

Seguramente las afirmaciones anteriores puedan causar desconcierto en algunas personas, instituciones, organizaciones o movimientos que han hecho de la lucha unidimensional su razón de existencia, posición legítima pero incompleta porque la realidad es mucho más compleja e interrelacionada. De ahí la importancia de los enfoques sistémicos no solo en la dimensiones biofísicas y dimensiones socioeconómicas y culturales por separado sino más bien la perfecta integración entre lo que llamamos naturaleza y cultura. Razones históricas, políticas, económicas llevan a adoptar posiciones unidimensionales que se traducen en las misiones institucionales o personales, totalmente válidas por cierto, pero que la realidad nos invita a considerar las otras dimensiones que se encuentra en el sistema biocultural.

La sociodiversidad no solo se reduce a cuestiones étnicas o a grupos sociales, sino a la diversidad que existe entre grupos y al interior de los propios grupos. Esta diversidad humana se pone de manifiesto en posiciones, intereses, necesidades, creencias, ideologías, imaginarios, representaciones sociales, perspectivas y narrativas que han sido construidos producto de la confluencia de factores convergentes y entrelazados de origen histórico, político, social, económico y ambientales. Una de las manifestaciones más visibles de esta trama de interacciones refiere al tema del poder, materia que las ciencias políticas analiza e interpreta. El poder está muy relacionado con el tema de la economía y el mercado por lo que hasta ahora nuestro modelo civilizatorio ha privilegiado. En esta primacía política-económica se termina subestimando a las consideraciones sociales y ambientales o se las subordina a sus intereses. No se puede desconocer, sin embargo, sustantivos avances en cuestiones ambientales y sociales pero aún insuficientes y de ello dan cuenta la alta conflictividad socioambiental especialmente en torno a las industrias extractivas.

Como sociedad que se tilda de democrática tenemos en el diálogo intercultural la herramienta por excelencia para resolver estas diferencias y si no fuera suficiente tenemos la incidencia política y social para hacer oír nuestra voz. Tanto en el diálogo intercultural como en la incidencia hay principios que respetar para que pueda ajustarse a derecho. Cuando la realidad supera al estado de derecho, situación perfectamente posible cuando la sociodiversidad aludida se traduce en conflictos de cosmovisiones, lo que manda son los grandes principios que nos hemos construido como humanidad. Legitimidad y justicia como elementos que trascienden la legalidad que como sabemos muchas veces es hija de su tiempo y es producto de la correlación de fuerzas de los poderes políticos y económicos.

Ahora bien el diálogo intercultural se inscribe en un sistema mayor que es el de la gobernanza. La gobernanza alude a la capacidad de los actores para tomar buenas decisiones que cuenten con legitimidad de todos los actores y para ello se requiere que estos procesos de toma de decisión se basen en la participación, transparencia, rendición de cuentas. Una buena gobernanza implica en la práctica gestión pública efectiva y sociedad civil participativa y proactiva para que en una suerte de corresponsabilidad en la gestión del desarrollo se hagan cargo de la búsqueda y construcción conjunta de los caminos y convergencias hacia el desarrollo humano sostenible.

Para que exista calidad de la toma de decisiones se requiere buena información. Esto alude a la capacidad de generar sistemas efectivos de comunicación e investigación. Requiere también sistemas efectivos de participación ciudadana. Por ello, no basta que exista una frondosa legislación sobre el desarrollo de las industrias extractivas sino que este marco normativo sea coherente e integrada. No basta que las autoridades estatales publiquen las normas en los diarios o gacetas oficiales o que las empresas entreguen a comuneros o autoridades locales voluminosos y complejos estudios, evaluaciones o informes, sino que se busque mecanismos apropiados para que la información fluya de manera oportuna y en los formatos más apropiados y culturalmente pertinentes.

No obstante reconocer el derecho a la información también es importante un cambio de paradigmas en los actores para que no solo se reduzca a la recepción de información sino que habría que incorporar una actitud más proactiva que implique la búsqueda de información, el respectivo análisis y toma de posición para entrar en los procesos de diálogo en mejores condiciones. Aunque las percepciones y sentimientos son importantes a tomar en cuenta, también es importante trabajar para incorporar calidad y objetividad a los procesos de diálogo. Es incorporar el enfoque de derechos y responsabilidades en el tratamiento de la información para mejores decisiones.

La buena gobernanza también implica el desarrollo de capacidades de coordinación entre actores, sectores y niveles de gobierno. En gobiernos descentralizados es importante que exista una clara delimitación de atributos, funciones y competencias. Así mismo, es importante la acción multisectorial y el desarrollo de espacios y plataformas de diálogo, concertación como también de comités o comisiones técnicas especializadas para que se pueda incorporar mayor calidad a los procesos de deliberación social y política.

Consecuentemente, para prevenir y transformar conflictos socioambientales es importante desarrollar una buena gobernanza que necesariamente debe estar acompañada de procesos de zonificación ecológica y económica y ordenamiento territorial, tecnologías limpias, procesos de monitoreo participativo, instrumentos efectivos de gestión ambiental, certificación ambiental pública e independiente, entre otros factores.

Podemos concluir entonces que la buena gobernanza en el fondo alude a gestión de sistemas y a la capacidad de los actores de participar en procesos de diálogo intercultural y llegar a acuerdos sostenibles. Desde visiones fragmentarias no es posible abordar los sistemas que por definición son complejos e inciertos. Por ello la necesidad de avanzar hacia una cultura de diálogo fecundo y transformador en orientación al desarrollo humano sostenible. Es la manera cómo una buena goberansformar conflictos socioambientales.

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*Rodrigo Arce Rojas es ingeniero forestal. Su correo electrónico es: rarcerojas@yahoo.es

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Comentarios (1)
Marreros Benites (no verificado) Lun, 15/09/2014 - 11:49
"Gobernanza" a lograr practicando "República Local" y "Democracia Vecinal". La Constitución del 93,legaliza las actuales Privatización de la República y Lumpenización de la Democracia.
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