Es verdad que en los cinco movimientos que encabezan las preferencias electorales hay techo de vidrio en temas de derechos humanos. El más notorio es el caso del APRA, por lo ocurrido durante su gobierno y porque el almirante Luis Giampietri es el vocero público de los más virulentos ataques de la CVR. No se diga nada de Martha Chávez, la candidata del fujimorismo, quien justifica los peores crímenes del pasado sin que se le mueva una pestaña. Por su parte, algunos en Unidad Nacional e incluso en el Frente de Centro creen que sintonizan con el electorado al denostar de la CVR. Es verdad también que varios de los medios de comunicación que han difundido los casos, lo han hecho por motivaciones electorales y que el drama de esa gente les importa un comino.
Pero nada de lo anterior altera un ápice el asunto de fondo. Al candidato Ollanta Humala se le acusa de ser el 'capitán Carlos', quien en la base antisubversiva de Madre Mía, en el año 1992, habría sido responsable de crímenes atroces.
Las acusaciones son muy concretas. Norvil Estela Vásquez lo responsabiliza de haber asesinado a su hijo Hermes y torturado a sus hijos Ramiro y Nicanor. Áurea Felipa Hermosilla lo acusa de la desaparición de su esposo Miguel Herrera Ortiz. Carmen Ávila identifica a Humala como el responsable de las torturas, violación y desaparición de su hermana Natividad y del asesinato de su cuñado Benigno Sullca. A su vez Jorge, el hermano de Benigno, fue torturado pero sobrevivió y sindicó a efectivos al mando del 'capitán Carlos' como los responsables. Además, Sonia Luis Cristóbal acusa a Humala de haberla torturado, rapado y de saquear su propiedad. Su esposo, Cirilo Rosales Tabraj, fue torturado, golpeado y amenazado con una pistola en la boca delante de su familia. A lo anterior se suma la acusación de Miqueas Tuesta Rengifo, ex narcotraficante del Alto Huallaga, hoy convertido a la fe evangélica, quien dice haberle pagado cupos al 'capitán Carlos', para proteger su cargamento de droga.
A los testimonios de las víctimas que afirman que Ollanta Humala es el 'capitán Carlos' (lo que finalmente él mismo ha tenido que admitir en Univisión), hay que sumarle que La República ha publicado dos documentos del Ejército que lo confirman. Por un lado está la relación del personal de oficiales de la base contrasubversiva 313, en la que aparece su nombre y su firma y, del otro, la declaración del mayor Jorge Flores Tello, en una investigación sobre vinculaciones de personal militar de esa base con el tráfico de drogas, donde se consigna textualmente que el 'capitán Carlos' era el entonces capitán Ollanta Humala.
El asunto tiene cuatro patas, mueve la cola y ladra, pero la respuesta de Humala es que se trata de una paloma. Es verdad que todos somos inocentes hasta que se pruebe judicialmente lo contrario, pero hay casos en que el peso de las evidencias es abrumador.
Sin duda es un grave problema para el proceso electoral que uno de los principales contendores enfrente cargos de este calibre; pero el único culpable es quien ocultó intencionalmente su pasado y creyó ingenuamente que el país nunca se enteraría de lo ocurrido.
Mañana lunes la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos -que tiene una trayectoria de décadas y que solo mentes delirantes la pueden acusar de "conspirar con la derecha" - acompañará a los testigos a hacer las denuncias contra Ollanta Humala ante la fiscalía de Tocache.
Nada formal le impide a Humala seguir siendo candidato, pero, dada la contundencia, abundancia, verosimilitud y gravedad de las acusaciones, estaría ya -en mi opinión- incapacitado moralmente para ejercer la Presidencia de la República. No olvidemos que por acusaciones en asuntos muchísimo, pero muchísimo menos graves, Toledo estuvo a punto de perderla en el 2004.
Fuente: Diario Perú21.com, 12 de febrero 2006
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