Pacari defiende los intereses de 15 nacionalidades.
Entrevista de Pere Ríos.
Nina Pacari nunca había estado en Barcelona. Viene de reunirse con algunos de los profesores del Observatorio de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales que la han invitado a disertar sobre los derechos de los pueblos indígenas ante la globalización. Y son ellos los que eligen el restaurante, situado a pocos metros de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona.
Esta ecuatoriana tiene 50 años, es la mayor de ocho hermanos de una familia de campesinos y nunca ha escondido su origen. Luce desde la niñez la vestimenta característica de los indígenas, que no cambió cuando fue elegida diputada, vicepresidenta del Parlamento y, más tarde, ministra de Exteriores, en 2003, hasta que los indígenas rompieron con el presidente Lucio Gutiérrez. "Le temblaron las piernas para aplicar políticas proindígenas", precisa.
A las sugerencias del camarero, Pacari responde que le gustaría probar la cocina catalana, pero no hay platos de temporada. Al final, acepta la sugerencia de unas alcachofas fritas con salsa de romesco para compartir, y rodaballo con verduras. Tampoco faltan el pan con tomate y una clara de cerveza.
Su nombre significa sol del amanecer en la lengua kichwua y se lo cambió a los 26 años. Pacari afirma que ha sufrido más discriminación "por indígena que por mujer" y recuerda que en 1996 se cuestionó abiertamente la capacidad de este sector de la población para participar en la vida política de Ecuador. Representan el 30%, según sus estimaciones, pero algún organismo oficial la reduce al 15% de los 13 millones de ecuatorianos.
Le encanta el entrante, pero se ha enfriado mientras relataba apasionada los avances del pueblo indígena en todos los ámbitos de la sociedad, las fuertes contradicciones internas, los esfuerzos para crear en 1995 el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País, del que fue fundadora y que es el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, siempre reticente a participar en las elecciones. En Ecuador hay 15 nacionalidades indígenas y ella las entiende como una riqueza cultural que deben ser atendidas en el marco de un solo Estado.
A principios de 2008 fue nombrada magistrada de la Corte Constitucional y al poco emitió el único voto contra la Ley de Minería para explotar los territorios indígenas sin la preceptiva consulta previa que marca la Constitución. "El Gobierno ha cedido tanto a la codicia empresarial que ha acabado perjudicando al Estado", explica de manera tan llana como inteligible. La misma forma con la que se enfrentó en su época de universitaria al veto en los bares y restaurantes, hasta que los indígenas pensaron que lo más eficaz sería exhibir los libros a todas horas y en todos los lugares para vencer las reticencias de los "blancos mestizos", como ella los define. Todavía hoy, tras bajar del estrado de una conferencia se le niegan los asientos vacíos, "algo que no le pasará nunca a una rubia con minifalda", apostilla.
A los cafés, el camarero enumera los miembros de la realeza española que han pasado por el restaurante y recuerda que en el asiento que ocupa Pacari se sentó el rey Balduino. "¿A quién hemos tenido el placer de acoger?", pregunta por cortesía.
Fuente: Diario El País.
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