La injusticia de la conservación: el desalojo y desplazamiento de los Sengwer en Kenya

Destrucción y persecución en nombre del conservacionismo. Imagen: FPP

Servindi, 16 de diciembre, 2015.- La comunidad Sengwer que habita desde tiempos ancestrales en los bosques de Embobut, en Kenia, África, ha sido en parte dispersada, aunque la mayoría vive en escondida del acoso y de la amenaza de ser arrestados por los guardias del Servicio Forestal de Kenia.

La política conservacionista patrocinada por el Banco Mundial y la UICN se aplica a pesar que existe una orden judicial del Tribunal Superior que prohíbe dicho acoso y dichos desalojos.

Como lo detalla un informe del Forest Peoples Programme (FPP) el Panel de Inspección del Banco Mundial está repensando su política y la UICN replanteando sus enfoques. Asimismo, dos proyectos de ley, uno de Conservación y Manejo Forestal y otro sobre Tierras Comunitarias podrían contribuir a una solución en el futuro.

Mientras, la comunidad Sengwer se mantiene en zozobra día a día y las quemas de sus viviendas los obligan a vivir en cuevas, a la intemperie, sufriendo el frío de las altas colinas, por lo que muchos tienen neumonía, según detalla el testimonio de Yator Kiptum, uno de los afectados.

A continuación el informe del FPP:

Imagen: FPP

La injusticia de la conservación: el desalojo y desplazamiento innecesarios en curso de comunidades Sengwer en Embobut

Por Forest Peoples Programme

La comunidad Sengwer de Embobut ha sido dispersada, aunque la mayoría sigue viviendo en sus bosques y claros de la parte alta de las colinas de Cherangany a pesar de los desalojos efectuados por el Gobierno a través del Servicio Forestal de Kenia (KFS por sus siglas en inglés). Allí se esconden del acoso de los guardias forestales, de la quema de sus casas, ahora improvisadas y provisionales, y de la destrucción propiedades básicas que forman parte de sus hogares, así como de la amenaza de ser arrestados a pesar de la existencia de una orden judicial del Tribunal Superior que prohíbe dicho acoso y dichos desalojos.

Estos desalojos comenzaron en la época colonial, con el pretexto de la conservación, y a pesar del hecho de que los Sengwer han mantenido sus bosques durante milenios. Los continuos desalojos dejaron las tierras a merced de personas interesadas únicamente en su explotación y no en su supervivencia. La única solución justa y eficaz fue presentada por expertos en actividades forestales comunitarias del Banco Mundial y la UICN en el coloquio que reunió a comunidades y Gobierno en marzo de 2015, es asegurar la “tenencia comunitaria en condiciones de conservación”. Puede que parezca irónico, dado el papel que desempeñó el Banco en los desalojos efectuados por el KFS y dado el historial de la UICN asesorando a favor de los desalojos. Pero el Panel de Inspección del Banco Mundial ha llevado a pensarlo de nuevo, y la UICN está replanteando sus enfoques (véase por ejemplo el Mecanismo de Whakatane de la UICN). Aún está por ver si el Banco o la UICN mantienen su enfoque basado en los derechos o vuelven a respaldar el enfoque antiguo si los que tienen el poder decidiesen hacer caso omiso de la Constitución de Kenia de 2010.

Ubicación de Kenya. National Geographic Kid

El Panel de Inspección criticó el denominado Proyecto de Gestión de Recursos Naturales (NRMP por sus siglas en inglés) financiado por el Banco Mundial (que se desarrolló entre 2007 y 2013 en Embobut y otros lugares) por no respetar las políticas de salvaguardia del Banco. Afirmó que el NRMP no había identificado, abordado ni mitigado adecuadamente el hecho de que la institución a la que estaba financiando (el KFS) se dedicaba a los desalojos “antes, durante y después de la conclusión del NRMP”, y sigue haciéndolo (párrafo 27 del resumen ejecutivo del informe del Panel de Inspección del Banco Mundial).

Kenia está avanzando con un Proyecto de Ley de Conservación y Manejo Forestal y un Proyecto de Ley de Tierras Comunitarias que se encuentran en la fase de examen en comisión en el Parlamento, y que, dependiendo del resultado, podrían ayudar a llegar a una solución justa y eficaz, o podrían ir en contra de la Constitución y la ciencia de la conservación. Mientras tanto, la Comisión Nacional de Tierras (NLC por sus siglas en inglés) tiene la oportunidad de intervenir y cumplir una función clave que le ha atribuido la Constitución: hacer frente a injusticias pasadas y presentes realizadas contra estas comunidades.

Para que el resultado sea positivo será crucial que a lo largo del año que viene la NLC, las comunidades y el aporte jurídico firme en la legislación cuenten con un apoyo sólido. También lo será que la UICN, el Banco Mundial y otros socios clave para el desarrollo de Kenia, como los finlandeses y la UE, se mantengan al margen y acepten un enfoque injusto, inconstitucional e inviable basado en los desalojos, o bien trabajen con el NLC y otras ramas del Gobierno con el fin de asegurar el éxito para todos excepto los que los Sengwer llaman “élites”, a las que dividen en locales, nacionales e internacionales: los primeros que se benefician de los denominados proyectos de medios de vida , los planes de “compensación” y el resto de procesos que se utilizan para ocultar la marginación de personas y la explotación de los bosques y claros que aún quedan.

Así destruyen las casas los guardaparques. Imagen: northriftnews

Testimonios de afectados

He aquí las reacciones de dos Sengwer ante la situación, la primera es de un hombre y la segunda de una mujer joven:

“Lo más importante cuando se trata de pueblos indígenas es el reconocimiento de nuestros derechos a habitar, poseer y conservar nuestras tierras ancestrales sin desalojos. El reconocimiento de nuestros derechos es lo más importante porque cuando la gente piensa en el cambio climático y la REDD, piensa en el dinero, los medios de vida, etc., pero en el caso de las comunidades indígenas lo más importante para nosotros es asegurar nuestras tierras para mantener nuestra identidad, y disfrutar de la vida como hacen otras comunidades en todo el mundo... Los pueblos indígenas no deben ser vistos como destructores, sino como la gente que ha estado conservando los bosques durante tanto tiempo. Reconocer nuestro derecho a vivir en el bosque es parte de la solución al cambio climático... Incluso si continúan [el KFS] quemando nuestras casas para forzarnos a salir del bosque, seguiremos volviendo a nuestros bosques. Los desalojos y las quemas han obligado a nuestra comunidad a vivir en cuevas, a la intemperie, sufriendo el frío de las altas colinas, por lo que muchos tienen neumonía”. (Yator Kiptum)

“El Servicio Forestal de Kenia miente cuando dice que nos están echando para proteger el bosque. Nos están echando a patadas para poder destruir el bosque sin que nosotros lo veamos ni podamos pararlo. Antes de que llegaran éramos nosotros los que protegíamos el bosque. Debería haber un análisis de cuándo comenzó esta destrucción de los bosques: fue cuando el KFS entró en escena. Ellos están motivados por el dinero, quieren mantenernos al margen para poder convocar licitaciones y otorgar concesiones como les parezca, sin que ningún miembro de la comunidad esté ahí para verlo y detenerlos. El bosque es nuestra vida... No se puede cuidar el bosque si no te dejan que lo cuides. Los niños no pueden ir a la escuela. Ya no hay escuela. Las mujeres no tienen derechos, ya que las asaltan y las golpean. El medio ambiente también es violado. Con la destrucción de los bosques vamos a perder plantas y animales que son muy preciados para nosotros, y vamos a perder nuestra cultura, nuestra vida, y nosotros mismos”. (Milka Chepkorir)

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El artículo puede ser leído además en:

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