Publicación denuncia que proyectos REDD+ debilitan agricultura campesina

- Descargue libremente publicación con ejemplos que demuestran que se trata de una falsa solución al cambio climático.

Servindi, 29 de octubre, 2015.- Aunque el mecanismo de comercio de carbono para la reducción de emisiones por deforestación o degradación (REDD+) es conveniente para los gobiernos de los países industrializados, para las comunidades campesinas es una de las propuestas más peligrosas que se discutirán en la cumbre climática de las Naciones Unidas en París (COP 21).

Así lo sostiene la nueva publicación: ¡Alerta!: el peligro de REDD, editado de manera conjunta por GRAIN y el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por su sigla en inglés).

El texto proporciona ejemplos de lo que ocurre en Brasil, Indonesia, Madagascar, Mozambique, Nigeria, Perú, Kenia, República Democrática del Congo, Perú y Uganda.

Explica por qué REDD+ no es una solución a la crisis climática y por qué no ayuda a los campesinos a reducir emisiones, adaptar sus prácticas agrícolas al clima cambiante y aumentar sus rendimientos, como aseguran sus promotores.

Sostiene que la mayoría de las actividades REDD+ limitan el uso de los bosques en cultivos itinerantes, la recolección y otras actividades de subsistencia por parte de las comunidades locales.

Además, y muy a menudo, es severa la limitación para la caza, la pesca, el pastoreo y el corte de algunos árboles para construir casas o canoas, también están normalmente restringidos, y los dueños de los proyectos se aseguran de que las restricciones se cumplan, a menudo con el apoyo de guardias armados.

El texto de 52 páginas describe la existencia de cinco patrones de funcionamiento que hacen que REDD+ sea altamente dañino para las comunidades campesinas.

Ellos son: 1. REDD+ culpa a las prácticas agrícolas campesinas de la deforestación y de las emisiones; 2. Rara vez beneficia a las comunidades locales, pero es un buen negocio para las empresas que venden bonos de carbono, para las oenegés ambientalistas internacionales, para los consultores y para los países industrializados; 3. Destruye la soberanía alimentaria; 4. Impide el control comunitario sobre los territorios y 5. Facilita la expansión de la agricultura dominada por las corporaciones.

REDD+

La idea detrás de REDD+ es que los países industrializados “financien” las medidas que dicen que detendrán la destrucción de los bosques en los países tropicales y, a cambio, los países que pongan el dinero podrán obtener “crédito” por las emisiones que supuestamente no ocurrieron, “gracias” a un proyecto REDD+.

Los autores sostienen que para que dicho mecanismo funcione, se deben hacer cálculos muy elaborados —pero imposibles de verificar— para determinar cuánto carbono hay almacenado en un bosque.

Una vez que las cifras resultantes han sido transformadas a unidades equivalentes de dióxido de carbono —la moneda del mercado de carbono— se les puede poner precio y transar en el mercado como “bonos de carbono”.

Los países y las empresas que los compren pueden contabilizarlos como parte del cumplimiento de sus metas de reducción de emisiones a las que se espera que se comprometan en la cumbre de París.

REDD+ en la COP 21

La vigésimo primera cumbre de Naciones Unidas sobre cambio climático, en París (COP 21) abordará de manera prioritaria propuestas para darle una salida a los países que no quieren reducir suficientemente su consumo de combustibles fósiles.

Los promotores de REDD+ esperan que sus propuestas sean parte del acuerdo final de la COP 21.

Falsa solución climática

La nueva publicación concluye en que REDD+ no es una solución a la crisis climática y no ayuda a los campesinos a reducir las emisiones, adaptar sus prácticas agrícolas al clima cambiante y aumentar sus rendimientos, como aseguran sus promotores.

La realidad es que los programas REDD+ culpan de la deforestación y de las emisiones a métodos agrícolas campesinos que nada tienen que ver con la crisis climática. Además, debilitan los sistemas alimentarios locales al impedir prácticas agrícolas tradicionales y restringir el acceso a la tierra y a los bosques.

Lo paradójico es que los grandes causantes de la deforestación, como la tala industrial, los megaproyectos de infraestructura, la minería, las grandes represas y, sobre todo, las grandes plantaciones industriales de árboles, palma aceitera y soja, los criaderos industriales de animales, siguen adelante sin restricciones.

No sólo es una falsa solución para el problema urgente y grave de la crisis climática sino que además fortalece el sistema agroalimentario industrial dominado por las corporaciones que es en gran medida culpable del cambio climático.

Los campesinos ya están probando que es posible “alimentar al mundo” sin la inmensa cantidad de emisiones producidas por el sistema industrial y exportador de producción agrícola.

Devolver las tierras a los campesinos y pueblos indígenas es la forma más efectiva de enfrentar los desafíos de alimentar una población mundial creciente en una era de cambio climático impredecible, concluye GRAIN y el WRM.

Acceda a la publicación mediante el siguiente enlace:

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