Por Gisella Evangelisti*
1 de mayo, 2015.- Najat Vallaud-Belkacem es una joven mujer de una elegancia sobria, pelo corto y ojos vivos. Es la primera mujer nombrada Ministra de la Educación en la historia francesa, y eso a sus 37 años.
No pertenece a una sólida familia burguesa, como habría que esperarse, sino a una familia humilde de un pueblo del campo marroquí, donde de pequeña acompañaba el abuelo a pastar las cabras. La suya es una de las (¿pocas ? ¿muchas?) familias que emigrando a Francia ha realizado algo más que todos sus sueños.
Najat se ha revelado una estudiante modelo en Amiens, y después de graduarse en la ENA (prestigiosa business school), ha entrado en el círcuito de los pesos pesados de la política. En la actualidad está casada con un alto funcionario del Estado, es madre de dos mellizos, (un niño y una niña), y ha llegado a ser una de las más valoradas políticas socialistas en Francia.
Portavoz del gobierno Hollande mientras el presidente perdía el favor popular, sucesivamente ha tenido la cartera de Juventud, Urbanismo y Deporte. Como Ministra de los Derechos de la Mujer, ha legislado en unos temas controvertidos, penalizando los clientes de prostitución y promoviendo la ampliación del derecho al aborto. Recientemente ha recibido el encargo de ocuparse de la educación pública, un sector donde se respira y maximiza la frustración social de estos últimos años de crisis económica y política.
La frustración social y la crisis de autoridad
Una buena película de Laurent Cantet, “La clase” del 2008, Palma de oro al festival de Cannes, muestra las difíciles relaciones entre alumnado y profesores en un salón donde se juntan chicos y chicas de barrios populares, hijos e hijas de inmigrantes africanos, con otros de familias francesas. No se trata, sin embargo, solo de problemas de relaciones interculturales en una sociedad compleja, que mantiene en la periferia de Paris un centenar de barrios “sin ley ni rey”, (como los define el psicoanalista tunecino Fethi Benslama) habitados sobre todo por árabes, y donde de un momento a otro podrían explotar nuevas revueltas, como las del 2005. Más en general, de hecho, muchos desdichados profesores de la escuela pública viven una crisis de autoridad frente a los alumnos, cuyos padres han dejado de educarlos a las más elementales reglas de respeto entre las personas. ¿Cómo se ha llegado a esto?
Desde la revolucion cultural del mayo de 1968, cuando millones de jovenes en toda Europa salieron a la calle a contestar el autoritarismo presente en la escuela, la politica, la familia, las iglesias, se han ensayado, justamente, nuevos modelos de familia, menos hipócrita y autoritaria, pero en muchos casos los padres no han sabido definir un nuevo compendio de derechos y deberes para los hijos, criando a veces pequeños tiranos. Ahora que las expectativas de un futuro próspero se han reducido, la rabia juvenil puede expresarse de forma desordenada y destructiva.
¿Un choque de civilizaciones?
La imagen de la neo ministra de Educación, tan fotogénica y responsable, sobria y moderadamente musulmana, es una buena publicidad para la escuela francesa, que quiere ser (o mostrarse) abierta al multiculturalismo aun en tiempos difíciles. No le faltan a Najat Vallaud, por supuesto, unas ácidas críticas de parte de la extrema derecha del Front Nacional, fundado en 1972 por Jean Marie Le Pen, con el lema “La Francia a los franceses, fuera todos los inmigrantes”. Curioso lema este del ex paracaídista de la Legión Extranjera, condecorado en las guerras coloniales francesas de Algeria (por qué no, entonces, “Africa a los africanos”?), Indochina y Suez. A pesar de haber sido multado por defender los crimenes de guerra y definir las camaras de gas nazi donde fueron matados millones de judíos un “detalle de la historia”, en 2002 Le Pen se presentó como candidato a la presidencia de la República, obteniendo el 16,8% de los votos. Y no han terminado allí sus travesuras.
En estos días se le han encontrado en un banco de las Bahamas, en una cuenta a nombre de su mayordomo, para esconderlos al fisco, unos 2,2 millones de euros, muchos de los cuales en lingotes de oro. Aunque su hija Marine Le Pen, actualmente leader del Frente National, haya decidido desligar su imagen de la del impresentable ex militar colonialista, ella sigue aprovechándose de la crisis económica para fomentar el racismo contra los inmigrantes, pues “roban el trabajo a los franceses”.
A Najat Vallaud, marroquí y francesa a la vez, entonces le espera una dificil tarea, pero también un “desafio entusiasmante”, como ella misma afirma en una entrevista al periódico italiano “Corriere della Sera”. Pues vivimos un momento en que los modelos de integración de los inmigrantes extranjeros en varios países europeos muestran sus límites, y hay que hacer nuevas propuestas. En especial son cuestionados los modelos de “convivencia separada” que se pratican en Holanda, Gran Bretaña, partes de Alemania o Italia, cuando grupos de inmigrantes de la misma origen se reagrupan en el mismo barrio, voluntaria o involuntariamente, manteniendo así más firme su identidad étnica, pero reduciendo los intercambios culturales con el resto de la sociedad. Esto afecta especialmente a las mujeres amas de casa, que no aprenden el idioma del país, auto limitándose las relaciones con el mundo exterior. Se ha observado también que los jovenes inmigrantes que no logran expresarse en buen francés y terminar sus estudios, caen con más frecuencia en conductas violentas, mientras los que han adquirido “valores ciudadanos”, sintiéndose parte del país, tienen mejores notas.
Ofensiva en Francia contra las mezquitas. Foto: Alerta Digital
Otra cuestión abierta que lleva a encarnizados debates: ¿es oportuno permitir la construcción de más mezquitas en los municipios europeos (respetando el derecho de todo ser humano a expresar sus creencias religiosas) cuando la mayoría de ellas son financiadas por Arabia Saudí, que fomenta un islamismo radical y fundamentalista, basado en el odio contra Occidente?
Sin embargo, mientras también las derechas locales soplan sobre el fuego de una supuesta “guerra de civilizaciones”, muchos europeos creen, contra vientos y mareas, que es cada vez más necesario encontrar un sistema de valores compartidos en que los ciudadanos y ciudadanas, de cualquier sexo, origen y creencia religiosa, se reconozcan para una convivencia civil y digna para todos. En este sentido, las escuelas públicas juegan o podrían jugar un gran papel, en la creación de la “conciencia ciudadana” en la juventud, siendo unos de los pocos epacios realmente multiculturales en Europa, aun en medio de las dificultades generacionales y sociales arriba mencionadas.
¿Qué valores compartimos los ciudadanos y ciudadanas?
Alumnos franceses en la escuela de Nantes. Foto: Laicismo.org
¿Cuál el método escogido en Francia para definir estos valores? Repitiendo una experiencia realizada en 2012 en las escuelas superiores sobre el tema de la investigación, Najat Vallaud ha convocado asociaciones, profesores, padres, estudiantes, politicos locales, abriéndoles las escuelas de todo el país en las “Asises (Asambleas) para los valores de la República”. El 12 de mayo, concluido el proceso de consulta, serán difundidos los resultados.
Un primer logro está siendo la fuerte participación social: hasta en los pueblos más pequeños hay asistencia de 300-400 personas, y las discusiones son apasionadas.
¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión?, por ejemplo. Se trata de un tema candente, después de la matanza por manos de fundamentalistas islámicos de los periodistas satíricos de la revista “Charlie Hebdo”, que se habían atrevido a tomar el pelo al profeta Mahoma, en el pasado enero. En señal de protesta y para reafirmar la libertad de expresión como una libertad básica en la república, salieron a la calle cuatro millones de franceses, como se recordará, entre ellos los musulmanes moderados luciendo en sus carteles el lema “No (los mataron) en mi nombre”.
Además: ¿tienen todavía vigencia y sentido en tiempos neoliberales los pilares éticos de “Fraternité” y “Egalité”, surgidos de la revolución francesa? Para asesorar a los profesores sobre estos temas, unos mil expertos están viajando por Francia, enviados por el Ministerio de Educación.
Los videojuegos y la necesidad de una alfabetización mediática
Otra fuente de preocupación para padres y profesores, es el uso desmedido entre niños y adolescentes de internet y videojuegos (de por sí unos instrumentos neutros, que podrían ser de utilidad o de daño, como todos los gadget tecnológicos). Pero, al parecer, cada vez más adolescentes pasan horas aislados, en el mundo de fantasía donde se pueden “matar” con tremendos bazooka los “enemigos”, (desde gatos a vecinos) o asistir en los videos pornográficos a acoplamientos salvajes de hembras ninfomaníacas con machos alfa (difundiendo así una idea de la sexualidad como puramente animal, con todo respeto por los animales). O leer embobados mensajes delirantes que fomentan el racismo y la violencia política.
El triste caso de un adolescente catalán, adicto a videos violentos, que recientemente en Barcelona ha matado un profesor y herido otras cuatro personas con una ballesta, pone por eso un gran interrogante. Los medios locales lo definieron apresuradamente como un episodio aislado de “brote psicótico”, para evitar hacerse preguntas incómodas, como éstas: ¿cuánto tiempo gastan los padres hablando con sus hijos?, ¿cuánto saben y pueden orientarlos sobre este tipo de mensajes?
Por eso los Ministros de Educación europeos reunidos en París el 17 de marzo, han subrayado la necesidad de una “alfabetización mediática”, para que los chicos puedan entender el lenguaje audiovisual, y resistirse a los mensajes de discriminación, violencia y adoctrinamiento politico.
Pero lo más impactante de todo el proceso francés es quizás la iniciativa de unos 4000 ciudadanos y ciudadanas de a pie, sean abogados como barrenderos, amas de casa como managers, cada cual con experiencias por contar a los y las estudiantes, que se han ofrecido voluntariamente al Ministerio de Educación para difundir en las escuelas los valores de la república. Como los reservistas sirven al ejército, ellos y ellas quieren servir a la escuela.
Entre ellos, está Latifa Ibn Ziaten, la madre de uno de los soldados asesinado por Mohammed Merah, un joven hijo de inmigrantes algerinos, que mató a siete personas, entre militares y judíos, en 2012 en el Midi francés, después de haber participado en entrenamientos jhaidistas en Pakistán, y adicto a los videos de degollamientos practicados por los terroristas. Latifa, con el corazón en la mano, va por las escuelas hablando a la juventud contra los peligros del fundamentalismo islámico, y le ruega de resistirse al encanto de los mensajes que ven a los terroristas suicidas como héroes invictos.
Finalmente un ejemplo de colaboración entre la sociedad y la escuela, superando los prejuicios culturales, y las críticas reciprocas entre una escuela que “ha perdido autoridad y ya no no sabe educar”, y unos padres “que ya no saben que hacer con sus hijos y descargan sobre la escuela toda tarea educativa”. Deseamos a todos los protagonistas de esta experiencia democrática, una saludable reflexión sobre valores y la definición de mejores prácticas educativas.
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*Gisella Evangelisti es escritora y antropóloga italiana. Nació en Cerdeña, Italia, estudió letras en Pisa, antropología en Lima y mediación de conflictos en Barcelona. Trabajó veinte años en la Cooperación Internacional en el Perú, como representante de oenegés italianas y consultora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, en inglés) en países latinoamericanos. Es autora de la novela “Mariposas Rojas”.
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