Jerí Ramón no es más que un síntoma del autoritarismo que impera en el país. Su permanencia al frente de San Marcos interesaría al sector político que busca capturar el sistema de justicia.
Servindi, 18 de octubre, 2024.- Tras una jornada de protestas, estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) lograron que se suspendan las irregulares elecciones internas que planeaban llevarse a cabo este viernes 18 de octubre.
No obstante, la violencia con que se respondió a la manifestación estudiantil no debería pasar alto, menos aun cuando se produce bajo el rectorado de Jerí Ramón, la misma persona que permitió la humillación de manifestantes alojados en enero 2023.
Como se recuerda, en enero de aquel año policías ingresaron con una tanqueta al recinto universitario y redujeron como delincuentes a cientos de ciudadanos provenientes de otras regiones que llegaron a Lima para protestar contra el régimen de Boluarte.
Así ingresó y trató la policía a manifestantes de provincias que se alojaron en San Marcos en enero de 2023.
Tras permanecer reducidos boca abajo en el suelo por largas horas, la Policía se llevó a la comisaría a 192 manifestantes sindicándoles presuntos actos de violencia. Sin embargo, por falta de pruebas, terminó liberándolos.
Aquel nefasto episodio generó la condena nacional e internacional de instituciones y organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que denunciaron el abuso policial.
Lejos de enmendar su penosa responsabilidad en este hecho, la rectora Jerí Ramón volvió a protagonizar con su permisividad otro acto que pasará a la historia del autoritarismo en la Decana de América.
La noche de este jueves 17 de octubre, un grupo de matones ingresó a la UNMSM para desalojar a estudiantes que habían tomado el centro de estudios en protesta contra las irregularidades en las elecciones internas.
Los estudiantes protestaban pacíficamente exigiendo la nulidad de las elecciones por su poca transparencia y por haber sido direccionadas para que la rectora Jerí Ramón sea ratificada en el cargo, al no tener opositores habilitados para competir.
Sin embargo, caída la noche del jueves, el grupo de matones ingresó a la universidad y empezó a desalojar a los estudiantes golpeándolos con palos de fierro, piedras y ladrillos, como consta en diversos videos que circularon en redes sociales.
Si bien este lamentable hecho dejó varios estudiantes heridos, al mismo tiempo provocó la solidaridad de la comunidad universitaria que reforzó su protesta este viernes 18 hasta lograr que se suspendan las elecciones internas.
No obstante, lo que no debería pasarse por alto es la responsabilidad de la rectora Jerí Ramón al permitir que sus alumnos sean violentados al interior de la universidad que ella dirige.
Jerí Ramón no es más que un síntoma del autoritarismo que impera en el país y que tiene a la cabeza a una presidenta de la República que carga con la responsabilidad política de la muerte de más 50 personas en protestas contra su gobierno.
Ni la presidenta ni el Congreso —salvo algunas excepciones— han cuestionado la violencia de los matones en San Marcos pues como parte de la alianza mafiosa que los mantiene en el poder la permanencia de Jerí Ramón al frente de la UNMSM les conviene.
Esto debido a que Ramón, como representante de las universidades públicas, hace parte de la Comisión Especial que viene llevando adelante el proceso de elección de los nuevos miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), organismo que nombra, ratifica y destituye a jueces y fiscales en el país.
Más de 62 organizaciones han denunciado que “no existen garantías mínimas para el desarrollo” de ese proceso de elección de la JNJ por falta de transparencia y la participación de candidatos que incumplen en idoneidad. Ramón, sin embargo, es una de las que avala el proceso con su participación.
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