Según un artículo del Global Initiative Against Transnational Organized Crime los incendios en la Amazonia brasileña han sido provocados deliberadamente por personas ligadas a la minería ilegal y acaparadores de tierra.
Servindi, 17 de octubre, 2024.- Más de 11 millones de hectáreas de bosque en la Amazonía brasileña, que representan el 60 por ciento de territorio de selva tropical en el mundo, han sido devastados por incendios.
Un artículo de Global Initiative, señala que estos incendios, son provocados por pequeños mineros ilegales dedicados a la extracción del oro, en especial en el territorio de Kayapó en Pará.
Si bien se ha culpado a las comunidades indígenas de provocar estos incendios, en las últimas décadas los criminales se han sumado a estas prácticas para dar paso a minas ilegales, ranchos ganaderos o plantaciones de la soja o palma aceitera.
De la misma manera los acaparadores de tierra han realizado adquisiciones clandestinas de tierra y con ellos riqueza para ejercer influencia política. Muchos de ellos ocupan cargos públicos en donde ocupan grandes extensiones de territorio.
Así en agosto de 2019, en lo que se conoció como el Día del Fuego, organizaron incendios forestales en el sudeste de Pará para mostrar su apoyo a la agenda antiambientalista de Bolsonaro.
La continuidad de estos incendios ha generado una sequía prolongada que se ha reflejado en la disminución de niveles de ríos importantes como el Amazonas y Madera, a ello se suma la propagación de más incendios debido a la sequedad de los territorios.
En la actualidad el gobierno de Brasil ha anunciado una serie de medidas políticas para abordar la emergencia climática entre ellas la de aumentar las multas a quienes inicien los incendios reconociendo así que antes no había regulaciones fuertes para disuadir la comisión de delitos ambientales.
¿Qué otras consecuencias trajeron los incendios provocados?
El artículo de Global Initiative, señala que estos incendios han causado también la perdida de alimentos, han empeorado la calidad del aire y ha destruido los medios de vida de comunidades cercanas.
Solo entre junio a agosto de 2024, se estima que la región ha liberado el equivalente a 31,5 millones de toneladas de CO2 , casi tanto como las emisiones anuales de Noruega, un aumento del 60% respecto del mismo período de 2023, precisa el artículo.
AÑADE UN COMENTARIO