
La presencia de las universidades “bamba” produce un gran daño al ejercicio profesional en nuestro país, pues entregan a la sociedad profesionales con bajos niveles formativos.
Por Eland Vera*
11 de mayo, 2022.- El Congreso de la República ha planteado modificaciones a la Ley N° 30220, Ley Universitaria, a fin de que la SUNEDU cambie la conformación de su consejo directivo, incorporando representantes de universidades y elimine a profesionales independientes elegidos por concurso público. Además se suspendería el licenciamiento de carreras profesionales y sólo se licenciarían de manera general a las universidades.
En realidad lo que se busca es relajar el nivel de exigencia establecido por la reforma universitaria. Por un lado, tenemos a universidades licenciadas que aplauden la propuesta, como la rectora de San Marcos; y por otro lado, las universidades no licenciadas encuentran una nueva oportunidad para seguir ofreciendo su servicio de dudosa calidad.
El asunto es que nuestro país ha elegido la figura de la “superintendencia” como mecanismo de control, con lo cual se coloca a las universidades en situación de subordinación y pérdida de autonomía. Y esa es la observación de la rectora de San Marcos. Pero, hay un detalle mucho más grave: en los últimos años han proliferado universidades privadas que no tienen las condiciones mínimas de calidad para ofrecer el servicio universitario. Por ello, la SUNEDU las ha cancelado. Entonces, estas universidades tildadas de “bamba” han optado por la estrategia del lobby, de tal manera que buscan influir sobre políticos a fin de restaurar la situación anterior.
La presencia de las universidades “bamba” produce un gran daño al ejercicio profesional en nuestro país, pues entregan a la sociedad profesionales con bajos niveles formativos. Y ni qué decir de sus casi nulas funciones de investigación. Pero hay un asunto de fondo. La presencia y éxito de dichas universidades se debe a que existe un mercado ansioso por recibir un título profesional, un “cartón”, sin importar la calidad de la formación.
Y ¿por qué sucede eso? Se trata de un problema complejo. Una sociedad con una marcada desigualdad socioeconómica que ofrece limitadas oportunidades y además dominada por la transgresión y la corrupción, donde conseguir un trabajo o ascender laboralmente muy pocas veces se logra por méritos auténticos, sino por el nivel de influencia, amiguismo, argollas, padrinazgo, paisanaje o pago en efectivo, ha generado que la calidad de la formación sea lo secundario. Por eso, solo interesa tener el título, venga de donde venga. De ahí el éxito de las universidades “bamba”.
Se trata de un problema de nivel estructural. Por eso la reforma universitaria debe ir acompañada de otras reformas y correcciones que trasciendan lo universitario.
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* Eland Vera es profesor en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno, miembro del Instituto de Estudios de las Culturas Andinas – Perú (IDECA Perú) y de Pluralidades, revista para el debate intercultural.