Servindi, 6 de octubre, 2015.- La plataforma TPP Abierto hizo un llamado a los congresistas de Chile, Perú y México a oponerse al acuerdo Acuerdo Trans Pacífico (TPP por su sigla en inglés) si es que hipoteca el futuro de nuestras naciones y compromete los derechos fundamentales de sus habitantes.
Mediante un comunicado público llamó a que se liberen los textos de la negociación para conocer la real dimensión de los costos y beneficios que implica adoptar esta alianza comercial, "más aún si han estado ocultos durante los últimos siete años." sostuvo dicha plataforma.
Los congresos de cada país tienen la única opción de aceptar o rechazar el acuerdo en su totalidad, sin introducir ninguna modificación, por pequeña que sea, según las condiciones arribadas por los negociadores.
Por tales motivos los congresistas de estos países deben conocer, estudiar con detenimiento y decidir si la suscripción del es la mejor ruta para el desarrollo. Si la respuesta es negativa, es importante que ejerzan las facultades que la ley les confiere y se opongan al mismo.
A continuación el comunicado de TPP Abierto:
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Declaración pública por el fin de las negociaciones del TPP
Hoy, 5 de octubre de 2015, tras siete años de negociaciones, los representantes de los 12 países que forman parte del Tratado Transpacífico han anunciado oficialmente un acuerdo respecto a los contenidos del TPP. Esto no significa que el proceso haya concluído, sino que los equipos técnicos han convenido los términos del pacto comercial, el que ahora deberá ser aceptado o rechazado por los congresos nacionales de nuestros países, sin posibilidades de modificación.
Pese al anuncio de hoy, las condiciones del acuerdo se mantienen en secreto y han sido evaluadas únicamente por los equipos negociadores. Estas son fruto de un proceso que ha carecido de cualquier forma de participación ciudadana y control político, y siguen siendo desconocidas para los Congresos Nacionales, la prensa y el público. Es por ello que ignoramos los alcances concretos que este acuerdo tiene para los habitantes de los países firmantes.
Este hermetismo es incompatible con la democracia del siglo XXI. Mientras nuestros países avanzan poco a poco en mejorar sus democracias y establecer mejores mecanismos de transparencia pública, el TPP es todavía un resabio de opacidad propia de regímenes autoritarios. Si TPP tendrá impactos en materias tan sensibles como el rol del Estado en la economía, los derechos en internet o el acceso a la salud, precisamente lo que se requiere es más debate público. No existe ninguna razón para que un tratado de esta magnitud haya sido negociado a espaldas de la ciudadanía.
Ahora, más que nunca, es necesario que los textos de la negociación - celosamente ocultos durante los últimos siete años- sean liberados, de modo que podamos conocer la real dimensión de los costos y beneficios asociados a suscribir esta alianza comercial. Lamentablemente, nuestros Congresos no pueden proponer modificaciones, por menores que ellas sean, ni rechazar pequeños fragmentos contraproducentes; las únicas alternativas son aceptar o rechazar el texto en su totalidad.
Es turno de los congresistas de México, Chile y Perú, quienes tienen la tarea de estudiar con detenimiento y muy a conciencia si esta es la mejor ruta hacia estados más desarrollados, más democráticos y donde los ciudadanos cuenten con mayores derechos.
Si la respuesta es negativa, es importante que ejerzan las facultades que la ley les confiere y se opongan a un acuerdo económico que hipoteca el futuro de nuestras naciones y compromete los derechos fundamentales de sus habitantes.