
Quienes abriguen alguna ilusión de que es posible efectuar cambios políticos favorables tienen en la propuesta liderada por Verónika Mendoza una opción más equilibrada y amigable con el medio ambiente, con los derechos sociales y los pueblos indígenas. Los que eligen votar blanco o viciado enviarán una señal clara y firme de que esta democracia no nos representa, ya no engaña más al pueblo y como democracia-forma y democracia-comparsa llega a su fin.
Por Jorge Agurto
A pocos días de las elecciones el escenario político no podía ser más desesperanzador y catastrófico para el país.
Todas las vulnerabilidades, inequidades, injusticias y males sempiternos afloran, hieden, dan náuseas y quizás a algunos les provoque llorar sin consuelo por el porvenir desastroso que se avecina.
La situación no es para menos. La gran mayoría son candidatos/as improvisados, sin propuestas serias y coherentes, sin equipos técnicos ni partidos afianzados, que esgrimen cualquier cosa para salir del paso y mienten sin tapujos.
Nuestro amigo Milciades Ruiz lo advirtió hace semanas:
«Un nuevo gobierno inepto, no podrá manejar la situación post pandemia, en que todo se agravará: conflictos sociales, desempleo, delincuencia, recuperación económica, déficit presupuestal, alimentación, pobreza extrema, etc.». (1)
Fallas estructurales de la democracia criolla
Los ciudadanos tienen que elegir a uno de entre veinte (20) candidatos al cual conocen por carteles, escasas apariciones publicitarias radiales o televisivas y reducidos debates medidos al segundo.
Los que tienen mayor respaldo financiero son más visibles, como la hija de Alberto Fujimori. Keiko es acusada de recibir 7 millones de dólares de una fuente privada para sus campañas electorales de 2006 y 2011.
El proceso electoral no sirve para cotejar planes de gobierno, conocer y diferenciar propuestas, saber cómo los candidatos/as piensan resolver problemas acuciantes que interesan a la población.
La prensa comercial -comparsa del proceso- destacará las pullas, los dimes y diretes, el detrás de cámaras y se regocijará de los entretelones de lo que ellos consideran los grandes personajes dramáticos del momento.
Nada de análisis crítico, de docencia política, de pedagogía, de perspectivas a la luz de las necesidades.
Esta situación se repite cada cinco años y no podemos seguir tragándonos el cuento de la democracia que hasta ahora solo ha servido para encumbrar mentirosos, pillos y delincuentes a las esferas más altas del poder.
La siguiente tabla lo confirma:
Presidente |
Periodo de gobierno |
Situación actual |
Alberto Kenya Fujimori Inomoto |
Del 28 de julio de 1990 hasta su destitución el 21 de noviembre de 2000. |
Purga prisión al haber recibido cinco condenas siendo la más grave la que lo responsabiliza como autor mediato de crímenes de lesa humanidad (homicidio calificado, lesiones graves y secuestro agravado) y lo condena a 25 años de prisión. |
Alan Gabriel Ludwig García Pérez |
Primer mandato: del 28 de julio de 1985 al 28 de julio de 1990
Segundo mandato: del 28 de julio de 2006 al 28 de julio de 2011. |
Se suicidó con un disparo a la cabeza el 17 de abril de 2019 cuando la policía se aprestaba a detenerlo por asuntos relacionados al caso Odebrecht. |
Alejandro Celestino Toledo Manrique |
Del 28 de julio de 2001 al 28 de julio de 2006 |
Se encuentra con libertad bajo fianza en Estados Unidos luego de ser arrestado el 16 de julio de 2019 en el marco de un proceso de extradición al Perú acusado por lavado de activos al estar presuntamente involucrado en el Caso Odebrecht. |
Ollanta Moisés Humala Tasso |
Del 28 de julio de 2011 al 28 de julio de 2016. |
Actualmente se encuentra investigado bajo comparecencia restringida. El 13 de julio de 2017 fue recluido de forma preventiva en el penal Barbadillo acusado presuntamente de lavado de activos en detrimento del Estado y de asociación ilícita para delinquir en el Caso Lava Jato. |
Pedro Pablo Kuczynski Godard |
Del 28 de julio de 2016 hasta su renuncia el 23 de marzo de 2018. |
El 19 de abril de 2019 la justicia peruana ordenó 36 meses de prisión preventiva en una investigación por lavado de activos con agravante de supuesta pertenencia a organización relacionado al caso Lava Jato. Actualmente cumple arresto domiciliario en su residencia. |
La sucesión presidencial es solo una expresión simbólica de una crisis arraigada que corroe al sistema político peruano, atravesado por la corrupción y expoliación de los bienes públicos a favor de intereses corporativos privados.
La tesis del secuestro del Estado por grupos de poder económico (GPE) está documentada por diversos autores, en especial, a raíz de la develación del caso Lava Jato (2) en el que ODEBRECHT actuó coludida con empresas nacionales asociadas a los GPE.
El entramado de corrupción registra una fuerte influencia en las esferas política y judicial, y ha venido obstruyendo procesos de investigación en sintonía con agentes de la agrupación política liderada por Keiko Fujimori.
Las vicisitudes de la corrupción en el Perú se encuentran entronizadas en el proceso institucional político peruano. Una exhaustiva investigación marca un hito en la reflexión histórica nacional de este fenómeno.
Alfonso W. Quiroz en 2013 entregó una voluminosa obra: Historia de la corrupción en el Perú que rastrea los antecedentes de este fenómeno estructural en el proceso histórico peruano (3) cuyos nuevos capítulos sería necesario proseguir.
Hacia una nueva y auténtica democracia
El desafío que tenemos los peruanos/as de bien es pensar en que la crisis que sobrevendrá durante el nuevo gobierno puede ser una oportunidad para el protagonismo de las fuerzas populares, más allá de los partidos políticos.
Así lo advierte don Milciades Ruiz en el artículo en mención en el que sostiene que «habrá entonces un campo propicio para el protagonismo de las fuerzas populares. La rebeldía crecerá».
Y es que el escenario electoral es pesimista debido a que «los partidos políticos se han convertido en instrumentos del sistema, son exclusivos y excluyentes».
Los partidos han monopolizado el acceso al gobierno del país, cerrando el paso a otras formas de representación popular y es poco probable que busquen desmontar la herencia neoliberal, «una tarea patriótica pendiente».
Si el próximo gobierno no satisface las expectativas del pueblo, éste tendrá que «asumir su rol histórico (…) Tenemos que levantarnos de los escombros. Actuar en conjunto como lo hacemos ancestralmente, será la mejor estrategia en la lucha social».
«La minca política y el ayni en la lucha social, serán nuestras armas para salir de la desgracia, rompiendo las cadenas de un estado de derecho adverso».
Será necesario pensar en qué tipo de Estado democrático o tipo de no-Estado necesitamos para emanciparnos del vasallaje político que nos tiene anclados a un estado de cosas putrefacto y en descomposición.
El Estado burocrático y criollo construido desde las alturas debería dar paso a un Estado de cosas distinto donde el poder nazca desde las comunidades de base: campesinas, nativas, urbanas, que deberían ejercer plenamente su labor jurisdiccional.
El pueblo debe pensar en cómo construir una representación auténtica, popular, que articule las esferas productivas y territoriales y exprese la voz del pueblo en instancias y espacios de concertación y articulación desde las bases.
Lo cierto y real es que si no nos involucramos como población organizada de manera horizontal y desde abajo las soluciones duraderas no caerán del cielo o no serán las mejores.
La gobernanza territorial que nos puede sacar del atolladero histórico en que nos encontramos como nación frustrada está en despertar y encauzar las potencialidades de la diversidad.
Y esta diversidad se encuentra dispersa y es tarea de la juventud y las fuerzas vivas y sanas del país convocarlas en un proyecto común que vaya más allá de las elecciones y los partidos políticos.
¿Qué hacer el 11 de abril?
Quienes abriguen alguna ilusión de que es posible efectuar cambios políticos favorables tienen en la propuesta liderada por Verónika Mendoza una opción más equilibrada y amigable con el medio ambiente, con los derechos sociales y los pueblos indígenas.
La acompaña gente como Pedro Francke y José de Echave que tienen experiencia en el aparato público y saben de lo que hablan cuando proponen algo como parte del equipo de gobierno.
Los que eligen votar blanco o viciado enviarán una señal clara y firme de que esta democracia no nos representa, ya no engaña más al pueblo y como democracia-forma y democracia-comparsa llega a su fin.
Notas:
(1) Ver artículo de Milciades Ruiz "Pesimismo electoral" en https://www.servindi.org/14/02/2021/pesimismo-electoral.
(2) Son muy recomendables los trabajos de Francisco Durand como: La captura del Estado en América Latina. Reflexiones teóricas, PUCP – Oxfam, Lima, 2019 y Odebrecht. La empresa que capturaba gobiernos, Oxfam-Pucp, Lima, Perú, 2018.
De igual modo el libro del excongresista aymara Juan Pari Choquecota: Estado corrupto. Los megaproyectos del caso Lava Jato en Perú, editorial Planeta, Lima, Perú, 2017.
(3) Alfonso W. Quiroz: Historia de la corrupción en el Perú, Instituto de Estudios Peruanos (IEP) e Instituto de Defensa Legal (IDL), Lima, Perú, 2013. En enero de 2019 se realizó su novena reimpresión lo que evidencia su alto interés e impacto en el Perú.
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