Servindi, 1 de octubre, 2024.- La Amazonía, ese gran ecosistema vital para la humanidad y el planeta, enfrenta uno de sus momentos más críticos. Entre 1985 y 2023 más de 88 millones de hectáreas fueron deforestadas.
Las zonas deforestadas han visto un alarmante aumento en el uso de suelo para minería (1,063%), agricultura (598%) y ganadería (298%). El área de bosques perdida representa el 12.5% de su cobertura, un área casi tan grande como Colombia.
Así lo indican los datos generados por MapBiomas Amazonia, una iniciativa de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG).
Frente a las próximas cumbres de la COP16 y COP30, urge implementar políticas que fortalezcan el rol protector de los Territorios Indígenas y Áreas Naturales Protegidas para frenar la deforestación.
Frente a este escenario, nunca antes fue tan urgente fortalecer las políticas de conservación y restauración, así como el rol protector que cumplen los Territorios Indígenas y las Áreas Naturales Protegidas frente a la deforestación.
Según alertaron especialistas de la RAISG, la Amazonía sufre una transformación acelerada y muchos ecosistemas desaparecieron para dar paso a enormes extensiones de pastos, tierras agrícolas de soya, palma aceitera y otros monocultivos.
Las áreas deforestadas también se convirtieron en grandes cráteres de agua para la extracción de oro.
En el caso de la minería, la erosión del suelo no solo impacta en la cubierta forestal sino en el suelo fértil, lo cual vulnera su capacidad de recuperación y aumenta el riesgo de deslizamientos, además de todos los contaminantes.
Ya los bosques inundables se redujeron en 4.5 millones de hectáreas en los últimos 39 años. Su retroceso pone en serio peligro la abundancia y diversidad biológica de la Amazonía –sobre todo de peces– y, por tanto, la disponibilidad de alimento para las poblaciones aledañas.
Un panorama regional alarmante
El análisis incluye los 8 biomas de la Región Amazónica. El 71% de las pérdidas totales de bosques en la Amazonía ocurrió en el bioma Amazónico, el más grande de toda la región.
Dicho bioma está presente en los 9 países: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa.
El 23% se situó en la sabana tropical El Cerrado (Brasil); 4% en el bosque seco tropical Chiquitano (Bolivia); y 2% se dividió en los biomas bosque seco El Chaco (Bolivia-Paraguay), humedal Pantanal (Brasil-Bolivia), Tucumano-boliviano, así como en los Andes y Valles de Perú y Bolivia.
La RAISG considera 8.470.209 km² de territorio amazónico, correspondientes a la suma de las mayores extensiones territoriales considerando los tres criterios: biogeográfico, cuenca hidrográfica y límites político-administrativos, según las particularidades de cada país amazónico.
Los datos recopilados aplican a una región delimitada por: i) límites biogeográficos de la Amazonía en Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa.
Asimismo, ii) los límites de la cuenca amazónica en Ecuador, Perú y Bolivia y iii) la suma de los límites de la cuenca (Amazonas y Tocantins-Araguaia) y los límites administrativos de la Amazonía Legal en Brasil.
Esta área incluye las cuencas hidrográficas de los ríos Amazonas, Tocantins-Araguaia y Marajó (6.925.918 km²).
El rol crucial de los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas
A puertas de la COP16 de Biodiversidad en Colombia (octubre 2024) y con miras a la COP30 sobre Cambio Climático en Brasil (noviembre 2025), la RAISG considera estos dos años claves.
Este periodo es oportuno para que los líderes de los gobiernos y las entidades de incidencia implementen políticas de conservación y restauración más estrictas, a partir de estos focos de pérdida.
“Los principales desafíos son conservar las áreas intactas y de baja degradación, antes de alcanzar el llamado ‘punto de no retorno’ de la Amazonía; y sustituir las actividades actuales por otras que afecten menos al bosque” señala Karen Huertas, especialista de MapBiomas Amazonía.
“Y lo más importante: proteger las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y Territorios Indígenas (TI), que vienen actuando como barreras contra la deforestación y degradación” agregó Huertas.
Sólo el 6,5% de las formaciones naturales pérdidas en la Amazonía ocurrieron en Territorios Indígenas y Áreas Naturales Protegidas (6,2 millones de hectáreas de los 92,6 millones de hectáreas).
Mientras que el 93,5% restante (86,5 millones de hectáreas) se produjo fuera de estos espacios.
Esto sucede porque durante milenios, los pueblos originarios han sido los mejores conservadores del bosque, gracias a sus conocimientos y prácticas ancestrales.
Ellos les permiten consumir recursos de manera sostenible y otorgar a los suelos los descansos necesarios para su regeneración.
De igual modo, en las ANP se prioriza la estabilidad del bosque y resguarda los servicios que la Amazonía brinda a la humanidad: suministros de oxígeno, agua para consumo, alimento, biodiversidad y medicinas tradicionales.
A pesar de su invaluable aporte en la lucha contra el cambio climático, los pueblos indígenas viven bajo constante amenaza. Entre 1985 y 2023, sus territorios tuvieron pérdidas de 3.8 millones de hectáreas de bosques.
El avance de las áreas agropecuarias, de minería aurífera, de la tala ilegal y de los cultivos para el narcotráfico son algunas de las presiones sobre esos territorios.
Se trata de una situación que ha puesto en riesgo la seguridad de las comunidades locales y la vida de los líderes ambientales, a la vez que vulnera la diversidad cultural de los países.
Asimismo, durante el mismo periodo, las ANP perdieron más de 2.6 millones de hectáreas, principalmente en sus márgenes, a causa de la invasión de actividades agropecuarias.
De seguir esta tendencia, en unos años la Amazonía caminará a un proceso de sabanización y praderización irreversible.
La pérdida de bosques seguirá liberando grandes cantidades de CO2, que acelerarán aún más el calentamiento global y reducirán el hábitat de miles de especies.
Por muchos años, los gobiernos dieron la espalda a las comunidades indígenas, tradicionales y locales, que han sabido conservar los bosques, mejor que otros grupos humanos.
Pero, ahora es tiempo de cambiar esta realidad, a fin de frenar la devastación de la Amazonía, fortaleciendo sus derechos territoriales, su participación activa en las decisiones y su valiosa herencia cultural.
“Los gobiernos de los países amazónicos deben actuar de forma coordinada para contener el avance de las presiones y amenazas, como la deforestación, la minería y el narcotráfico, avanzar en alternativas económicas sostenibles y promover la restauración ambiental a escala regional”.
Así lo manifestó Angélica García, secretaria ejecutiva de la RAISG, quién agrega que la Declaración de Belém y la XIV reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la OTCA determinaron importantes caminos para la cooperación regional.
Uno de ellos es la Red Amazónica de Autoridades Forestales y la Red Amazónica del Manejo Integral del Fuego que deben ser efectuados con la participación activa de los pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes y tradicionales, finalizó.
Evento MapBiomas Amazonía
Para compartir información sobre la situación actual de la Amazonía y las acciones necesarias para protegerla, la RAISG desarrolló el evento “Por una visión integral de la Amazonía: 39 años de pérdidas de bosques y propuestas de conservación”.
Sobre RAISG
RAISG es la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, un consorcio de organizaciones de la sociedad civil de los países amazónicos orientados a la sostenibilidad socioambiental de la Amazonía, con el apoyo de la cooperación internacional.
RAISG genera y difunde conocimientos, datos estadísticos e información socioambiental geoespacial sobre la Amazonía, elaborados con protocolos comunitarios para todos los países de la región; facilita la visualización de la Amazonía en su conjunto, así como de las amenazas y presiones que pesan sobre ella.
RAISG es el resultado de la cooperación de ocho organizaciones de la sociedad civil que trabajan en seis países amazónicos: Bolivia (FAN), Brasil (Imazon, ISA), Colombia (Gaia), Ecuador (EcoCiencia), Perú (IBC) y Venezuela (Wataniba, Provita). https://www.raisg.org/
Sobre MapBiomas
MapBiomas surgió en Brasil como una iniciativa multi institucional que involucra universidades, ONG y empresas de tecnología con el fin de contribuir a la comprensión de las transformaciones del territorio brasileño a partir del mapa anual de cobertura y uso del suelo en Brasil.
Actualmente, esta red reúne a más de 70 instituciones de América Latina e Indonesia en siete iniciativas y catorce países comprometidos con la generación de datos, métodos, herramientas e información que orienten la conservación y la toma de decisiones en torno a los recursos naturales.
Las herramientas desarrolladas por la red MapBiomas para todas sus iniciativas presentan información generada con una resolución espacial de al menos 30 metros.
Los datos se procesan utilizando algoritmos de clasificación automática a través de la información en la nube de Google Earth Engine: http://mapbiomas.org/
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