Se proclama "una vida sin violencia" y para disminuirla se han realizado campañas, foros, conversatorios y encuentros. Sin embargo, el sentido del más fuerte continua vigente. El esquema mental de la sociedad es compleja y difícil de regenerarla. Los prejuicios sociales, raciales y de género están bien enraizados dentro de una cultura dominante.
La violencia tiene su origen en el mismo momento de la invasión europea del Abya Yala (América), asesinatos, genocidios culturales hacia los pueblos de América considerándolos inferiores, salvajes, sin alma; a quienes se les tenía que enseñar y realizar una gran cruzada para "civilizarlos" Junto con esta violencia se produjo la violación feroz de las vírgenes del sol y las demás mujeres, reduciéndolas a objetos sexuales y de reproducción biológica, producto del cual tenemos una sociedad machista y discriminadora. Este fue el primer aspecto negativo que heredamos de los invasores, que muchas veces despreciando al indígena se vanaglorian en vano. En este doloroso hecho participaron todos, civiles, militares y eclesiásticos.
Guamán Poma de Ayala en su obra "Crónica y Buen Gobierno" describe la violación de una mujer indígena en una plaza pública por parte de los curas, obispos, corregidores y virreyes, actos terribles perpetrados en vista y presencia del esposo y de los suyos. Como podría haber lastimado el alma y los sentimientos de los compañeros indígenas acostumbrados a respetar y a venerar a la mujer?
La mujer en el tahuantinsuyo gozaba de consideración y respeto porque constituía parte esencial para la reproducción social, cultural y biológica. La mujer era el centro de la organización política, administrativa y económica y por esa función tenía sus ritos y ceremonias en el Coya raimi, al igual que el Capac raimi. La mujer era el símbolo de la pachamama, sin ella no había producción ni reproducción cultural y organización política.
De ahí nace el símbolo: mujer/tierra, mujer/semilla y mujer/madre, metafóricamente comparadas a madre/tierra y tierra/vida. En la concepción indígena, el concepto de equilibrio era fundamental, sin el cual se producía malestar, enfermedades, destrucción. Por tanto, la balanza vital era hombre /mujer como un TODO. En nuestra lengua quichua "TUCUIMI CARI HUARMI CAN" Este concepto de equilibrio se extendió a también a la relación del hombre con la naturaleza para vivir en armonía.
Esta filosofía fue abruptamente destruida y suplantada por una nueva con sentido dominante. Y de ahí que el concepto machista y discriminatorio tenga un peso histórico contra el cual tenemos que luchar y tratar de encontrar un camino justo y equitativo. En esta lucha diaria contra la discriminación, el control y poder del masculino, la mujer indígena tiene que librar la peor parte. Tiene tres barreras que saltar: discriminación racial, cultural, de género y la de mujer a mujer. (la mujer urbana, ciudadana, noble) . De ahí que, el mensaje "una vida sin violencia" un derecho de todos es una máscara social, ni en filosofía y peor en la práctica llega todavía a los sectores más vulnerables y humillados. Todas debemos comprometernos a que las campañas sobre nuestros derechos como mujeres, trabajadoras y madres sean aprehendidas por las que más sufrimos, a fin de que la mujer ciudadana no hable sola a nombre de las excluidas, sino que la mujer indígena también rompa el silencio y tome la palabra negada por siglos.
* Profesora del Centro de InvestigacionQuipucamayuc en Cuenca,Ecuador, quipucamayuc@hotmail.com
www.quipucamayuc.com
Fuente: Ecoportal.Net
Comentarios (1)