Los indígenas de tierras altas y bajas -reunidos en la Cumbre Social por la Asamblea Constituyente, en Santa Cruz de la Sierra, entre el 15 y 17 de febrero- consensuaron finalmente en una propuesta de Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, que será presentada esta semana al Congreso, y que plantea adherir a la propuesta del MAS 16 asambleístas indígenas de tierras altas y 16 de tierras bajas, ambos designados por usos y costumbres y garantizando el equilibrio de género.
Además, se ha planteado la necesidad de impedir, en la Ley de Convocatoria, que los que han sido diputados, senadores, ministros o alcaldes puedan postular como candidatos a constituyentes. Mientras, el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, propone la elección de 3 asambleístas por cada una de las 70 circunscripciones del país (territorios de división censal establecidos según la división política y administrativa de Bolivia).
Los pueblos indígenas del país, articulados en un Pacto de Unidad, haciendo un análisis profundo han concluido que son necesarios cambios que permitan una participación indígena con asambleístas elegidos a través de usos y costumbres, y no por voto directo. Las razones de esta propuesta son obvias: los pueblos indígenas no cuentan con estructuras político partidarias que les posibiliten tener representación, de darse el camino electoral cerrado de “un voto = un ciudadano”.
Hace apenas una semana el flamante presidente de Bolivia, Evo Morales ha presentado al Congreso Nacional la propuesta del Poder Ejecutivo para convocar a la Asamblea Constituyente. Las reacciones han sido inmediatas en muchas de las organizaciones vivas de la sociedad boliviana. El MAS, ahora partido oficialista, ha defendido su propuesta argumentando que los pueblos indígenas no necesitan representaciones especiales, porque ahora en Bolivia se ha reconocido el peso político indígena, expresado en la victoria del MAS en las elecciones nacionales de diciembre - 2005.
Mientras tanto, otros sectores políticos y sociales del país, la mayor parte de ellos conservadores, han presentado al Congreso sus propuestas de Ley de Convocatoria, cada uno de ellos tratando de llevar la mayor cantidad de agua a su molino. El Congreso ha recibido 20 propuestas distintas que deberá analizar y consensuar.
El consenso de la Cumbre también ha sido categórico en el rechazo al referéndum vinculante sobre autonomías, actual bandera de lucha de los sectores más conservadores del oriente boliviano. Para los pueblos indígenas y organizaciones sociales, la Asamblea Constituyente debe ser el marco en el que se definan los principios y atribuciones de las autonomías departamentales, municipales e indígenas, sin afectar la unidad del país y garantizando el beneficio de los recursos naturales para el pueblo boliviano: “rechazamos totalmente la posibilidad de que ese centralismo de las oligarquías se reproduzca, ahora bajo el disfraz de las autonomías departamentales” enfatiza el documento de conclusiones de la Cumbre.
Entre varios puntos expresados en las conclusiones de la Cumbre se destacan: la oficialización de los idiomas originarios de Bolivia y su uso obligatorio en la administración pública y sistema educativo nacional; la conformación de un Poder Legislativo uni-camaral con representación territorial; la creación de un Concejo Nacional de Pueblos Indígenas; la organización de regiones pluriculturales en contraposición a la actual división política de 9 departamentos; la imperativa necesidad de consulta previa y consenso con el pueblo respecto a los tratados de libre comercio; la determinación del agua como un bien social, de propiedad del Estado, que no debe ser privatizado como objeto de lucro. Todos ellos temas claves que deberán definirse en la Asamblea Constituyente.
Vale enfatizar también el reconocimiento y respaldo que la Cumbre le ha dado al proceso de construcción colectiva basada en la demanda histórica del pueblo indígena guaraní para la creación del décimo departamento del país: El Chaco, en cuyo territorio yacen las principales reservas de gas de Bolivia.
Encontrar consenso para estos puntos no ha sido nada fácil pues tanto en tierras altas como bajas las visiones y propuestas son diferentes, así como diversa es la composición social del país. A momentos pareciera ser que la diversidad, tan jactada por algunos, es más bien el marco de desencuentros de una sociedad boliviana tremendamente compleja y tristemente fragmentada.
El país parece dirigirse a un inminente nueva “guerra de oídos sordos” entre posiciones antagónicas a escala nacional. Pareciera también que la era Evo Morales está a las puertas de sus primeros conflictos, a tan solo un mes de haberse sentado en la silla presidencial. ¿Cuáles son las posibilidades de salir de este inminente empantanamiento? La respuesta radica en la capacidad de escuchar diferentes puntos de vista, proponiendo soluciones equilibradas, siempre con el apoyo de las leyes vigentes bajo el brazo.
Ante ello, ha quedado clara la intención de las organizaciones sociales e indígenas de Bolivia, de resolver sus diferencias con otros sectores y plantear sus demandas siempre por vías de diálogo y paz.
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*Bernardo Ponce es Asesor de Información e Incidencia del Programa Sudamérica de Ibis Dinamarca, con sede en la Paz, Bolivia. Su correo es bp@ibisur.org El sitio en español de Ibis es: http://ibis.dk/sa y en inglés: http://www.ibis.dk/uk
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