Brasil: ¿Alternativas a la desintegración?, por Leonardo Boff

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 Leonardo Boff, teólogo brasileño*

Altercom, 17 de enero de 2006.- El funcionamiento autónomo de la economía capitalista llevada a nivel mundial tiende a realizar la profecía de Marx: destruir sus dos fuentes de riqueza, que son la naturaleza y los seres humanos. Para universalizar su proyecto necesitaría otras tres Tierras iguales a ésta. Como eso es imposible, sigue acumulando sólo para sí, creando desigualdades crecientes y devastando la naturaleza. ¿Qué alternativas se presentan? En la reflexión mundial circulan algunas visiones que vamos a referir.

La primera es intrasistémica, el social-liberalismo o neokeynesianismo. Éste acepta la lógica del mercado como motor de la economía, pero procura regularlo, para disminuir sus efectos perversos. Es una solución contradictoria, pues la esencia del mercado es no tolerar ningún límite. Sería como pedir al lobo que dejara de devorar a las ovejas.

La segunda es el ecosocialismo. Tiene amplias posibilidades a condición de incorporar en su análisis no sólo la consideración de lo social, de las clases y de los conflictos, sino también la base biológica de los problemas. Es importante abrirse al nuevo paradigma, derivado de la nueva cosmología, que muestra el proceso evolutivo universal dentro del cual surge la vida, y al ser humano como cuidador y guardián de la Casa Común. Purificado de sus desvíos históricos, está renaciendo como nueva promesa mundial, que era su vocación original.

La tercera alternativa es el poscapitalismo. Éste procura redefinir el sentido de la economía, ya no como actividad destinada a la acumulación ilimitada, sino como producción de los bienes necesarios a la vida. Su función sería crear las bases materiales para el bienestar físico, cultural y espiritual del conjunto de los seres humanos. En realidad se trata de un intento de rescatar el sentido clásico y etimológico de la economía. La cuestión es cómo llegar a eso, pues implicaría negar la dinámica de la economía vigente, que en modo alguno acepta autonegarse. Es una utopía necesaria, pero en el actual cuadro político y social resulta prácticamente irrealizable, por ilusoria.

La cuarta alternativa es la de la Carta de la Tierra. Ésta parte de una opción radical por la vida y por la Tierra. La nuestra es una Sociedad de Crecimiento Industrial exponencial que hace de la Tierra un cajón de suministros y contenedor de basura al mismo tiempo, poniendo en peligro el futuro de la especie humana. Si queremos sobrevivir, tenemos que inaugurar la Sociedad de Sustentación de toda la Vida. Ésta se mueve dentro de la capacidad de apoyo de la vida regional y planetaria, tanto en los recursos que consume como en los residuos que produce. Su propuesta es «por un modo de vida sostenible» en todos los niveles. Esta alternativa representa la utopía real necesaria, es decir, la visión que mejor sintetiza las aspiraciones colectivas. Su concretización apenas ha comenzado, pero está cargada de promesas.

En todas partes del mundo hay grupos, iniciativas y formas de producción que, conscientemente, colocan la vida y la Tierra en el centro de sus preocupaciones. Si el desastre que prevemos ocurriera, serán éstos los que tendrán la ciencia necesaria y la experiencia acumulada para continuar el proyecto civilizatorio humano sobre otras bases más esperanzadoras para la vida y para la humanidad. De ahí la importancia de que su número crezca.

La vida humana durante el proceso evolutivo pasó por terribles crisis que casi exterminaron la especie, principalmente en las grandes glaciaciones, pero siempre sobrevivió.

Ojalá esta vez no sea diferente.

Fuente: Altercom, Agencia de Prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad: www.altercom.org/article133753.html

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¿Quién es Leonardo Boff?

Leonard Boff (n. 1938) es un teólogo, filósofo y escritor nacido en Concórdia, Estado de Santa Catarina, Brasil, conocido por su apoyo activo a los derechos de los pobres y excluidos.

Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo Gutiérrez.

En 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el cardenal Joseph Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) lo silenció por un año por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, donde criticaba a la la Iglesia Católica Romana.

Estuvo a punto de ser silenciado de nuevo en 1992 por Roma, para evitar que participara en el Eco-92 de Río de Janeiro, lo que finalmente lo llevó a dejar la orden franciscana, y el ministerio presbiteral.

Ha trabajado como profesor en los campos de teología, ética y filosofía en Brasil, además de conferencias en muchas universidades en el extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Louvain, Paris, Oslo, Torino.

Boff ha escrito más de 100 libros, traducidos a muchos lenguajes del mundo. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood.

Fuente: Wikipedia 

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Comentarios (2)
Fernando García... (no verificado) Jue, 19/01/2006 - 10:33
Excelente artÃculo de este pensador. Simplemente quisiera agregar que la cuarta alternativa que identifica frente a la desintegración y que resume en la propuesta de "por un modo de vida sostenible" no es en sà una utopÃa real necesaria sino que en algunas partes del mundo hay pueblos que han vivido con este principio. Estos pueblos son por ejemlo los pueblos indÃgenas amerindios. Hasta ahora, en los espacios de autonomÃa que tienen en su poder, siguen practicando este principio en todos los niveles de sus vidas como sociedades. Lo que sucede es que las sociedades pretendidamente "desarrolladas" no le han prestado la atención necesaria y cuando lo han hecho ha sido para alabar a estos pueblos como "humanos exóticos" o "indios buenos" o simplemente como grupos interesantes que producen artesanÃas u objetos de museo "neoindigenistas". No se considera a estos pueblos como pueblos creadores de alternativas para evitar la desintegración del planeta y de la humanidad.
Patricia Patrón... (no verificado) Sáb, 21/01/2006 - 17:06
Mientras se respeten las libertades de todos, si no somos capaces de decidir qué es lo que mejor nos conviene, las consecuencias de ello solo nos deben perjudicar a nosotros mismos. Que pena que los hechos históricos demuestran lo contrario. No se debe imponer núnca nada a nadie, ni nadie a nada. Viva la libertad de pensamiento!
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