Por RAP-AL
24 de enero, 2010.- Los resultados de los sistemas de cultivo del instituto de Rodale, Farming Systems Trial (FST) de Estados Unidos, han demostrado que los sistemas orgánicos regeneradores de la agricultura convencional reducen en forma significativa las emisiones de dióxido de carbono, gas muy importante de efecto invernadero.
El estudio que comenzó en 1981 como un experimento agronómico diseñado para comparar sistemas de cultivos orgánicos y convencionales, han revelado que el suelo con producción orgánica puede acumular más de una tonelada (1.135 kilos) de carbono por hectárea (1000 libras por acre).
Estos datos colocan la agricultura orgánica en un rol importante en el esfuerzo para retardar el cambio de clima y disminuir los gases de efecto invernadero.
La agricultura orgánica además de absorber cantidades importantes de dióxido de carbono, utiliza cerca de un 75% menos de energía fósil que la que se usa en los sistemas agrícolas convencionales.
De acuerdo a los estudios del FST en colaboración con David Pimentel, Ph.D. de la Universidad Cornell, esto se traduce en menos emisiones de gases de efecto invernadero durante el proceso de adaptación que realizan los granjeros de una producción convencional a la orgánica.
La agricultura orgánica además de ser un importante absorbedor de dióxido de carbono y de ser menos dependiente en el uso de combustibles fósiles, tiene implicaciones de largo plazo para la agricultura global, calidad del aire, agua y suelos.
La agricultura convencional ha contribuido al cambio climático a través de la utilización de combustibles fósiles con el uso de maquinaria y fabricación de agrotóxicos y fertilizantes y a través de la degradación del suelo y la consiguiente liberación de dióxido de carbono.
La adopción de la agricultura orgánica es una oportunidad para que los productores contribuyan a mitigar el cambio climático y para sobrellevar los efectos que éste ha causado y causará en la agricultura.
Los porcentajes de producción y cosechas
Las cosechas obtenidas en sistemas de producción orgánica y sistemas convencionales son comparables porcentualmente y en años secos las cosechas han demostrado que los suelos de producción orgánica tienen una capacidad mayor de retener agua.
Estudios como estos existen en distintos regiones del mundo y todos ellos concluyen que la agricultura orgánica ayuda por un lado a mitigar el cambio climático, y por el otro protege los ecosistemas, no contamina el medio ambiente, ni tampoco afecta la salud de las personas que allí trabajan.
Además, este tipo de agricultura posibilita al productor y a su familia continuar en sus predios conservando y mejorándolos y de esa manera aprovecha al máximo los recursos de los que dispone y gana independencia respecto a los mercados de agrotóxicos, semillas híbridas y transgénicas y otros supuestos avances tecnológicos.
Uruguay y la agricultura orgánica
Tanto a nivel mundial como en el Uruguay, existe gran preocupación por los impactos resultantes del cambio climático. A nivel de producción agropecuaria, uno de los sectores más perjudicados es y será el de los pequeños productores.
Nuestro país apuesta a ser un país productivo; este proyecto país debería involucrar la promoción de la producción orgánica, elaborando políticas de apoyo a nivel de los productores familiares.
De esa manera, el país se comprometería no solo a mitigar los cambios climáticos, sino también a proteger nuestros suelos, recursos hídricos, alimentación y salud de la población y por ende el porvenir de las futuras generaciones.
----
Fuente: RAPAL Uruguay / Environmental Benefits of Organic Agriculture: http://www.beyondpesticides.org/organicfood/environment/index.htm - Recibido de Biodiversidad en América Latina y el Caribe: http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/53968
Comentarios (4)