Buenos Aires, 29 de octubre de 2005.- Los emergentes históricos de los pueblos son como los ríos subterráneos donde convergen otros ríos y en un momento determinado se unen al gran caudal y surgen a la superficie. Cambian el curso, transformando la realidad y la vida. Estamos en esa etapa histórica de transformar la realidad impuesta de dominación, del pensamiento único del neoliberalismo, de la crueldad contra los pueblos, el saqueo sin piedad de los recursos, la destrucción de la biodiversidad, del avasallamiento contra los pueblos originarios, el aumento de la pobreza y las continuas violaciones de los derechos humanos.
La III Cumbre de los Pueblos es un espacio de reflexión y propuestas de construcción y unidad continental, en defensa del derecho de los Pueblos a su soberanía, identidad cultural y autodeterminación. Promueve lanecesidad de cambios estructurales y sociales, basados en la diversidad cultural y la unidad de los pueblos a nivel continental como así también en el rechazo a las dominaciones. Muchos de los males que sufren los pueblos, no se podrían hacer sin la complicidad de gobiernos que se someten a las políticas impuestas por el FMI, el BM y el gobierno de los EE.UU. Políticas como el ALCA y los demás tratados de libre comercio; la militarización del continente y el establecimiento de bases militares de los EE.UU. en sus países; el Plan Puebla Panamá, el Plan Colombia y el ingreso de tropas norteamericanas como en Paraguay, donde además se instala una oficina del FBI para el control de la Triple Frontera y para generar tensiones y conflictos con el pueblo de Bolivia y toda la región.
Dentro de esa escalada de dominación, Haití es uno de los ejes de la imposición militarista con el envío de tropas extranjeras por la ONU, que ascienden a 7400 efectivos militares en el país más empobrecido de todo el continente. Entre los efectivos militares se encuentran soldados de países latinoamericanos que han avalado el
golpe de Estado. Haití no necesita fuerzas armadas sino médicos, maestros, equipos técnicos para la vida y el
desarrollo. La III Cumbre de los Pueblos seguramente rechazará las continuas amenazas e intento de golpe de
Estado contra el gobierno de Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
En el mismo espíritu, rechazará y denunciará el bloqueo de más de 45 años contra el pueblo hermano de Cuba, impuesto por los EE.UU. en forma unilateral y violando las resoluciones de las Naciones Unidas sobre el derecho del pueblo cubano a su soberanía y autodeterminación. Denunciará las políticas del FMI, del Banco Mundial y de las demás instituciones financieras multilaterales, que buscan imponer a los países de América Latina y el mundo sus proyectos de privatizaciones y pago de la Deuda Externa ilegítima, inmoral e injusta, pagada ya muchas veces. Políticas que obligan a continuar pagando, incluso a los países más pobres y necesitados como Haití, generando así más hambre, destrucción y exclusión social.
Denunciará además a los gobiernos que han negociado acuerdos bilaterales con los EE.UU. que llevarán a la
quiebra a los pequeños y medianos productores, rurales e industriales, consecuencia de los subsidios de ese país a sus productores que provocarán más hambre, pobreza y exclusión social. Sería importante que la III Cumbre de los Pueblos también reclame la inmediata investigación sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por George W. Bush, Presidente de los EE.UU. de Norteamérica y sus aliados Tony Blair, Primer Ministro de la Gran Bretaña y de Silvio Berlusconi , Primer Ministro de Italia, responsables de invadir y masacrar a los pueblos de Irak y Afganistán. Que se investigue la situación en la base militar de los EE.UU. en Guantánamo, Cuba, donde se tortura, asesina y somete a los prisioneros a tratos crueles, inhumanos y degradantes, que ofenden a la humanidad.
Hoy la gran potencia pretender avalar las atrocidades cometidas en violación de los Pactos y Protocolos
internacionales y resoluciones de las Naciones Unidas, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La ONU debe actuar antes que sea tarde, evitando mayores males a la humanidad. Es necesario y urgente que la OEA como organismo continental inicie una reforma profunda de su estructura. Debe actuar en forma equitativa y justa y no bajo presiones de los EE.UU., poniéndose al servicio de los pueblos. Las organizaciones y movimientos sociales que se encontrarán en la III Cumbre de los Pueblos rechazan todo tipo de terrorismo, provenga de quien provenga. Reclamamos nuestro derecho a la autodeterminación y la soberanía. Reclamamos a nuestros gobiernos coherencia y unidad continental, fortaleciendo las alianzas regionales a fin de encontrar conjuntamente solución a los graves problemas que afectan la vida de nuestros pueblos, como la permanente concentración y extranjerización de la riqueza, el saqueo y apropiación de nuestros recursos y la mercantilización de todo, incluyendo la vida misma.
Demasiado menudo, la única respuesta que tienen los gobiernos para enfrentar los reclamos y protestas sociales es la represión; desde la III Cumbre de los Pueblos les reclamaremos y les exigiremos estar al servicio de los pueblos y no del capital financiero que privilegian por sobre el capital humano y el derecho de los pueblos.¡Escuchen el clamor de los Pueblos!, que día a día surgen con mayor fuerza y unidad continental y se asumen como protagonistas de sus propias vidas y constructores de su propia historia.
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Biografía de Pérez Esquivel
Nació el 26 de noviembre de 1931 en Buenos Aires, Argentina. Estudió Arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de La Plata, se desempeñó como docente por 25 años y en 1971 comenzó a involucrarse en movimientos que luchan por la paz y la justicia.
En 1973, fundó el periódico Paz y Justicia que pronto se convirtió en la cumbre del movimiento pacifista y de defensa de los Derechos Humanos en el área de influencia latinoamericana, y el “Movimiento Ecuménico Paz y Justicia” con diversos grupos cristianos. Dos años más tarde, participó en la creación de la “Asamblea Permanente por los Derechos Humanos”.
A partir de 1976 se dedicó a viajar por el mundo y a diseñar programas de ayuda y desarrollo para comunidades indígenas latinoamericanas, movimientos obreros y otros grupos de personas necesitadas. Durante 1977 y 1978 estuvo preso en Argentina por la dictadura militar del presidente Videla y durante ese período de prisión recibió el Premio Memorial de Paz Juan XXIII otorgado por la Pax Cristi Internacional.
En 1980 se le concedió el Premio Nobel de la Paz por su lucha en favor de los Derechos Humanos y al poco tiempo fue designado miembro del comité ejecutivo de la Asamblea Permanente de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos.
Pérez Esquivel ha contribuido con numerosas misiones internacionales, como "Barco por la Paz a Nicaragua", "Barco por la Solidaridad a Polonia" y campañas de resolución de conflictos en Sudáfrica, Afganistán, Oriente Medio y Tíbet, entre otras.
Entre sus innumerables trabajos literarios se destaca "Caminando Junto al Pueblo (1995)", donde cuenta sus experiencias en la lucha por el ideal de la No-Violencia en América Latina.
En la actualidad, Esquivel dedica su tiempo a la Fundación Servicio, Paz y Justicia (SERPAJ) y al Proyecto Aldea Niños para la Paz que atiende a numerosos menores en estado de riesgo social.
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