Por Cristian Roca Roggero
14 de octure, 2011.- La globalización no es un fenómeno moderno. De hecho, solo se asocia con la idea de modernidad en tiempos recientes. Según Serge Gruzinski se trata de un proceso de matriz occidental que arranca con la expansión de los imperios ibéricos, “una expansión contínua de la dominación militar, política y económica, una sucesión ininterrumpida de descubrimientos y hallazgos, una acumulación de nuevos saberes e información de todo tipo y origen, la puesta en circulación de objetos, mercancías, creencias.
Además de desarrollarse en una escala planetaria, el movimiento se apoderó de todos los sectores de la actividad humana (…) con el afán de moverse, conquistar, conocer y dominar, que propició una movilización apasionada que nada podía contener.”
Ese proceso movilizó a élites, pero arrastró consigo también a mano de obra esclava, arrancada de sus tierras africanas, y a pícaros y buscavidas capaces de todo. Se produjo entonces, y como consecuencia de todo ello, “un gran colapso demográfico, entre la población americana de hombres y mujeres y entre la flora y fauna nativa, con la consiguiente variación del paisaje y reordenamiento ecológico. Enfermedades nuevas para las que los americanos no estaban preparados (gripe, viruela, sarampión, tuberculosis, malaria, parásitos intestinales, peste, cólera, tifus, fiebre amarilla) diezmaron a una parte de la población desde el primer momento.
A estas epidemias les siguieron las guerras, la sobre explotación de mano de obra (como en las minas, la mita y las encomiendas), la reorganización del territorio y de sus habitantes que desestructuró las relaciones sociales originarias y generó la ruptura de patrones culturales que estaban naturalmente ligados a las formas tradicionales de relación con la tierra, entre otras.
Llegaron además otros males bajo la forma de animales domésticos y algunas plagas. Entre estos se incluye caballos, vacunos, ovejas, cabras, puercos y asnos, pero también ratas, ratones, pulgas, piojos" (1).
Asimismo trigo, cebada, legumbres europeas, caña de azúcar y algunas frutas. Estas especies introducidas produjeron la variación de flora y fauna más grande de la historia, pues ocuparon nichos ecológicos vacíos o desplazaron a las especies nativas, al implantarse intensa y forzadamente. El impacto en los hábitats nativos fue tremendo, puesto que constituyó una nueva cadena trófica de origen antropogénico, como resultado del desplazamiento de las especies nativas. Ello produjo el agotamiento de los pastos y suelos por el sobrepastoreo y el desplazamiento de la fauna nativa por depredación o por competencia (2).
Esto generó, además un proceso de imposición de pensamiento único -el occidental- y además una sola historia, la de los vencedores de la conquista:
“la historia es un privilegio de la modernidad europea, y para tener una historia hay que dejarse colonizar, es decir, dejarse dominar, voluntariamente o no, por una perspectiva de la historia, la vida, el conocimiento, la economía, la subjetividad, la familia o la religión moldeada por la historia de la Europa moderna, que ha sido adoptada como modelo oficial, con leves modificaciones, por Estados Unidos" (3).
En suma la globalización, que se escuda en la promoción del concepto de modernidad, es por eso mismo expresión actual del proceso colonizador iniciado hace poco más de quinientos años.
Eso es lo que vivimos, transformado todo en sentido común, al extremo que resulta muy difícil separar preconceptos occidentales de la realidad circundante, tan afirmados, que presumen como natural cualquier artificio signado bajo la consigna del progreso, sin mayores objeciones.
La colonización, en esencia, no ha variado en su definición, solo en la apariencia, y en el nombre. La gran acumulación de riqueza de los países dominantes de Occidente, produjo en ellos una gran explosión de ingenios de guerra y de comunicaciones, de banca y de finanzas, capaces de ser mercancía y capaces de afirmar el predominio sobre las zonas proveedoras de bienes necesarios para la mantención de esa expansión original: hoy vivimos el hecho histórico inédito de un proceso civilizatorio, que ha logrado imponerse a la mayor parte de toda la humanidad.
Y lo ha hecho bajo las formas sutiles de la ideología religiosa, de la estandarización de costumbres y modos, del fortalecimiento tecnológico incluyendo el de las comunicaciones, de la mercantilización de todo ello, al tiempo que se relega al rango de lo exótico y del folklore (también a la venta) todo aquello que le es diferente.
Vaciando incluso el sentido de los conceptos (libertad, democracia, sostenibilidad, desarrollo, etc. son apenas piezas de uso retórico), y dotándose de nombres prestigiosos que el sentido común generalizado no se atreve siquiera a cuestionar: progreso, desarrollo, globalización.
En 1963, el presidente Fernando Belaúnde llegó a la presidencia de la República bajo el lema: “La conquista del Perú por los peruanos” que, traducido, significaba que era la hora de solucionar los problemas atávicos del país, conquistando la selva amazónica olvidada y casi sin habitantes.
Para ello propició la primera gran carretera de penetración en la Amazonía, desde la costa, llamada entonces Carretera Marginal de la Selva (hoy Carretera Fernando Belaúnde Terry). No era importante -ni parece serlo ahora, pues la muerte de miles de indígenas Nahua Kugapakori en torno al yacimiento de Camisea no conmueve a nadie- la existencia desde hace miles de años de naciones indígenas que habitaban armónicamente los bosques húmedos de la Amazonía, y al contrario parte de la tarea de conquista propiciada por el presidente Belaúnde, era la de llevar progreso a estas comunidades que de hecho, tanto no querrían esto, que recibieron a flechazos al señor presidente que tuvo que trepar rápido a su helicóptero, la primera vez que quiso visitar el inicio de los trabajos de la obra que propició.
Se repitió, una vez más, el proceso globalizador, continuó en su expansión, esta vez en manos de los criollos y mestizos que habían asumido la idea expansionista occidental y la costumbre de seguir exportando para avituallar a los países europeos y también a los Estados Unidos, y todos los que estuvieran en esa carrera de desarrollo lineal, capaz de considerar que los recursos del planeta son infinitos.
La consecuencia fue la misma que durante la primera oleada (y todas las que siguieron paulatinamente): mientras se va destruyendo bosque, los indígenas pierden la posibilidad de proveerse de alimentos de caza y pesca, y de una vida plena pasan a la dependencia de los mercados globalizados, que son caros, lejanos para sus posibilidades, y súbitamente se convierten en pobres.
La resistencia de Bagua fue una importante reacción ante este proceso devastador, por parte de una de las naciones indígenas amazónicas más guerreras, los Awajún y Wampís, gravemente satanizada por los medios de prensa parametrada por la ideología globalizadora del progreso lineal, estandarizado.
Ese proceso tan antiguo ya, vemos que se repite continuamente. Sin embargo, como perro que se muerde la cola, la globalización a veces proporciona instrumentos que pueden ser usados en forma contradictoria: es así que las nuevas tecnologías de la información -al ser asumidas, incorporados, controlados por los pueblos avasallados, terminan siendo apropiadas (según expresión del Amauta José María Arguedas) por los pueblos colonizados- y por ello se han convertido en mecanismos de expresión y difusión alternativa de sus puntos de vista y de sus luchas y culturas.
Notas:
(1) Texto de actas del congreso internacional “Passeurs, mediadores culturales y agentes de la primera globalización en el mundo ibérico, siglos XVI-XIX” – Scarlett O’Phelan Godoy y Carmen Salazar Soler (editoras) – Instituto Francés de Estudios Andinos y Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima 2005
(2) En “Notas sobre la Historia Ecológica de la América Latina” por N. Gligo y J. Morillo – Rev. Estudios internacionales No. 49 – enero-marzo 1980 – Santiago de Chile
(3) En “La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial.” Poe Walter D. Mignolo – Edit. Gedisa, Barcelona 2005
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Fuente: Perú al día: http://www.perualdia.net/pad/index.php?option=com_content&view=article&id=5157:la-globalizacion-historia-pasada-actual-y-resistencias&catid=35:cultural&Itemid=50
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