14 de octubre, 2011.- La reciente aprobación de la Ley sobre Consulta Previa a los Pueblos Indígenas, ha dado paso a un intenso debate jurídico en torno a los diferentes aspectos y partes de la ley. Sin embargo, poco o nada se ha dicho, acerca de la comprensión y el análisis de la identidad étnica de los pueblos indígenas
, desde la perspectiva de las ciencias sociales y teniendo en cuenta los estudios que se han realizado al respecto y el contexto social y político actual.
Este análisis, no sólo es necesario para enriquecer y complejizar el debate actual, sino también para contribuir a la implementación de los procesos de consulta que se tendrán que llevar cabo dentro de pocos meses en el país.
Algo sobre lo que existe cada vez mayor consenso en las ciencias sociales, es la comprensión de la identidad étnica como resultado de un proceso de construcción. Esta constatación comenzó a cobrar fuerza a partir del concepto de “boundaries” (Fronteras culturales) (Barth, F. 1976). Desde esta perspectiva, se planteaba que las características étnico culturales, se hacen más visibles cuando las relaciones y las interacciones entre los grupos o colectividades son más fluidas y no cuando los grupos permanecen “aislados”, “puros” y sin contacto.
Esta manera de entender la etnicidad, marco una inflexión fundamental en los estudios que se realizaban hasta el momento. Los rasgos característicos de las identidades de los pueblos indígenas, lejos de ser fijos, invariables e intrínsecos, son producto de las fronteras culturales construidas a partir del contacto que establecen los grupos o pueblos. Cuando hay interacción y contacto entre los pueblos, es cuando los “marcadores simbólicos” que los caracterizan, se hacen más visibles y las diferencias culturales se perciben mejor.
Pero así como las interacciones sirven para afirmar la identidad de los pueblos, también facilitan el intercambio de elementos y datos culturales que son incorporados selectivamente y luego reprocesados, antes de pasar a formar parte de la identidad de un pueblo. Es decir, el intercambio puede servir para afirmar la identidad pero también para alimentarla o complejizarla con nuevos elementos. Un error frecuente, relacionado con lo mencionado anteriormente, es pensar que la incorporación o la aparición de nuevos rasgos en la identidad de un grupo o pueblo, es suficiente para que este pierda su identidad étnica y por lo tanto de deje de ser indígena.
Más común aún, es el error de creer que, cuando los miembros de un pueblo indígena acceden a elementos característicos de la sociedad occidental y hace uso de ellos (teléfono móvil, internet, viajar en avión a otros países etc.) ya no debe ser considerado indígena.
La época de globalización que actualmente vivimos, caracterizada entre otras cosas, por la intensificación de los contactos y las interacciones entre los pueblos y entre estos y la sociedad occidental dominante, es propicia para el resurgimiento y la reivindicación de identidades étnicas. Pero es fundamentalmente, el contexto sociopolítico de las últimas décadas, marcado por la confrontación y la lucha de los pueblos indígenas por sus derechos, lo que hace que las identidades étnicas, adquieran una importancia especial.
Es en estos espacios, donde la identidad étnica, pasa a ocupar un lugar central en las agendas políticas de los pueblos indígenas y al hacerlo se convierte en un elemento estratégico para hacer conocer sus demandas, incidir políticamente y abrir procesos de diálogo con la finalidad de alcanzar beneficios políticos (Widmark, Ch. 1999; Koonings, K.; Silva, P., 1999).
Sin embargo, esto no debe llevarnos a una conclusión equivocada respecto a la identidad étnica de los pueblos indígenas y afirmar que al ser parte de una estrategia, entonces su contenido y los elementos que la componen son el resultado de una situación exclusivamente coyuntural, es decir un conjunto de rasgos sin ningún anclaje histórico o tradicional, rasgos inventados porque la situación social y política es oportuna. Muchos funcionarios públicos, autoridades políticas e incluso académicos, suelen pensar que muchos de los que se autodenominan indígenas, en realidad no lo son porque los rasgos que estos reivindican para sostener su indigeneidad (De la Cadena, M.; Starn, O., 2010), son inventados y circunstanciales. Diversos trabajos muestran que los indígenas, especialmente los que se han desplazado a las ciudades tienen que negociar su identidad, en unos casos negándola y en otros fortaleciéndola para obtener beneficios económicos y posicionarse mejor en la sociedad (Widmark, Ch. 1999).
Lo anterior nos lleva a considerar la vigencia de la identidad étnica de los indígenas que viven en las ciudades o en la diáspora como dirían algunos antropólogos. Si asumimos que la identidad étnica de los indígenas, es el resultado de un proceso de construcción, tenemos que afirmar que esta condición no se pierde necesariamente cuando por trabajo, salud, estudios y otros mecanismos económicos, sociales y políticos que promueven los desplazamientos forzados y “voluntarios”, los indígenas migran a las ciudades o lugares lejanos que los alejan de sus territorios. Esto puede resultar relativo si se tiene en cuenta que el territorio se ha ido reduciendo y perdiendo históricamente por los despojos de los que han sido víctimas los pueblos indígenas, haciendo que muchos de ellos vivan ahora en pequeños espacios donde hay poco que cazar y cultivar.
La identidad étnica, se transforma pero no sucumbe cuando se vive en una ciudad o lejos del territorio original. En todo caso, los retornos parciales, la organización en la ciudad, la comunicación y la pertenencia a redes cibernéticas, las ferias, los foros y espacios de discusión que muchos jóvenes indígenas amazónicos universitarios en Lima u y otras ciudades llevan a cabo, expresan de algún modo, que “el sentimiento de no haber salido nunca del arraigado hogar ancestral, es muy fuerte como realidad vivida y como mito político redentor”. (Clifford, J., 2010).
Debemos considerar que lo que asegura la vigencia y la sostenibilidad del uso estratégico de la identidad étnica, proviene de elementos de carácter histórico-tradicional y de elementos relacionados con los contextos sociales actuales. Es decir, la sostenibilidad de la identidad étnica de los pueblos indígenas como estrategia, requiere de un conjunto de aspectos directamente vinculados a la tradición y la historia compartida de un pueblo, un pasado ancestral común que le otorga un sentido de membresía y que trasciende la ubicación física de sus miembros o su mayor o menor contacto con la sociedad occidental dominante.
La identidad étnica, remite a aquellos elementos que caracterizan a un grupo o pueblo y “tienen que ver con antecedentes históricos compartidos, la conciencia de un pasado común, el sentido de pertenencia, la vinculación a un territorio, el idioma entre otros. Expresa también la existencia de profundas raíces de una cultura y tradiciones ancestrales que son reproducidas dentro de una colectividad” (Smith, A. 1986).
En este contexto, la construcción de la identidad étnica de los pueblos indígenas puede adquirir expresiones innovadoras e inéditas; en tanto son numerosas las posibles combinaciones entre los elementos de carácter histórico-tradicional y los actuales (“inventados”) que surgen de las múltiples y actuales relaciones entre los pueblos indígenas y la sociedad dominante occidental.
A su vez hay que tener en cuenta que los elementos históricos-tradicionales se pueden reinventar o reciclar, en los nuevos contextos que les toca vivir a los pueblos indígenas. Los cambios sociales, las reformas políticas, las políticas extractivistas, la migración a las ciudades, las luchas por los derechos etc. son algunos de los escenarios que resultan propicios para la reivindicación o la visibilidad de la identidad étnica como un recurso estratégico alrededor de cual se pueden generar movilizaciones sociales como las que han protagonizado los pueblos indígenas amazónicos y andinos en los últimos años. Todos estos factores constituyen la compleja y diversa gama de posibilidades donde “los pueblos improvisan nuevas formas de ser nativos” (Clifford, J. 2010).
Entonces, no debe llamar la atención y mucho menos se tiene que llegar a conclusiones equivocadas cuando en un escenario sociopolítico como el que se vive actualmente, marcado por una larga tradición de exclusión y confrontación entre el Estado y los pueblos indígenas, muchos pueblos especialmente, los que por diferentes razones sociales y políticas no se autodenominaban indígenas, hayan comenzado a hacerlo. No es el caso de los pueblos indígenas amazónicos, quienes por razones específicas, siempre mantuvieron la identidad étnica en el centro mismo de su discurso y su práctica política.
En ambos casos, se trata de un legítimo derecho de los pueblos amazónicos, andinos y costeños que en los últimos años, le vienen imprimiendo de un modo cada vez más abierto, un carácter étnico a su resistencia y al movimiento social que se esfuerzan por construir como una suerte de “punta de lanza de ese asedio desde abajo” al Estado nacional (Degregori, C.I.; 1999).
Las instituciones públicas y privadas, pero especialmente las del Estado, que ahora tienen la transcendental responsabilidad de implementar los procesos de consulta a los pueblos indígenas, dentro del marco y los estándares establecidos por el Convenio 169 de la OIT y de la ley de consulta recientemente aprobada, deben entender la complejidad y la diversidad de las identidades de los pueblos indígenas amazónicos y andinos y evitar caer en simplificaciones y definiciones arbitrarias, a la hora de establecer quiénes son los sujetos de la consulta.
Referencias Bibliográficas:
a.Barth, Fredrik (Compilador) 1976
Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales. Fondo de Cultura Económica, México.
b.Clifford, J. 2010
Diversidad de experiencias indígenas: Diásporas, tierras natales y soberanía. En:
Indigeneidades contemporáneas: Cultura, política y globalización. De la Cadena, M.; Starn, O. (Editores)IEP-IFEA, 2010, Lima, Perú.
c.Degregori, Carlos Ivan; 1999
Estado Nacional e identidades étnicas en Perú y Bolivia. En: Construcciones étnicas y dinámica sociocultural en América Latina, Koonings y Silva (Editores) Abya-Yala, Quito, Ecuador
d.De la Cadena, M.; Starn, O. (Editores) 2010
Indigeneidades contemporáneas: Cultura, política y globalización. IEP-IFEA, Lima, Perú.
e. Koonings y Silva (Editores) 1999
Construcciones étnicas y dinámica sociocultural en América Latina. Abya-Yala, Quito, Ecuador.
f.Widmark, Ch. 1999
Etnicidad y estrategias sociales de Aymaras urbanos. En: Construcciones étnicas y dinámica sociocultural en América Latina, Koonings y Silva (Editores) Abya-Yala, Quito, Ecuador
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* Ismael Vega Díaz es Investigador del Centro Amazónico de Antropológica Aplicación Práctica (CAAAP) y coordinador del Diplomado en Interculturalidad y Pueblos Indígenas Amazónicos de la Universidad Antonio Ruíz de Montoya (UARM).
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