Por José De Echave
27 de diciembre, 2010.- Esta semana se presentó el sexto informe del Observatorio de Conflictos Mineros elaborado por las instituciones Grufides, Fedepaz y CooperAccion. Si bien el informe prioriza las regiones de Cajamarca, Piura, Junín, Apurímac y Cusco, también presenta las tendencias nacionales.
En este informe se señala con preocupación no solamente la manera cómo se reproducen los conflictos sino también cómo aumenta su intensidad. También es una constante ver a un Estado que carece de capacidades y voluntad política para afrontarlos y que reacciona sólo cuando se produce la fase de escalada o estallido social.
El informe destaca como una de las variables a considerar, el aumento de las concesiones mineras. Las cifras muestran que a noviembre, las concesiones han superado los 21 millones 282 mil hectáreas y que en apenas un año han aumentado en 1 millón 709 mil hectáreas. Las regiones que concentran el mayor número de concesiones son Arequipa, Puno, Cajamarca, Áncash, La Libertad, Ayacucho, Lima, Cusco y Apurímac.
Esta dimensión territorial de la minería es uno de los factores que está en la base de varios conflictos. Si bien no se puede afirmar que una concesión signifique que de todas maneras un proyecto se vaya a desarrollar, preocupa la manera caótica y acelerada como se vienen entregando. Casos recientes de conflictos plantean la necesidad de realizar ajustes.
El trabajo realizado por estas instituciones no solamente observa los conflictos, también propone iniciativas para transformarlos. ¿Las pistas? Incorporar evaluaciones mínimas antes de la entrega de las concesiones y fortalecer las evaluaciones previas a las autorizaciones de exploraciones; fortalecer la presencia del Estado, con institucionalidad adecuada, capacidades y nuevas herramientas; por ejemplo el Ministerio del Ambiente y la Oficina de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) deberían contar con facultades para la evaluación y fiscalización ambiental en minería. También se propone ordenar el uso del territorio nacional; mejorar los estándares ambientales y los procesos de participación ciudadana y dotarnos finalmente del instrumento de consulta previa, libre e informada.
Estos temas no son exclusivos del Perú como algunos piensan. Los conflictos vinculados a la minería están presentes en casi todo el planeta y vienen provocando iniciativas que se traducen en políticas públicas. El escenario electoral en el Perú debería ser una oportunidad para abordar estos temas e intentar canalizar los conflictos por vías institucionales y democráticas. Ojalá que así sea.
Publicado en Bajo la lupa
Comentarios
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Estimados amigos:
Leí un artículo del Rev. Dr. José Abraham De Jesús sobre Resolución de Conflictos donde explica que existen conflictos destructivos y constructivos. Son destructivos cuando se les da más atención que a las cosas realmente importantes; se Socava la moral o la auto-percepción; se polariza la gente o los grupos, reduciendo la cooperación; se Aumenta y agudiza las diferencias y se conduce a comportamiento irresponsable y dañino, tal como insultos o peleas entre hermanos campesinos comuneros o no comuneros dedicados a la agricultura, ganadería, minería, joyería, elaboración de esculturas usando rocas y minerales no metálicos y otras actividades que integran la actividad minera con nuestra cultura y otras actividades ancestrales.
También se dan estos conflictos por límites territoriales entre comunidades, entre distritos, entre provincias y entre regiones e incluso países vecinos; también se da por los atropellos en las pistas de alta velocidad que provocan la muerte de transeúntes; por las muertes que provocan el narcotráfico o el terrorismo y últimamente por el uso del agua entre las regiones a pesar de conocerse que es un recurso natural que es administradoi por una autoridad nacional del agua.
Estos conflictos pueden ser constructivos cuando resultan en la clarificación de problemas y asuntos importantes; Resultan en la solución de problemas; involucran a la gente en la solución de asuntos importantes para ellos o ellas; conduce a una comunicación más auténtica o permite la solución de un problema latente.
Creo que SERVINDI y los medios de comunicación no deben convertirse en una fuente que difunda permanentemente noticias sobre conflictos sino que debe asumir una labor proactiva y convertirse en un promotor de la solución de los mismos por que afectan a nuestra sociedad a fin de ayudar a resolverlos de manera pacífica y usando la herramienta del diálogo.
Finalmente, los invito a no tener miedo a las actividades productivas mineras, agrícolas, pesqueras, petroleras, etc. porque las técnicas han evolucionado y en la actualidad el sector empresarial ha comprendido que tiene que actuar con responsabilidad social y con responsabilidad ambiental promoviendo actividades que ayuden a mejorar el nivel de vida de nuestras comunidades como ocurre actualmente en el Cuzco, Cajamarca, Ancash, Apurimac y otras regiones del Perú.
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