Servindi, 12 de setiembre, 2017.- El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos realizó una ceremonia de reconocimiento y homenaje póstumo a la señora Angélica Mendoza, «Mamá Angélica», quien personificó la búsqueda de las personas desaparecidas en nuestro país durante el periodo de violencia 1980-2000, y falleció el pasado 28 de agosto.
El acto se realizó el domingo 10 de setiembre, a las 15:00 horas, en los ambientes del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM), ubicado en la Bajada San Martín N° 151, Miraflores.
Según destaca el citado ministerio la vida de Mamá Angélica constituye uno de los testimonios más heroicos e inspiradores del proceso de Verdad, Justicia y Reparación para miles de peruanos y peruanas que sufrieron las consecuencias de la insania terrorista y la vulneración de sus derechos.
La búsqueda de su hijo Arquímedes, desaparecido en julio de 1983, se convirtió en la tarea más grande que su corazón de madre asumió con valentía y entereza, por más de dos décadas, sin que el paso de los años menguara jamás en su intento.
Ella, junto con otras madres y esposas de personas desaparecidas, fundaron la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP), asumiendo la protección y el cobijo de cientos de huérfanos en Ayacucho, brindándoles cariño y protección en un pequeño ambiente convertido en un modesto comedor popular, en lo que hoy es el Museo de la Memoria de ANFASEP.
Aprovechamos la ocasión para compartir algunas fotografías nunca antes publicadas sobre mamá Angélica, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el contexto ayacuchano, y que fueron tomadas por Kathe Mëentzen, miembro fundadora de Servindi, y que pertenecen a su archivo personal.
Album de fotos de Kathe Mëentzen (Ayacucho, 1985)
En 1985 los Grupos de Solidaridad con Perú en Europa dicidieron enviar una misión a Ayacucho para apoyar a los parientes, sobre todo mujeres, que habían perdido sus esposos o hijos y enterarse más sobre lo que estaba pasando en el Perú en este tiempo.
Ese año viajaron miembros solidarios de Francia, Belgica y Alemania, entre estos catedráticos y un diputado alemán. Invitaron a sus contactos peruanos y para hacerlo más llamativo invitaron al Premio Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel para guiar la misión. Kaethe Mëntzen acudió como parte de la misión de solidaridad y porque se encontraba en Perú.
La misión fue aprobada por el comando del Ejército y así viajaron en julio de 1985 a Ayacucho, al final del gobierno de Fernando Belaúnde. La alcadesa Leonor Zamora abrió la municipalidad a la misión y a las mujeres que se habían organizado. Ella era la única persona que tenía el coraje de apoyar a las mujeres. Todos las otras autoridades trataron las mujeres como terrucos.
Entonces, los militares cometieron más abusos, y el obispado de Ayacucho tampoco brindó ningún apoyo a las mujeres el obispado. Poco después la alcadesa Leonor Zamora fue asesinada.
Las mujeres organizadas, lideradas por Mamá Angélica, que en este tiempo solo hablaba quechua, se sintieron de algún modo protegidas por los miembros de la misión y realizaron su primera marcha en Ayacucho y después en Huanta, mostrando las fotos de sus seres queridos desaparecidos y pancartas y la cruz con la frase: NO MATAR.
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