necesitamos recuperar el sentido de la previsión y de los escenarios futuros deseables y posibles en genuino sentido de Buen Vivir para todas las expresiones de vida en la Tierra.
Una realidad socioecológica subestimada y el clamor de una democracia desesperada en el Perú
Por Rodrigo Arce Rojas
"El ser humano es parte de la naturaleza y su guerra contra ella es, inevitablemente, una guerra contra sí mismo”.
Rachel Carson.
14 de setiembre, 2023.- Asistimos en el Perú a un lamentable proceso de devaluación de la democracia, que no es reciente, producto de la confluencia de los poderes económicos, políticos y fácticos que están provocando graves procesos de retroceso en lo poco o mucho que se pudo haber avanzado en la senda del florecimiento del país. Todo ello en nombre del crecimiento económico y el llamado desarrollo sostenible del país. Aunque en teoría con una orientación que pondera las consideraciones sociales, ambientales y económicas, para nadie es un secreto que se privilegian las consideraciones económicas subordinando todo lo demás.
Lo peor de todo es que este enfoque rentista aparece como si fuera la mejor opción posible y lo más conveniente para todos. Así estos defensores incondicionales del neoliberalismo a ultranza creen que lo que están haciendo es lo mejor para el país y simplemente descalifican a los que piensen lo contrario. Hay que señalar que los medios masivos de comunicación también se suman a este coro economicista y generalmente no dan lugar a visiones más críticas que todavía es posible encontrar en algunos medios alternativos de comunicación.
Fuente de la foto: Día de la educación ambiental. ¿De qué va la escena? Por (*) Víctor Solís (@Visoor) - EFEverde
Escribo este artículo con la esperanza que despertemos de este aletargamiento en el que nos encontramos como sociedad. Cierto es que existen voces que nos alertan sobre la gravedad de la situación en el país pero el impacto no es lo suficientemente contundente para generar una reacción más organizada y transformadora. Creíamos que el Bicentenario era la oportunidad para repensar el modo de ir cerrando las grandes brechas que todavía tenemos pero fue lamentablemente fue desperdiciado.
Pensábamos que la pandemia del COVID 19 iba a ser la oportunidad de repensarnos no sólo como país sino también como humanidad pero vemos con estupor que prácticamente no hemos aprendido las grandes lecciones del coronavirus. Así los temas del valor de la solidaridad, el reconocimiento de nuestra arrogante actitud antropocéntrica, el reconocimiento de la necesidad de revisar la relación con la naturaleza simplemente fueron flor de un día y otra vez se ha vuelto a la carga con la fuerza hegemónica del neoliberalismo que busca a toda máquina (a toda región, a todo costo, a todo proceso) promover el crecimiento económico infinito en un planeta que ya desde los 70 se había advertido que tiene límites. Lo que no tiene límites es la insaciable sed de acumulación de riqueza y de poder de estos grupos que detentan el poder. Uso explícitamente el verbo detentar porque podrán tener legalidad, pero no legitimidad como bien lo demuestran los encuestas sobre desaprobación de los poderes públicos tanto del legislativo como del Ejecutivo.
Y no es que no necesitemos crecimiento económico en un país que todavía presenta grandes brechas de todo tipo producto de la exclusión histórica que tiene en la desigualdad uno de los efectos más lacerantes. No es sólo inequidad basada en criterios étnicos, de interseccionalidad sino también en términos de injustica ecológica. Para estos grupos de poder la naturaleza simplemente es la base de recursos materiales para “el desarrollo” sin considerar que nosotros mismos como humanos somos parte de la naturaleza, que somos cohabitantes de la Tierra y que necesitamos cuidarnos mutuamente entre todos los seres vivos, es decir tanto humanos como los otros-que-humanos que es una forma de llamar a toda la comunidad viva de la Tierra.
El especismo -es decir la discriminación de especies por no pertenecer a la especie dominante en este caso la especie humana que se siente dueña de la naturaleza y que la puede someter a voluntad– es una de las formas de injusticia ecológica. A ello se suman otras injusticias contra los humanos como son la injustica social, la injusticia económica, la injustica epistemológica, la injusticia lingüística, entre otras injusticias que no se ven o no se quieren ver por conveniencia a las pretensiones ambiciosas de acumulación de capital y de poder. Ello implica entonces recuperar el crecimiento económico ahí donde sea necesario con sentido de justicia, equidad, ética para todas las especies de la Tierra. Crecimiento económico con nueva ética, estética, con arte, con música, con poesía, con afectos.
La crisis política en el Perú, que ha adquirido el carácter crónico, no es sino una de las manifestaciones de la grave crisis civilizatoria a nivel global y que tiene diversas manifestaciones en todos los campos de la vida. Problemas globales como la crisis climática, el exterminio de la biodiversidad, el cambio de uso de la tierra, la alteración de los ciclos biogeoquímicos, la acidificación de los mares, la contaminación omnipresente por plásticos y microplásticos entre otros son ineludibles y no se resuelven simplemente mirando al costado o subestimándolos. Existen una serie de implicancias para el bienestar humano y bienestar de los ecosistemas de la política hegemónica que se pretende imponer. Algunas de estas implicancias se muestran en la figura 1.
Fuente de la foto: El lápiz de Quino también retrató el daño ambiental causado al planeta (mongabay.com)
Fig. 1: Algunas implicancias de la crisis política en el Perú. Fuente: Elaboración propia.
Todos estos aspectos no se dan de manera aislada sino que se interrelacionan y se retroalimentan mutuamente. Es por ello que podemos señalar que la crisis política tiene que ver con la realidad socioecológica del país y que a su vez forma parte con la realidad planetaria que no escapa a la interacción con el cosmos. El sol es la fuente de energía para todas las expresiones de vida en la Tierra en el que los procesos de fotosíntesis que realizan las plantas desempeñan un papel de conexión total.
Esto no quiere decir que hay valiosos esfuerzos de la institucionalidad pública y privada por tener soluciones a la crisis civilizatoria y en especial la crisis ambiental y ecológica. Pero mientras se mantengan en la órbita del crecimiento económico desbocado y se mantengan los estilos de producción y de consumo no habrá cambios significativos y trascendentales. Mientras se mantengan los marcos epistemológicos, ontológicos y paradigmáticos inscritos en los procesos de colonización de pueblos y de la naturaleza, mientras toda la vida se reduzca únicamente a capitales sustituibles no habrá soluciones, no sólo basadas en la naturaleza, sino en convivencia con la naturaleza, que hagan la diferencia. No todo se trata de crecimiento económico como razón única, también hay que recuperar el valor intrínseco de la vida, el despliegue de emociones, sentimientos, ética y estética en torno a celebración genuina de la vida. En este proceso también tienen preponderante lugar la imaginación, las intuiciones, los sueños, los afectos infinitos, la magia de la música, la maravilla del poder (re)generativo de la palabra, del silencio creador, entre otros aspectos que en verdad importan para una vida plena.
Por todas estas razones es importante que la ciudadanía organizada hagamos oír fuerte nuestra voz a partir de la indignación que nos lleva a imaginar futuros posibles más acordes con la armonía en todos los sentidos. Es por ello que necesitamos recuperar el sentido de la previsión y de los escenarios futuros deseables y posibles en genuino sentido de Buen Vivir para todas las expresiones de vida en la Tierra.
Es mi esperanza que este pequeño pronunciamiento sea un estímulo para el diálogo, el debate y la acción transformadora. Que sea también para que la academia y las/los investigadores/as profundicen o critiquen la propuesta. Todo aquello que sirva para expresar nuestra indignación es bienvenido. Imposible continuar en la indiferencia ante la graves crisis a los que nos han sometido los políticos del país. Nos merecemos un futuro mejor y no el poder de los ilegítimos que sólo piensan en sus intereses personales o defender servilmente los intereses mezquinos y rentistas de los poderes económicos. No más vergüenza para el país.
SOBRE EL COLUMNISTA
Rodrigo Arce Rojas
Doctor en Pensamiento complejo por la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. Correo electrónico: rarcerojas@yahoo.es
Comentarios (1)
Seguir trabajando hermanos por. Cambió de nuestro pies