Desde Iquitos: una mirada a la pobreza monetaria

Zona baja del barrio de Belén, en Iquitos. Foto: Diario La Región. Zona baja del barrio de Belén, en Iquitos. Foto: Diario La Región.

Sin acceso al agua potable y saneamiento básico no se puede combatir la desnutrición, ni bajar los niveles de pobreza.

Desde Iquitos: una mirada a los datos del INEI sobre pobreza monetaria

Por Miguel Ángel Cadenas*

14 de mayo, 2024.- Los datos del INEI sobre pobreza monetaria nos golpean la cara. No son datos, son personas concretas con nombres y apellidos. Un reflejo de lo que venimos viendo en la calle desde hace tiempo. Es urgente crecer económicamente, aunque el panorama internacional sea sombrío y nuestra eterna crisis política sea nefasta. 

Comencemos navegando por la realidad más cercana. De vez en cuando grupos de adolescentes y jóvenes pelean en las calles de Iquitos con altos grados de violencia como si no hubiera un mañana. Ese es parte del problema: no perciben un mañana, pero también sienten que les arrebatan el presente. Esas son las causas que debemos combatir. Es más fácil echarles la culpa a los jóvenes que darles oportunidades. 

Regresamos a los datos del INEI. Loreto es la segunda región más pobre, con tasas que superan el 40%, a las que deberíamos sumar los que están en riesgo de caer en pobreza, con los niveles de ansiedad que generan. ¡Cuánto dolor! ¡Cuánto sufrimiento! Pero, ¿Cómo se miden los niveles de pobreza monetaria? Además de la cesta de la compra, existen otros cinco componentes: agua segura, saneamiento básico, luz, telefonía móvil e internet. Habría que añadir educación de calidad: Loreto permanece en los peores puestos nacionales. Por tanto, las políticas públicas deben corregir estas desigualdades. Loreto, regado por los ríos amazónicos, es el departamento con peor cobertura de acceso al agua segura. Cuando digo esto fuera del Perú la gente se queda con los ojos atónitos, no dan crédito a lo que oyen.

Sin acceso al agua potable y saneamiento básico no se puede combatir la desnutrición, ni bajar los niveles de pobreza

Es más, los asentamientos humanos de Iván Vásquez y 21 de setiembre en Punchana-Iquitos, con apoyo de IDL y del Vicariato Apostólico de Iquitos ganaron una sentencia del TC sobre agua potable y saneamiento básico. Ha pasado casi un año desde la sentencia y no hay reacción estatal suficiente. Sin acceso al agua potable y saneamiento básico no se puede combatir la desnutrición, ni bajar los niveles de pobreza. Este Vicariato espera unas políticas públicas más certeras. Si los pobres no sienten que la democracia ayuda a resolver sus problemas tenemos el terreno abonado para cualquier experimento antidemocrático. Urge resolver el acceso al agua segura y saneamiento básico en todo Loreto como sentenció el TC: Pleno. Sentencia 322/2023. Añado que no existe un plan para depurar las aguas servidas y en cuanto a luz e internet son bien conocidas sus deficiencias. Vergüenza nos debería dar.

Sin resolver estos cinco elementos señalados (agua, saneamiento, luz, móviles e internet) el próximo año volveremos a estar entre las regiones más pobres. No nos distraigamos. El INEI nos proporciona la hoja de ruta. La buena política, señala el Papa Francisco en Fratelli Tutti, se caracteriza por trabajar al servicio de los “bienes comunes”. Una tasa superior al 40% de pobreza atenta contra la salud y la vida de los pobres y contra la misma sociedad. 

el bosque en pie es mucho más productivo y ecosistémicamente rentable que el bosque derribado

Cuando un porcentaje tan alto de ciudadanos están en pobreza, o pobreza extrema, tenemos el caldo de cultivo propicio para que se desarrolle la “trata de personas”. La falta de oportunidades de vida digna tampoco ayuda a frenar las actividades ilegales ni el sicariato. Siguiendo con esta línea podemos indicar que el bosque en pie es mucho más productivo y ecosistémicamente rentable que el bosque derribado. La cuenca del Amazonas representa el 20% del agua dulce del planeta, tiene un rol clave en la regulación del clima y es fundamental para la seguridad alimentaria de sus habitantes.

Sin embargo, la necesidad de monetarización que viven las comunidades es aprovechada, en muchas ocasiones, por las mafias ilegales puesto que la pobreza monetaria lacera la vida de los pobres y el bosque y los ríos que nos circundan. Así tenemos dolorosas bolsas de pobreza en medio de los lotes petroleros, pero con altos índices de contaminación. Urge una mayor inversión pública para remediar los inmensos desastres ambientales provocados por una actividad petrolera desenfrenada. En más de 50 años de esta actividad recién se está comenzando a remediar unos pocos sitios en el Lote 192. Otra vergüenza más.

Si la vergüenza nos obliga a bajar la cara, es hora de alzarla para mirar lejos. Se necesita una visión a medio y largo plazo, algo de lo que parecen carecer en la mayoría de los casos los políticos. El cortoplacismo conlleva la fuerte tentación de no mirar más allá de su gestión. Y muchos proyectos como el agua y saneamiento necesitan una mirada a más largo plazo. De nuevo, levantar la cara, mirar lejos, abrir el horizonte y actuar en la línea marcada de los 5 elementos básicos. Es intolerable que no exista un Plan de Ordenamiento Urbano (o Metropolitano) de Iquitos (y que después se cumpla).

El horizonte del Reino de Dios que predicó Jesús, hizo presente a través de sus milagros y rezamos diariamente en el Padre Nuestro, nos permite levantar la cara y mirar lejos. La oración y la acción se unen al servicio del Reino y de los pobres. En tal sentido, llamo a todas las comunidades cristianas del Vicariato a tener una mirada y actuación compasiva al lado de pobres. El Papa Francisco dirigiéndose a los movimientos sociales los llama “poetas sociales”. Y continúa: “Con ellos será posible un desarrollo humano integral, que implica superar «esa idea de las políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos»” (Fratelli Tutti, n° 169). Es tiempo, por tanto, de esperanza, de colaborar cada uno en el ejercicio del bien común, de exigir a los gestores públicos que se dediquen a la “buena política” como nos indica el Papa Francisco.

En momentos duros, como los presentes, es más urgente “dar razón de nuestra esperanza” (1Pe 3, 15) y que nuestra esperanza se transforme en acciones concretas con, y al lado de, los pobres. Este Vicariato se compromete a continuar acompañando procesos como la aplicación de la sentencia del TC sobre agua y saneamiento en Loreto, la demanda para considerar el río Marañón como “titular de derechos” de la organización indígena de mujeres Huaynakana Kamatahuarakana, las casas de atención como Isidra Borda de Caritas Iquitos sobre violencia de género o los hogares para adultos mayores, niñas y niños, adictos, entre otros y, sobre todo, el tejido social que fortalecen las parroquias.

Que Nuestra Señora del Buen Consejo, patrona de nuestro Vicariato, nos acompañe y bendiga.

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* Miguel Ángel Cadenas es Obispo Vicario de Iquitos.

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