Por Dante Sejekam Espejo*
5 de junio, 2019.- Desde 2009, cada 5 de junio se conmemora el Baguazo por todas las personas fallecidas en aquel conflicto. Y es que muchas veces solo se recuerdan las masacres que ocurrieron. Para un awajún, Baguazo es un hito en la defensa de nuestras tierras por respeto a nuestros Duik Muun(1), a los cerros y los ríos que conforman nuestra sagrada tierra, cuyo significado no fue respetado por el Estado peruano. No valoraron nuestras creencias, costumbres e idioma, que mantenemos desde antes de la existencia del Estado.
En varias ocasiones, las voces de nuestros Kakajam(2) y de todo el pueblo awajún no fueron escuchadas. Fuimos ofendidos, marginados y engañados por mucho tiempo y quisimos hacer valer nuestros derechos. El Baguazo es una muestra de esto. Los awajún estamos dispuestos a todo por defender nuestro territorio, así como lucharon nuestros valerosos guerreros contra los invasores españoles y los buscadores de minerales en siglos pasados.
Nosotros seguimos queriendo mantener nuestros bosques y toda la naturaleza de la selva donde habitamos, porque es nuestra única esperanza para sobrevivir, cultivando bajo el consejo de la Nugkui(3). Sin embargo, los derrames de petróleo y la explotación de las compañías mineras nos afectan, generando muchas enfermedades desconocidas para nosotros. Y no hay cómo curarnos. Aparentemente, una concesión minera o petrolera trae desarrollo a nuestras comunidades, pero nuestros centros de salud están vacíos de medicamentos, y las enfermedades nos aquejan día tras día. Tampoco existen médicos especializados en temas de contaminación en nuestra zona.
Por eso hicimos el Baguazo. Porque queríamos evitar que vengan empresas mineras que nos sigan contaminando con la promesa de traer desarrollo a nuestras tierras; que el Estado peruano nos tome en cuenta cuando toma acciones y decisiones, realizando la consulta previa con nuestros Waimaku(4).
El bosque es el pulmón de la tierra, y no solo es la lucha de los awajún para mantener su condición natural, también lo es para todas las personas que habitan en la Tierra, porque toda la contaminación que generamos no se compensa en nada con reforestar ni con bonos de carbono. El impacto que generamos es enorme y somos consciente de ello, por eso queremos no solo queremos salvar nuestro territorio, sino también al planeta Tierra, contribuyendo con pequeños aportes en mantener todas sus áreas verdes.
Somos activistas en pequeña proporción. Hacemos un llamado para que unan fuerzas con las nuestras, porque todos somos selva. Porque esa pequeña área verde es lo que nos mantiene, y todos la podemos cuidar. En ella existen numerosas faunas silvestres, que cada día destruimos con las actividades que realizamos. Pero con las acciones positivas podemos devolver una parte.
Las concesiones mineras y petroleras nos contaminan aún más con sus vertimientos de productos químicos en el agua, y los pescados disminuyen, afectando a nuestro consumo diario como ingredientes. Las yucas y los plátanos, que son los pilares para la sobrevivencia, ya no se producen, ocasionando graves consecuencias, en especial a los niños que están en pleno desarrollo de crecimiento.
Para las empresas no somos nadie, ellos solo buscan el beneficio económico y generar alta utilidad para seguir creciendo. En sus planes tienen proyectos de responsabilidad social, pero no los cumplen. Sabemos que para la empresa no es obligación realizar esos proyectos.
¿Qué ganamos nosotros como pueblo awajún si nos quedamos con los brazos cruzados esperando que las empresas y el Estado con sus políticas, nos traten como si no fuéramos humanos? ¡Eso no se debe permitir, y con el Baguazo dijimos basta ya con sus políticas lucrativas que a nosotros como dueños del territorio nos duelen ver nuestra tierra maltratada!
Ver el llanto de nuestros hermanos, quienes por décadas lucharon, tratando de evitar que las concesiones no sean otorgadas, y que finalmente fueron aceptadas por el Estado peruano. Nos dolió. Fue una traición para nosotros, pues le habíamos depositado la confianza. Sin embargo, esta fue decayendo hasta que salimos a protestar porque no estábamos de acuerdo, pero fue en vano. Llegamos a tal punto que decidimos protestar y nos metieron policías con bombas lacrimógenas. Para nosotros esto significa que nos estaban armando un conflicto y que, en las protestas, tampoco tenemos la libertad de actuar de manera pacífica para el bienestar de toda la población awajún.
Lo que ocurrió en Bagua nos enseñó muchas cosas, como a respetar las diferentes culturas, formas de pensar, de conectar con la naturaleza, y la importancia que tenemos hacia nuestras tierras para el Estado peruano.
De esta lucha sabemos que los Muun Awajun(5), nuestros Waimaku, irán desapareciendo como el Etsa(6), pero los actuales awajún, los descendientes, continuaremos luchando para seguir manteniendo una buena vida. Y en cada lucha ellos estarán presentes, para guiarnos y fortalecernos de quienes pretendan sacarnos de nuestras tierras ancestrales. Lucharemos como en Bagua, que con nuestras vidas y esfuerzos hemos defendido y defenderemos siempre, con el apoyo de todos los awajún de cada generación.
Notas.
(1) Ancestros.
(2) Líderes.
(3) Madre tierra.
(4) Sabios.
(5) Awajún adultos.
(6) Sol.
---
*Dante Sejekam Espejo, awajún de 22 años. Estudiante de Gestión Ambiental y Empresarial de la Universidad San Ignacio de Loyola. Practicante preprofesional del Área de Justicia Constitucional del Instituto de Defensa Legal (IDL).
Comentarios (1)