Servindi, 31 de diciembre de 2017.- La Noche del Planeta 2017 es una iniciativa que busca proteger y generar conciencia a favor de la madre Tierra y erradicar la contaminación por la despedida del año viejo, 31 de diciembre en los peruanos y peruanas.
La singular campaña ecológica, iniciada por Rodolfo Rojas Villanueva, en la ciudad de Cerro de Pasco, en el 2011, recorre el centro del país con el objetivo de erradicar la tradicional costumbre de quemar por despedida del Año Viejo.
Rojas Villanueva del colectivo Patria Verde sin Fronteras considera que «es una práctica sumamente contaminante quemar indiscriminadamente toda clase de objetos, prendas, pirotécnicos, plásticos, etc. durante las fiestas de celebración del año nuevo».
Lo que aparentemente es una celebración, lamentablemente acelera los efectos del calentamiento global, como los deshielos, las sequías, y los cambios intempestivos climatológicos, así como la afectación directa a los frágiles ecosistemas.
"En esta ocasión venimos recorriendo las regiones de Pasco, Junín, Huánuco, Lima y el Callao con la entrega de oficios a las municipalidades a fin de que se sumen a esta campaña ecológica" indicó entusiasta el creador de la iniciativa.
"No olvidemos que al quemar los residuos sólidos se daña, también, la salud de los vecinos por emanaciones de furanos y dioxinas, lo que provoca el cáncer" acotó el activista que pretende llegar a todas las ciudades del Perú.
"Solo en la ciudad de Cerro de Pasco, antes La Noche del Planeta, se producían alrededor de 25 mil quemas cada 31 de diciembre, con la campaña se ha ido reduciendo hasta menos de 20 quemas en 6 años" aseveró.
Desde el 2013 la campaña La Noche del Planeta lleva la imagen de una especia de la fauna en extinción. Este año lleva el Zambullidor de Junín, una especie endémica que habita en el lago Junín.
Este 2017 la frase que acompaña esta campaña es: “Seremos juzgados por las generaciones que vienen sino luchamos por salvar el planeta”.
La meta es que, para el Bicentenario, en todo el Perú, se erradique la tradicional costumbre que se inició en la época de la colonia, una nefasta práctica de quemar por quemar para despedir el Año Viejo, sin importar las consecuencias.
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