Defensoría del Pueblo: “Es moralmente repulsivo dejar morir a la gente”

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Servindi, 29 de enero, 2023.- “(...) la forma moralmente más repulsiva de actuar es dejar morir a la gente cuando se tiene en las manos la facultad política de pacificar y cambiar el rumbo trágico de estos días”.

Así lo afirma la Defensoría del Pueblo en un escueto, pero significativo comunicado, en el que observa con pesar “que se ha perdido sensibilidad para valorar la vida”.

“(...) entonces, se la expone o se la ataca sin considerar su condición de única e irrepetible” a pesar de que El Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo tiene en sus manos la facultad política de pacificar y cambiar el rumbo trágico de estos días.

“La muerte de personas en protestas no es “costo social”, ni “daño colateral”. Es una afectación irremediable que sume en un dolor profundo a las familias, y profundiza las grietas emocionales y culturales entre todos nosotros”.

“Cada día que pasa, la vida de alguien está en peligro, y la democracia –ese gran anhelo republicano– se va deshaciendo ante nuestros ojos”.

Cabe mencionar que la Defensoría del Pueblo es una de las pocas instituciones públicas que goza de prestigio y confianza ciudadana y su personal está en hospitales, comisarías y en los lugares de las marchas.

Aceptados por unos, y rechazados por otros, la Defensoría del Pueblo recuerda que es necesario recuperar el sentido ético de la función pública y de la conducta ciudadana, en cuyo centro está y estará siempre la vida humana.

La misión institucional de la Defensoría del Pueblo es defender y promover los derechos de las personas y la comunidad, con autonomía y énfasis en los grupos poblacionales en condiciones de vulnerabilidad, mediante la supervisión al cumplimiento de las obligaciones del Estado.

Fue creada por la Constitución Política de 1993, como un organismo constitucionalmente autónomo, para defender los derechos fundamentales, supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración estatal, así como la eficiente prestación de los servicios públicos en todo el territorio nacional.

A continuación el pronunciamiento:

Pronunciamiento en defensa de la vida y de la democracia

  1. Los peruanos y las peruanas ratificamos periódicamente, mediante el voto popular, nuestra fe en la democracia. Y esperamos que esa democracia considere prioritaria la vida de cada uno de nosotros: estudiantes, policías, médicos, soldados, pueblo indígenas, empresarios, periodistas y funcionarios públicos. Todos y todas, cuyas historias no pueden ser interrumpidas por balas, pedradas o fuego.
  2. Constatamos con pesar que se ha perdido sensibilidad para valorar la vida; entonces, se la expone o se la ataca sin considerar su condición de única e irrepetible. La muerte de personas en protestas no es “costo social”, ni “daño colateral”. Es una afectación irremediable que sume en un dolor profundo a las familias, y profundiza las grietas emocionales y culturales entre todos nosotros.
  3. En este escenario de notorias urgencias, la forma moralmente más repulsiva de actuar es dejar morir a la gente cuando se tiene en las manos la facultad política de pacificar y cambiar el rumbo trágico de estos días. El Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo pueden hacerlo. Cada día que pasa, la vida de alguien está en peligro, y la democracia -ese gran anhelo republicano- se va deshaciendo ante nuestros ojos.
  4. Nuestro personal está en hospitales, comisarías, en los lugares de las marchas, y en comunicación con entidades estatales y organizaciones sociales; aceptados por unos, rechazados por otros. Nunca será suficiente defender derechos humanos en el Perú. Pero estamos también para recordar y recuperar el sentido ético de la función pública y de la conducta ciudadana, en cuyo centro está y estará siempre la vida humana.

29 de enero, 2023.

 

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