Existe un consenso según el cual sin educación es impensable el desarrollo sostenible de un país. Como lo establece la Convención sobre los Derechos del Niño, la educación debe encaminarse a desarrollar su personalidad, aptitudes y capacidades mentales y físicas hasta el máximo de sus posibilidades
Por Maria Luisa Fornara*
29 de octubre, 2017.- ¿Cómo alcanzar estos objetivos en un país con tantos escalones sociales, múltiples lenguas, accidentada geografía y un histórico centralismo que recién empieza a revertirse? Estamos convencidos de que el pleno desarrollo del potencial cognitivo, físico, emocional y social de los niños desde el inicio de la vida está plenamente ligado al respeto hacia sus culturas.
Con esa finalidad, y con el apoyo técnico del Gobierno de Canadá, desde el 2010 desarrollamos el proyecto Mejorando la educación básica de niñas y niños de la Amazonía y el Sur Andino, en Amazonas, Apurímac, Ayacucho, Cusco y Ucayali. Gracias a esta experiencia, hemos confirmado la importancia que tiene el desarrollo infantil temprano y la educación intercultural bilingüe en el tránsito exitoso por la educación primaria. Unicef –como corresponde hacerlo en países de renta media como el Perú– ha compartido esta experiencia y brindado su asistencia técnica al Estado.
El inicio y el desarrollo del programa coincidieron con el compromiso político de los gobiernos de turno y sus respectivas autoridades hacia los derechos de la niñez peruana y con un cambio de concepción sobre esta. Las políticas y programas implementados han dejado de considerar a niñas y niños como meros receptores pasivos de cuidados y conocimientos. Hoy los asumen como sujetos activos en su desarrollo y en la construcción de sus saberes. Este cambio de concepción, sin duda, es el primer gran paso hacia el desarrollo integral de niñas y niños y, por consiguiente, al desarrollo sostenible del país.
Es verdad que el camino es largo, pero no podemos abandonarlo. Menos ahora cuando lo hecho desde el Estado en pro del desarrollo infantil temprano y la educación intercultural bilingüe empieza a dar sus frutos. Prueba de ello es que cada vez más niñas y niños que ingresan a la educación primaria han cursado previamente la educación inicial. En el ámbito rural se pasó del 67.9% al 76.6% en el período 2009-2015, y en el caso de la población indígena del 60.8% al 74.3%.
Otro logro destacable, y que además confirma que niños y niñas tienen aprendizajes más exitosos cuando se les enseña en su propio idioma, se refleja en los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes. En el 2016 los estudiantes de las escuelas EIB mantuvieron una tendencia ascendente en comprensión lectora en lengua originaria. Por ejemplo, en quechua collao el porcentaje de comprensión se incrementó del 11%, en el 2012, al 37.9% en el 2016.
A poco de celebrar su bicentenario, el Perú cuenta con un lineamiento para el desarrollo infantil temprano y con una política en educación intercultural bilingüe. Cumplir con sus expectativas es clave para construir un país equitativo para toda la niñez.
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*Maria Luisa Fornara es representante de Unicef
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