
24 de noviembre, 2016.- El 12 por ciento de los brasileños adultos sufre diabetes tipo 2, y muchos de ellos ni siquiera lo saben, según datos oficiales que reflejan el crecimiento de este mal asociado al sedentarismo y al consumo excesivo de dulces.
Un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) situaba a Brasil como uno de los cinco países que –junto a China, India, Estados Unidos e Indonesia– suma la mitad de los diabéticos en el planeta.
El número de diabéticos en el país asciende a unos 14 millones de personas, pero el dato exacto es difícil de determinar, ya que la diabetes tipo 2 no siempre es detectada por los enfermos.
Cerca del 50 por ciento de los diabéticos en el país no sabían que tenían la enfermedad hasta que les fue diagnosticada por otras causas, como problemas de visión o renales asociados, según estudios recientes.
“Llamamos a la diabetes tipo 2 una enfermedad silenciosa. Es traicionera, porque la mayoría de personas no tiene síntomas, a no ser que la enfermedad esté descontrolada”, explica Luiz Alberto Andreotti Turatti, presidente de la Sociedad Brasileña de Diabetes.
Como en otros países en desarrollo, entre ellos China e India, donde la tasa de diabéticos se duplicó en tres décadas, en Brasil la enfermedad está asociada al sobrepeso –el 52 por ciento de los adultos brasileños tiene un peso superior al que deberían– y al consumo elevado de azúcares.
En el caso de los niños, los datos también son alarmantes: uno de cada tres jóvenes de entre cinco y nueve años tiene sobrepeso y, según un sondeo reciente, el 32 por ciento de los menores de dos años ya toma bebidas gaseosas y jugos procesados.
El Ministerio de Salud brasileño publicó este año datos que indican que el 20 por ciento de la población consume dulces cinco o más veces por semana, mientras el 19 por ciento bebe diariamente refrescos con alto nivel de azúcar.
“Ese es el riesgo: si la persona consume desde joven bebidas dulces y al mismo tiempo reduce el consumo de hortalizas y aumenta el de alimentos procesados”, explicó Fátima Marinho, directora del Departamento de Vigilancia de Enfermedades Crónicas en el Ministerio de Salud.
“Eso aumenta la predisposición a la diabetes”, recordó.
Algunos estudios recientes dan cuenta del impacto que ha tenido el cambio en los hábitos alimenticios en comunidades tradicionales como algunos grupos indígenas, donde se ha expandido el consumo de refrescos y alimentos procesados.
Un estudio publicado en noviembre de 2015 señalaba que los indios Xavantes, que viven en el estado rural de Mato Grosso, revelaba que el 66 por ciento de la comunidad presentaba síndrome metabólico, es decir, un cuadro propenso a la diabetes, como consecuencia del sobrepeso y alto índice de glucosa en sangre.
Añadir nuevo comentario