Servindi, 25 de marzo, 2023.- "El ciclón que ha devastado pueblos y comunidades en todo el Perú es también un mensajero terrible de una realidad climática que no logramos dimensionar como sociedad".
Así indica el editorial de la revista mensual “Lucha Indígena” correspondiente al mes de marzo en una edición especial dedicada principalmente a la crisis política y climática que atraviesa el Perú.
Como es característico, brinda un panorama crítico de las luchas sociales indígenas en diversos lugares del planeta, con especial énfasis en Perú y otros países latinoamericanos como Colombia, Ecuador, Nicaragua y México.
La revista virtual mensual “Lucha Indígena” fue fundada y dirigida por el líder histórico de las luchas campesinas en Perú Hugo Blanco Galdós y es editada y diseñada por Carlos Bernales (Cabe).
Puede acceder o descargar la publicación a través de los siguientes enlaces:
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Enseguida compartimos el editorial:
EditorialEl ciclón que ha devastado pueblos y comunidades en todo el Perú es también un mensajero terrible de una realidad climática que no logramos dimensionar como sociedad. No hay que olvidar que estas lluvias torrenciales llegan después de una extensa sequía que ya había puesto en emergencia gran parte de la producción agrícola y ganadera, y después de una crisis por la subida del petróleo y el precio de los fertilizantes debido a la especulación “justificada” por la guerra en Ucrania. Esto que llamamos capitalismo, esta cultura del consumo y del negocio es un mal social a muchos niveles. Provoca destrucción de las fuentes y ciclos del agua, contamina ríos, devasta bosques, atropella y empobrece poblaciones enteras que luego se ven empujadas a migrar y a asentarse como puedan (sea ribera del río, pendiente o relleno sanitario) en una urbe que los recibe con los brazos abiertos en sus empleos precarios, con sus sueldos miserables y para envolverles en una cultura citadina de consumir y competir, consumir y olvidar. En la ciudad todos deben consumir. Pasará lo mismo que pasó tras el terremoto en Pisco (como en el terremoto de Turquía o la guerra en Ucrania también). Llegarán las enfermedades, la crisis humanitaria, el hambre, la destrucción, todo lo que a los patrones de este enfermo sistema les permitirá vender más, robar más, y reforzar esa condena del individuo a la soledad y el abandono, bajo los cuales no queda sino pedir al estado una ayuda, un puestito, un bono, misericordia, compasión. Economía de la Miseria. En el Perú cabe preguntarse que pasaría si renuncia Dina Boluarte, si cierran el congreso, si llaman a nuevas elecciones, si gana un candidato de izquierda más, si se logra una nueva constitución. A nivel del estado no pasaría nada. La lista de suplentes es muy larga. Ante una milagrosa escasez de arribistas, delincuentes y vendidos, no faltarían los y las racistas, patriarcales, fanáticos religiosos, citadinos ignorantes que repetirían terrorista, violentista, india ignorante. A nivel de los pueblos, la movilización es imprescindible. El tema es movilizarnos buscando qué. En Ecuador, tras las magnificas manifestaciones populares y muestras de capacidad de organización, salió victorioso un gobierno de derecha que, constitución plurinacional en mano, ha roto todos los pactos con las organizaciones nacionales, las ha dividido y ahora último ha matado a Eduardo Mendua, dirigente nacional de la CONAIE, para permitirle a la empresa nacional Petroecuador meterse con militares a un territorio indígena y destruirlo. Mientras, en las minas, los humildes mueren por decenas, aplastados. En Colombia el gobierno se pronuncia a nivel internacional a favor de los pueblos, pero empeña los bosques, los ríos y la vida de la gente. Esas fuerzas armadas revolucionarias no son sino paramilitares, brazos cobardes del mismo poder económico que sostiene al estado. En México pasa exactamente lo mismo. Discurso progresista para afuera, desprecio depredador para adentro. AMLO y Petro bailan con la plata, con la plata decimos, porque idiotas no son. En Chile el gobierno progresista de Boric ha normalizado la militarización y el engaño al pueblo Mapuche. Toda la alegría y la dignidad que se derrochaba en la lucha del pueblo chileno ha terminado, vale la redundancia, capitalizada por una clase política vendida y enajenada al punto de mandar a sus mastines a robar la cosecha y quemar los cultivos en plena crisis alimentaria mundial. ¿Qué decir de Nicaragua? A ese gobierno de revolucionario no le queda sino el membrete y sólo sirve como excusa para seguir tildando de comunistas a las mujeres, hombres y niñas que luchan desde la precariedad, y sin embargo, son quienes más solidaridad muestran y se ofrecen para ayudar y sumar en medio de tanta ambición. ¿Para qué conversar desde esa precariedad con un estado, con una civilidad que nos ve con ojos de amo, hacia abajo, relamiéndose en su pertenencia a esa falsa superioridad, a ese inexistente estadio superior, a ese gran desarrollo que se desvanece en el aire desde hace mucho? ¿Por qué no escuchar mejor esa voz que está latiendo en tantos rincones? Esa voz que dice soberanía, autodeterminación, control territorial. Esa voz que dice somos hijxs de la tierra que habitamos cuando la defendemos. Esa voz que dice ejerzamos el derecho que nos asiste a decidir sobre nuestros territorios, educándonos, curándonos, reuniéndonos para tratar nuestros conflictos. Esa voz que dice, ese camino que cruza también es nuestro, como el río que nos transporta y alimenta, como el bosque, la montaña y la chacra que nos alimenta. Aquí estamos, en este camino que se bifurca, para un lado están la humillación, el desprecio, la mentira y la muerte. Para el otro lado también está la muerte, cómo no, pero a ese camino lo colorea la alegría de la lucha por la esperanza, la dignidad, la justicia y la paz que tocamos con los dedos. |
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Fuente de la imagen: Lucha Indígena 188.
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