Ecología Verde, 23 de agosto, 2017.- Las predicciones del fin del mundo que hace la ciencia van más allá de la remota posibilidad de que un asteroide choque contra nuestro planeta. El riesgo es mucho más prosaico y cercano. Es más, nosotros mismos nos bastamos y nos sobramos para avanzar hacia un camino de no retorno. ¿Las razones? En este post vamos a abordar dos de ellas: la escasez de recursos y el avance del cambio climático.
La escasez de recursos que contribuiría a un colapso planetario irreversible está relacionada, como es bien sabido, con la sobreexplotación de los mismos. En otras palabras, el desmedido consumo de recursos ha provocado una situación que no puede mantenerse por más tiempo.
La sostenibilidad resulta clave, por lo tanto, para detener tan grave problema, cuyas consecuencias trascienden el mero mantenimiento del nivel de vida actual. El progreso, con sus luces y sus sombras, no es lo único que está en juego, habida cuenta de la consiguiente destrucción de la naturaleza que también conlleva.
Un solo planeta no basta
Con el objetivo de ilustrar el problema, buscando concienciar al respecto con ejemplos concretos, la ONG Global Footprint Network pone sobre la mesa los números rojos ante los que nos encontramos.
Denuncian que, sin ir más lejos, la humanidad habrá consumido a fecha 2 de agosto todos los recursos que el planeta puede renovar en un año. Es decir, a partir de esta fecha, y hasta fin de año, solo podemos seguir consumiendo recursos “a crédito”.
En 2016, siempre según la ONG, el “día del rebasamiento” fue el 3 de agosto, una fecha simbólica que, a su vez, nos ayuda a visualizar el problema y a tomar conciencia del mismo con mayor facilidad.
Una situación que empeora año tras año (fue a fines de septiembre en 1997, pongamos por caso), puesto que ese momento, conocido como “día de rebasamiento” llega cada vez más pronto. Recordemos que la ONG establece esta fecha para los años pasados desde los años setenta, momento en el que el problema empezó a agravarse.
Desde entonces, los resultados son cada vez más preocupantes y, salvo que se tomen medidas al respecto, la escasez de recursos “sigue avanzando de manera inexorable”, explican los expertos. “Para satisfacer nuestras necesidades, hoy precisaríamos el equivalente a 1,7 planeta”, concluyen.
Ello significa que “a partir de esa fecha, la humanidad habrá consumido el conjunto de los recursos que el planeta puede renovar en un año”, recuerda la asociación en un comunicado que también firma el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Para llegar a tal conclusión, el trabajo realizado por la ONG tiene en cuenta factores clave, entre ellos indicadores como la huella de carbono, así como el consumo de recursos consumidos por actividades humanas entre las que podemos citar la agricultura, la pesca, la ganadería, la construcción o el uso del agua.
El mismo comunicado destaca las tremendas consecuencias de este déficit de sostenibilidad global, que nos cobra una factura insostenible:
El costo de este sobreconsumo ya es visible: escasez de agua, desertificación, erosión de los suelos, caída de la productividad agrícola y de las reservas de peces, deforestación, desaparición de especies. Vivir a crédito sólo puede ser algo provisional porque la naturaleza no cuenta con un yacimiento del que podamos proveernos indefinidamente.
Afortunadamente, no es tarde para reaccionar. Aún “es posible invertir esta tendencia”, afirman las dos organizaciones, y citan como ejemplo la tendencia cada vez más fuerte que supone la creciente apuesta del mundo por las energías renovables.
Lograr la tan necesaria sostenibilidad también requiere frenar el cambio climático. Así pues, apuntan, limitarlo en la medida de lo posible exige reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Catástrofe climática: ¿qué tiempo tenemos para reaccionar?
En efecto, detener el cambio climático también es fundamental a la hora de evitar o reducir la escasez de recursos y, en concreto, el día de rebasamiento (overshoot day). Ambas cuestiones están muy relacionadas, hasta el punto de que, por ejemplo, las emisiones tan solo “representan el 60 por ciento de nuestra huella ecológica mundial”.
Detener la catástrofe climática que supondrá el avance del calentamiento global tampoco no admite demoras. Si la escasez de recursos es sinónimo de números rojos, necesitando soluciones urgentes para ayer, la catástrofe climática también está a la vuelta de la esquina.
Una reciente carta firmada por prestigiosos climatólogos publicada en la revista Nature concluye que el mundo tiene apenas tres años para evitarla. De no empezar a reducirse las emisiones en 2020, contener el cambio climático será misión imposible.
¿Pero, por qué el 2020? La respuesta que encontramos en la misma carta es breve y clara: “Si las emisiones siguen aumentando o se mantienen estables después de 2020, la meta de temperatura que se estableció en París será casi inalcanzable”.
Abordar los objetivos de sostenibilidad de forma amplia, reduciendo la explotación de recursos y las emisiones no es tarea fácil. Sobre todo, teniendo en cuenta la importancia decisiva de empezar a hacerlo sin demora.
En lo que respecta a la escasez de recursos, también buscarse soluciones relativas a los problemas que plantea la sobrepoblación mundial. Por su parte, “reducir las emisiones a nivel mundial es una labor titánica, pero las investigaciones nos aseguran que es necesario, y que es posible”, concluye la misiva.
Empezar cuanto antes no solo puede ser decisivo, sino también evitarnos tener que hacer cambios tan bruscos que finalmente acaben siendo imposibles. Los cambios graduales son la clave, siempre que no sean tan tímidos que simplemente no hagan la diferencia.
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