La especialista en relaciones internacionales y política ambiental explica los impactos y medidas a tomar en el contexto actual.
Servindi, 20 de mayo de 2024.- En una entrevista para Sobrevivir al descalabro, Flavia Broffoni analizó como el neoextractivismo amenaza mediante la sobreexplotación lo que afecta a los territorios y comunidades.
Según la especialista, el extractivismo inició con la explotación de hidrocarburos, sin embargo, en la actualidad el nuevo extractivismo en Latinoamérica se enfoca en extracción de petróleo y los agronegocios.
Anota que, los agronegocios se intensificaron en los años 70 combinando el uso de agrotóxicos y fertilizantes bajo una lógica extractivista de dependencia sacrificando decenas de hectáreas de territorio.
Broffoni señala que durante años el neoextractivismo enfocado en los agronegocios se ha basado en mitos como el que los necesitamos para alimentar al mundo, la generación de empleo y que la productividad solo se genera a base de tecnología para seguir esta cadena.
Agrega que es falso que la agroindustria genere más trabajo que la agricultura ecológica o familiar que genera 38 veces más puestos laborales y genera una mayor productividad sin utilizar componentes tóxicos.
Por otro lado, hace hincapié en que las potencias mundiales han tomado el pago de la deuda externa como un instrumento de dominación y perpetuación, típicas en una lógica extractivista, porque se sabe que esta deuda es impagable.
Para romper con este sistema la politóloga precisa que es necesario que la ciudadanía se prepare para sostener una estructura productiva que no genere dependencia para transitar y superar las barreras económicas producto de la negación de cumplir con este pago.
Desde la postura de Flavia Broffoni es muy poco probable que surja una representación política ecologista, pero confía en los mecanismos de profesionalización democrática para que mediante la participación ciudadana se formulen mejores leyes a favor del ambiente.
Broffoni alerta sobre lo peligroso que es que un gobierno [políticos] o corporaciones se apropien de la narrativa ambiental, pues no habría sentido, al ser ellos mismos quienes han provocado la extinción y han promovido la destrucción del ambiente.
“No podemos volver a la vida que conocimos, debemos enfrentarnos a la nueva normalidad que son los ecosistemas y atmósfera destruidas, al borde de la desaparición. Dudo mucho que la transición funcione, no podemos confiar en que los mismos factores que nos llevaron hasta este punto nos saquen de aquí ", resalta.
Finalmente, destaca que si bien se mantiene aún un discurso negacionista de la crisis ambiental y el cambio climático, la ciudadanía debe concentrarse en analizar qué interés hay detrás de este discurso manejado por intereses políticos y de corporaciones.
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