Argentina y Colombia se ven amenazadas por la luz verde dada a sus gobiernos para el empleo del fracking en la extracción de hidrocarburos. Pese a las protestas en ambos países y la evidencia del impacto negativo de esta actividad en el medio ambiente y las fuentes de agua, todo hace indicar que ahí se encuentra el futuro de la industria energética en la región.
Por José Díaz
Servindi, 19 de agosto, 2021.- En los últimos años, diversos países de América Latina se han visto amenazados por el método de extracción de hidrocarburos conocido como fracking o fracturación hidráulica.
Científicos y expertos en materia ambiental han iluminado en repetidas ocasiones que este mecanismo de extracción es uno de los más perjudiciales para el medio ambiente lo que no ha detenido el interés económico de viabilizar su empleo en países gobernados por gestiones de derecha e izquierda.
Los dos casos más recientes en Sudamérica son los de Argentina y Colombia, dos países con políticas de gobiernos opuestas pero que coinciden en sus políticas energéticas en cuanto al empleo del fracking.
En Colombia, hace unos días se dio a conocer que Ecopetrol, la compañía petrolera más grande del país, empleará este método de extracción en sus proyectos a partir del 2023.
En Argentina, la situación es más crítica luego de que el gobierno de Alberto Fernández diera luz verde a la ejecución de fracking en el proyecto de hidrocarburos Vaca Muerta, un yacimiento de 30 mil km2 ubicado en la provincia de Neuquén, donde el acceso al agua ha sido un problema histórico para la población local.
Las protestas se han sucedido en ambos países. Hace un mes, en Colombia, un grupo de activistas repartió entre los miembros del parlamento nacional una serie de botellas con “agua piloto” presumiblemente contaminadas a consecuencia del fracking como un intento por presionar al sector político para cesar esta práctica.
Mientras que en Argentina se registraron protestas a inicios de agosto contra la luz verde dada por el gobierno para el empleo del fracking en Vaca Muerta.
¿Por qué es tan perjudicial el fracking?
El fracking es un mecanismo de extracción que consisten en la creación de un túnel vertical de cubierto de cemento por cual se inyectan grandes cantidades de agua a alta presión con el objetivo de generar fracturas en la base rocosa del subsuelo que contiene al gas o petróleo.
Usualmente, estas aguas son combinadas con productos químicas que facilitan el apuntalamiento de las rocas y la emergencia de los hidrocarburos.
Aunque desde la industria energética insisten en que son pocos los casos en que esta actividad ha contaminado fuentes de agua aledañas a los proyectos, los científicos y especialistas ambientales han proveído abundante evidencia de que esta técnica no solo afecta a las reservas acuíferas de la zona de influencia del proyecto, sino también genera una alta emisión de químicos hacia la superficie, así como un elevado índice de contaminación sonora.
El fracking es una modalidad particularmente popular en los Estados Unidos desde hace varios años y en la última década se ha importado este mecanismo a diversos países de América Latina.
Hace unos años, una investigación de la Agencia Norteamericana de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) reveló la presencia de químicos en acuíferos de Wyoming producto del empleo del fracking para la extracción de petróleo en la zona.
Por esta razón, la popularización del fracking en los proyectos extractivos de América Latina no solo representan un grave riesgo para la biodiversidad, sino también un peligro mayor para aquellas poblaciones donde el acceso al agua como un derecho universal no se terminó por consagrar.
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