Por Javier Jahncke Benavente*
20 de abril, 2017.- La semana pasada Javier Fernández Concha, el primer Vice ministro de Gobernanza Territorial de la PCM, dio sendas entrevistas en medios de prensa donde sorprendió, por lo menos a nosotros, planteado que sólo existen 5 conflictos sociales en el país, y que éstos sólo se dan cuando hay crisis, es decir a su entender cuando hay “toma de carretera, secuestro o se rompe el orden jurídico”. Es lamentable la reducida visión de la nueva autoridad responsable de abordar los conflictos sociales, lo que se entiende por su experiencia en el sector privado, fundamentalmente trazando estrategias en favor de empresas mineras.
Si bien coincidimos con el, en que el modelo actual de abordaje de conflictos “se ha agotado”, consideramos que es justamente por la intensión que hay desde el Estado (y que se mantiene) de acudir a la conformación de espacios de diálogo (mesas) primero para “desconflictivizar” la situación de crisis, y luego a “negociar”, como se ha dicho, no a escuchar y entender los problemas de fondo y considerar las perspectivas culturales de nuestras comunidades y poblaciones respecto de ciertas decisiones, antes de tomarlas, y con ello afectar definitivamente sus modos de vida, la naturaleza y los recursos naturales de los que viven.
Es peligroso hablar sólo de “conversar” y no de “dialogar. Conversar, no implica ningún compromiso. Acaso los afectados por las decisiones del Estado, ¿no requieren de su compromiso?. El verdadero dialogo si es necesario, y no implica “capitular” como también se ha dicho, es comprender el trasfondo de los problemas, cuáles son los verdaderos temas de agenda de nuestros pobladores, que lo primero que buscan, es ser escuchados y reconocidos por un Estado históricamente ausente, para que luego se discuta con ellos sobre lo que requieren y las soluciones, y estas no se trabajen en gabinete y se les impongan, como se ha hecho por ejemplo con el adelanto social, establecido en los decretos legislativos, y que fue una promesa electoral de Kuczynski. Ahí no pierde el Estado, gana en evitar conflictividad y mantener la estabilidad que requieren las inversiones donde puedan y deben darse.
Pero para ello, las decisiones del Estado sobre actividades económicas en una determinada zona, deben involucrar y beneficiar a los pueblos de dichas zonas, no perjudicarlos en beneficio de otros intereses económicos. De esa manera es que se previenen los conflictos
Si nos ponemos a dirimir teóricamente cuando hay un conflicto, no vamos a poder abordarlo desde sus inicios y evitar la escalada y la crisis. Si se pretende abordar sólo la crisis, la perspectiva de la represión policial y militar y la criminalización de la protesta para recuperar el “principio de autoridad” es lo único que queda, y a eso no le podemos llamar una “estrategia” adecuada de abordar conflictos, elevando el número de heridos, muertes y detenidos/as por el hecho de ejercer la defensa de sus derechos.
En su momento, en el debate electoral, RED MUQUI propuso en el documento “Balance y propuestas para el funcionamiento de los procesos de diálogo en el Perú”, una visión integral de los conflictos, como se plantea, pero con un sistema nacional que integre las instancias locales, regionales y nacionales, que tengan mecanismos de alerta temprana que permitan establecer canales desde la instancia más cercana a la población, que recoja las demandas e inquietudes de comunidades y poblaciones, a las que se debe asegurar el acceso a la información y el asesoramiento necesario para evitar asimetrías, y que dichos canales cuenten con profesionales que puedan comprender el contexto y hacer llegar dichas inquietudes a través de las distintas instancias del Estado.
Estos canales no existen o no han funcionado, por ello las demandas no son atendidas cuando corresponde, o no se cumplen los compromisos adquiridos, y ello genera las medidas de reclamo y exigencia pacífica desde las comunidades y poblaciones, que lo único que buscan es la acción del Estado y viabilizar soluciones.
Los procesos de diálogo, no van a funcionar si no se cambia la perspectiva sobre el mismo. Si no hay verdaderos mecanismos de prevención, y si en el diálogo efectivo, no se dan condiciones mínimas para su realización, como tener una línea de base de la situación, se rompan las asimetrías con la información y el apoyo técnico legal, participen los actores legítimos, se acuerde una agenda, y se priorice una perspectiva intercultural del proceso.
Un tema central y final en el proceso de diálogo es el monitoreo de acuerdos y compromisos. En eso estamos de acuerdo con el Viceministro, en que el diálogo tiene que ir acompañado del cumplimiento del Estado. Pero el Estado debe primero cumplir su rol garante de derechos y no sólo de la inversión, priorizar la defensa de los derechos de las comunidades y poblaciones antes que a la economía, que es la que debe beneficiarnos a todas y todos los peruanos y no perjudicarnos, que lamentablemente es lo que ocurre con la salud y la vida de las personas a nivel nacional.
Finalmente, esperamos que la unificación en el Viceministerio de Gobernanza Territorial de la oficina de demarcación territorial, no pretenda también aprovechar las normas de los paquetazos como la Ley N°30230, y la de los decretos legislativos, como el D.Leg. 1333, aún vigente, que eliminan garantías a la propiedad y facilitan el acceso a tierras con títulos de propiedad, aprovechando los problemas de delimitación de linderos que aún existen en especial en los territorios de nuestras comunidades campesinas y nativas a nivel nacional, situación que podría generar más conflictos sociales en el país.
---
*Javier Jahncke Benavente es el Secretario Ejecutivo RED MUQUI
AÑADE UN COMENTARIO