Recordamos una notable reflexión que hiciera hace siete años el gestor cultural Alfredo Mires, fallecido el último domingo, sobre la interculturalidad en el proceso de la comunicación.
Servindi, 17 de octubre, 2022.- En países pluriculturales como el Perú, la interculturalidad comprendida como aquella que propicia y garantiza la expresión de las diferencias como prácticas sociales válidas, debería suponerse inherente a todos los procesos y sobre todo al de la comunicación.
Esta fue una de las notables reflexiones que nos dejó Alfredo Mires Ortiz, cofundador de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, quien partió a la eternidad la madrugada del domingo 16 de octubre.
Por su vigencia, hoy recordamos este mensaje que Mires efectuó durante un foro público realizado el 15 de mayo de 2015 en la región Cajamarca, donde Servindi estuvo presente.
El encuentro se dio en el marco de un taller de comunicadores y comunicadoras, organizado por un conjunto de instituciones que trabajaban desde hace algunos años en el tema del derecho a la comunicación.
Mires dedicó su exposición a la interculturalidad, pero vista desde un plano profundamente histórico. Así, abordó los problemas estructurales de desigualdad que marcan el proceso de la comunicación.
“El diálogo es estéril en condiciones de desigualdad. Así resulta normal que los de abajo acepten y repitan lo que el poder dominante mande, mientras su propia palabra y sabiduría queda relegada al escaparate de lo folclórico, a lo pintoresco”, dijo.
El reconocido educador y antropólogo explicó que el problema como tal no es la comunicación, sino la fuente de la cual procede y los intereses que incuban los contactos.
“El solo hecho por ejemplo de llegar a una comunidad para decir algo ya comunica que en primer lugar soy de los que saben palabrear, pero no necesariamente estoy dispuesto a escuchar”, señaló.
Al respecto, puso como ejemplo que resulte normal que un experto en desarrollo llegue al campo a difundir con autoridad su discurso, pero no ocurra lo mismo si un comunero llegara a la ciudad.
“Si un comunero llegara a la ciudad a proponer que se derriben los fríos edificios de concreto para convertirlos en saludables chacras sería enviado inmediatamente al manicomio”, ilustró.
Por estos motivos, Mires afirmó que “en la relación intercultural es imperativo reconocer las desigualdades sociales para identificar la naturaleza de las contradicciones y dar respuesta a la polarización”.
Esto implica que lo intercultural no sea comprendido solo como un equiparamiento automático entre culturas distintas, “sino como la construcción de relaciones entre culturas opuestas”.
Se trata entonces, añadió, de “permear las estructuras infundiendo respeto, tolerancia y convivencia de manera que puedan articularse contenidos, estrategias, metodologías y acciones pedagógicas y comunicacionales”.
Esto, con el fin de que se descolonice el conocimiento, se reivindique la comunidad, se proteja la naturaleza y se haga posible un mundo más justo y más vivible para todos.
“Lo contrario es una atomización que nos impide superar la valla del espectador pasivo, aquella que nos vuelve reverentes frente a los catecismos intimidantes y complacientes con los modernos oscurantismos”, agregó.
La exposición completa de Alfredo Mires, de 19 de minutos de duración, puede ser escuchada en el audio insertado al inicio de este texto. No pierda la oportunidad de escucharlo.
Sobre Alfredo Mires y su labor
Alfredo Mires Ortiz nació en Chepén, La Libertad, el 23 de febrero de 1961. Fue un hombre insigne de la literatura, el saber popular y la educación comunitaria.
Inició su labor comunitaria a los 15 años con la edición del boletín de Prensa Popular. Fue durante este proceso que conoció al sacerdote Juan Medcalf, fundador de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Alfredo Mires se integró en 1977 a la Red y, cuatro años más tarde, se trasladó a vivir en Cajamarca, donde asumió su conducción tras la partida definitiva de su fundador al Reino Unido.
De su autoría, edición o dirección, como parte de la Red, ha publicado más de 200 títulos sobre tradición oral, religiosidad y cultura andina, arte rupestre e historia desde los propios pueblos.
Por su labor como investigador y su trabajo en la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca ha obtenido diversos reconocimientos, siendo uno de los más destacados el Premio Casa de la Literatura Peruana.
Este premio le fue otorgado por su visión renovadora del libro, la lectura y la literatura en diálogo con las necesidades de la comunidad, considerando el rol innovador de la red que integraba.
A lo largo de sus 50 años, la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca promovió nuevas dinámicas para la creación y la circulación del libro, contribuyendo, a la recuperación y revaloración de la memoria comunitaria y las tradiciones orales a través de la Enciclopedia Campesina.
Cabe destacar, que ese colosal proyecto cuestiona y reinventa la dinámica recopilatoria de los saberes comunitarios, proponiendo nuevas formas de valorar la palabra poética y publicaciones hechas desde la comunidad y para la comunidad.
Precisamente, tras su fallecimiento, la Casa de la Literatura Peruana se pronunció de manera sentido rescatando el importante aporte que dejo Alfredo Mires como gestor cultural.
“Nos deja su admirable legado de pensador libre y comprometido con Cajamarca y el Perú, que agradecemos y confiamos seguirá floreciendo en la comunidad cultural del país”, indicaron desde la institución.
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