Por Jesua Ledesma
MIRevista Cultural, 3 de junio, 2018.- “La palabra del mudo” constituye uno de los libros más importantes y representativos del escritor peruano, Julio Ramón Ribeyro, reconocido dentro del movimiento literario como uno de los mejores cuentistas pertenecientes a la generación del 50. Aquel círculo intelectual agrupó a escritores de la talla de Enrique Congrains Martin y Carlos Eduardo Zabaleta y supo ganarse un nombre propio en la literatura peruana.
Uno de los principales objetivos de Ribeyro en esta obra, es plasmar la realidad de la clase baja de la Lima de antaño. El autor comienza a prestarle atención a la infinidad de historias que atrapan a la capital que los medios desconocen, la cual está formada por diferentes personajes que se encuentran ocultos en las barriadas y las quintas de ese “inmenso monstruo del millón de cabezas” en ese entonces.
Figuras que se encontraban ausentes hasta ese momento dentro de la narrativa novelística de la época ocuparon por primera vez lugares de vanguardia. Aquello constituyó un acontecimiento inaudito puesto que la mayoría de escritores se enfocaban en contar historias de personas adineradas o hacendados pertenecientes a la más rancia aristocracia limeña. Ribeyro se encargó de romper este paradigma al realizar su obra cumbre “la palabra del mudo”.
Aquello constituyó un acontecimiento inaudito puesto que la mayoría de escritores se enfocaban en contar historias de personas adineradas o hacendados pertenecientes a la más rancia aristocracia limeña. Ribeyro se encargó de romper este paradigma al realizar su obra cumbre “la palabra del mudo”.
Y es así como a través de una serie de relatos, el libro va tomando forma. Sumergiéndonos en un universo que hasta el momento era desconocido para la mayoría de lectores, y que rompe con el molde al que nos tenían acostumbrados, dándole ese pequeño toque de realismo de una Lima que estaba siendo azotada por la más grande migración por parte de la clase campesina, la cual buscaba forjarse un futuro mejor dentro de esta gran ciudad.
Este fenómeno fue muy bien aprovechado por el autor para expresar la realidad de la clase campesina que migraba a Lima. Y no es por darles protagonismo, sino que lo hace para darnos a entender que ellos también tienen una voz, una razón de ser, que tienen sentimientos y pasiones que los llevan a moverse.
Y es precisamente producto de esta gran migración que comienzan a surgir las primeras invasiones que luego conllevarían al establecimiento de lo que hoy conocemos como “AA. HH”. En ese contexto Ribeyro comienza a abarcar diversos temas que eran toda una novedad para la época. La elección de estos temas lo distanció por ejemplo de Mario Vargas Llosa que se enfocaba en narrar las historias de una Lima contemporánea y criolla.
La obra en cuestión está conformada por una serie de 19 relatos en los cuales el autor intenta retratar el modo de vida de las personas más pobres y el estado deplorable en el que se encontraban. Estas personas vivían azotadas por el desempleo, la delincuencia, el hambre y la angustia.
De entre la gran variedad de cuentos que conforman este gran libro, son tres los que suelen llamar más la atención: “los gallinazos sin plumas”, “por las azoteas” y “al pie del acantilado”. Todos ellos tienen en común a niños como personajes principales y un trasfondo muy triste de miseria, dolor y abandono, que logra llegar a los lectores de tal forma que comienzan a sentir en carne propia el doloroso mensaje del olvido y la desesperación. El autor hace que cada una de estas historias sea una experiencia única para el lector toda vez que llegan al alma del niño interior que todos llevamos dentro.
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