Servindi, 14 de febrero, 2024.- Un estudio dirigido por el investigador Peter Pearman urge a mejorar el monitoreo de la diversidad genética global para proteger la biodiversidad. Las posibilidades de supervivencia de algunas especies depende de su capacidad para resistir un mayor calor o sequía y enfrentar a las nuevas especies que colonizan su entorno. “Es en estos entornos límite donde es más urgente medir la diversidad genética, para evaluar la capacidad de las especies que habitan estos espacios para sobrevivir”, asegura la investigación. Un monitoreo mejorado permitiría “detectar áreas climáticamente favorables para estas variantes y protegerlas para mantener la diversidad genética que es esencial para la supervivencia a largo plazo de las especies”. Cabe precisar que algunas de estas especies amenazadas proporcionan servicios “invaluables a los humanos”, como la polinización de cultivos, el control de plagas, la purificación del agua y la regulación del clima. En el estudio participaron un total de 52 científicos que representan a 60 universidades y centros de investigación de 31 países. Los resultados sugieren que los programas de monitoreo de la diversidad genética en Europa deben “adaptarse sistemáticamente para abarcar gradientes ambientales completos e incluir todas las regiones sensibles y de alta biodiversidad”. Cada ser vivo en nuestro planeta se distingue de sus congéneres por pequeñas diferencias en su material hereditario. Cuando el entorno cambia y se vuelve desfavorable para las especies –sean plantas o animales– esta variabilidad genética puede permitirles adaptarse a las nuevas condiciones en lugar de extinguirse o tener que migrar a otros hábitats. Por este motivo, la diversidad genética es una de las claves para la supervivencia de las especies durante la crisis climática. En 2022, la Convención Internacional sobre Diversidad Biológica hizo hincapié en la necesidad de proteger la diversidad genética que se encuentra en especies silvestres. Se trata de “un componente fundamental de la diversidad biológica y que ha sido descuidado en numerosas ocasiones” dijo Peter Pearman, investigador de la Universidad del País Vasco (UPV) y asociado al Basque Centre for Climate Change (BC3).
Peter B. Pearman. Foto: Ibai BiritxinagaDiversidad genética
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