La irrupción de fuerzas ecuatorianas en la embajada de México desata un escándalo mundial por la violación del derecho internacional que protege la inviolabilidad de los recintos diplomáticos y el derecho al asilo.
Servindi, 8 de abril, 2024.- La relación entre Ecuador y México está en una situación crítica luego de que las fuerzas ecuatorianas irrumpieran violentamente en la embajada mexicana en Quito para capturar a un político que tramitaba su asilo.
El hecho ha desatado la condena de varios países por ser contrario al derecho internacional. De no enmendarse esta embestida, se generaría un peligroso precedente para las relaciones entre naciones, advierten expertos.
Recuento del conflicto
La tensión empezó cuando el miércoles 3 de abril el mandatario mexicano Manuel López Obrador sugirió que el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, en 2023, había influido en las intenciones de voto de ese país.
La declaración incomodó al gobierno ecuatoriano de Daniel Noboa que respondió al día siguiente declarando persona no grata a la embajadora de México en Ecuador, Raquel Serur, y pidiendo su salida del país en un “breve plazo”.
El viernes 5, México lanzó un comunicado calificando esta respuesta como “desproporcionada”. El texto también incluía una decisión que terminaría por hacer escalar esta situación de tensión entre ambos países.
En un apartado, México informaba que “luego de un análisis exhaustivo”, su gobierno había decidido otorgar asilo político al exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, refugiado en su embajada en Quito desde diciembre de 2023.
Esta comunicación bastó para que la tarde de ese mismo viernes militares y policías de Ecuador rodearan la embajada de México e ingresaran por la noche —sin autorización y trepando las paredes— para capturar a Glas y evitar su salida del país.
Relaciones rotas. México cortó relaciones diplomáticas con Ecuador tras irrupción a su embajada en Quito y alista denuncia ante la Corte Internacional de Justicia.
Reacción internacional
Las imágenes de este suceso no tardaron de dar la vuelta al mundo: en un hecho con pocos precedentes, un país acababa de atentar contra la inviolabilidad de una sede diplomática respaldada en 1961 por la Convención de Viena.
Las respuestas no tardaron en llegar. La Organización de Estados Americanos (OEA) recordó con preocupación el sábado 6 que la Convención de Viena forma parte de las normas asumidas por los países de la región.
Asimismo, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el chileno Gabriel Boric y otros líderes regionales criticaron la violación del derecho internacional y llamaron a las partes en conflicto a resolver sus diferencias.
En Ecuador, por su parte, el movimiento indígena representado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) rechazó la medida y la calificó como un “acto fascista”.
“La violación de la Embajada de México en Ecuador es un acto fascista de extrema gravedad que atenta contra las relaciones diplomáticas y el derecho internacional”, señaló la Conaie.
Nada de esto, sin embargo, ha logrado hasta el momento que Ecuador de un paso atrás.
El gobierno de Daniel Noboa justifica la irrupción en la embajada mexicana asegurando que se dio en defensa de la soberanía nacional y para evitar la intervención extranjera en asuntos internos del país.
Daniel Noboa, presidente de Ecuador. Todo apunta a que en su intento de mostrar "mano dura" contra delincuentes, violentó el derecho internacional.
Peligroso precedente
Como “asuntos internos”, Ecuador hace referencia al caso concreto de Jorge Glas, el exvicepresidente ecuatoriano que se encuentra en el centro de esta polémica.
Glas, de 54 años e ingeniero de profesión, es un hombre cercano a Rafael Correa que empezó a asumir cargos públicos desde que este llegó a la presidencia de Ecuador en 2007.
Tras una carrera acelerada dentro del gobierno, en 2013 Correa lo eligió para acompañarlo como vicepresidente en la fórmula presidencial para la campaña de ese año que finalmente ganó.
Luego de cuatro años en el cargo junto a Correa, Glas fue reelegido como vicepresidente en 2017, esta vez de la mano de Lenin Moreno.
Sin embargo, en diciembre de 2017, fue condenado por corrupción por recibir sobornos de la constructora Odebrecht. Tras ello, fue separado del cargo y en enero de 2018 se entregó a las autoridades.
Jorge Glas: el exvicepresidente ecuatoriano en medio de la polémica detenido tras la irrupción a embajada mexicana en Quito.
Desde entonces, se mantuvo en prisión hasta que, en 2022, cuando había cumplido la mitad de su pena, consiguió la libertad condicional tras varios fallos judiciales.
No obstante, los procesos judiciales siguieron y a fines de 2023 fue citado para responder por otro caso de corrupción. Fue entonces que buscó el refugio diplomático en la embajada de México en Quito.
Volviendo a los hechos actuales. Para el gobierno actual de Ecuador, liderado por Daniel Noboa, ubicado en la orilla opuesta del correísmo, Glas es un “delincuente” que no debe quedar en la “impunidad”.
Bajo esa lógica, justifica la irrupción de sus fuerzas policiales y militares en la embajada mexicana que, según argumentan, no respondió oportunamente a sus consultas sobre el asilo de Glas.
Diego García-Sayán: "La irrupción con fuerzas uniformadas en una sede diplomática es un acto escandalosamente contrario al derecho internacional".
Sin embargo, expertos como el expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), Diego García-Sayán dejan en claro que el asunto va más allá de eso.
En diálogo con la agencia inglesa BBC News Mundo, García-Sayán aclara que las comunicaciones entre un país y otro por las diferencias que puedan tener se debe dar sin perder el “lenguaje que corresponde de acuerdo a derecho”.
“El gobierno podría decir que a ese señor no lo deja salir de Ecuador, una posición jurídicamente válida. Pero la irrupción con fuerzas uniformadas en una sede diplomática es un acto escandalosamente contrario al derecho internacional, a la Convención de Viena y a la Convención sobre Asilo Diplomático. Es un paso gravísimo”, indicó.
Para el excanciller peruano, este hecho podría sentar un precedente “si hay impunidad”. Pero lo corresponde “es que haya una reacción firme”.
“El secretario general de la OEA va a impulsar una sesión permanente del Consejo Permanente para que no se siente un precedente. Porque si así fuera, la Convención sobre Asilo Diplomático se acabó y habríamos pasado a la prehistoria del sistema interamericano”, añadió.
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