A once años del “Baguazo”, el portal periodístico Convoca relata la forma en cómo los pueblos awajún y wampís de la región Amazonas, vienen enfrentado al COVID-19. A pesar del paso de los años, el abandono del Estado aún es latente.
Servindi, 5 de junio,2020.- Un día como hoy del año 2009, la denominada “Curva del Diablo”, ubicada entre los caseríos Siempre Viva y el Reposo en Bagua, se convirtió en el escenario trágico de una protesta legítima iniciada por los indígenas awajún y wampís de la región Amazonas.
La represión policial utilizada para desalojar a los más de 2 mil indígenas que habían tomado durante 53 días la zona en defensa de sus territorios, dejó como saldo la muerte de 33 personas, incluidos 23 policías, y el registro de graves violaciones a los derechos humanos.
La historia del conflicto social recordado como el “Baguazo” aún no ha terminado de escribirse; pero desde el portal periodístico Convoca.pe, hoy nos cuentan cómo están enfrentando el COVID-19 los indígenas awajún y wampís que habitan la provincia de Condorcanqui.
El 5 de junio de 2009 la denominada "Curva del Diablo" se convirtió en un infierno.
Awajún: «Si vamos a esperar que el Estado nos atienda, la situación podría ser peor”
El dirigente awajún, Hernán Kinín, cuenta que, ante la demora de atención por parte de las autoridades sanitarias, agravada por la falta de personal médico en los centros de salud, las comunidades awajún alejadas de la capital de la provincia, tomaron medidas estrictas de autoaislamiento.
Además, relata que han recurrido a las alternativas medicinales para reducir las posibilidades de contagio, llegando a rastrear las plantas utilizadas desde tiempos antiguos, como la bebida preparada con sacha culantro u hoja de tumbo que luego mezclan con jengibre y limón y les sirve para combatir los síntomas de la neumonía.
«Si vamos a esperar que el Estado nos atienda y lleguen las medicinas occidentales, la situación podría ser peor», señaló el líder awajún.
Asimismo, contó que en los últimos días se ve una gran cantidad de retornos de nativos que vuelven desde las grandes ciudades por desempleo. Para ello, indica que están adaptando lugares de aislamiento al interior de los bosques y que, entre los pobladores, se han organizado en rondas de vigilancia para controlar la entrada y salida en las comunidades.
Wampís: «Los centros de salud cercanos no tienen suficiente personal médico»
En los territorios wampis ubicados en el extremo norte de la provincia de Condorcanqui, la situación es similar.
Una de las rondas de vigilancia en la comunidad wampís de Candungos en el distrito de Río Santiago, provincia de Condorcanqui. (Foto: Grover Wisum Ahuanari)
El presidente del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis, Wrays Pérez, informó que las rondas comuneras han cerrado los accesos a las 85 comunidades wampís que se encuentran entre Loreto y Amazonas y que también están recurriendo a las plantas de la Amazonía.
Aunque en las comunidades solo se ha encontrado un caso autóctono asintomático en una mujer de 45 años, Pérez señalo que los pueblos wampís se sienten abandonados por el Estado puesto que los centros de salud cercanos no cuentan con suficiente personal médico.
Ambos dirigentes de las comunidades awajún y wampis señalaron que las familias de sus comunidades han sido beneficiadas por los bonos del gobierno central, lo que ha permitido que puedan realizar intercambios de productos (compra-venta) al interior de las comunidades.
Sin embargo, para Salomón Awananch, presidente de la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Norte del Perú (ORPIAN), el bono no termina de ser suficiente si es que los centros de salud no cuentan con galenos, ni medicinas para atender los casos de COVID-19 en las comunidades.
Por su parte, el doctor Carlos Coronel, quien está a cargo de la Red de Salud de la provincia, confirmó que las autoridades estatales están atendiendo de forma “lenta” los requerimientos de los centros de salud de la provincia.
De igual modo, señaló que espera que puedan llegar a tiempo las mascarillas necesarias para entregarlas a los ciudadanos de la región, puesto hasta el momento solo han llegado 4,700 mascarillas, pero se necesitarían al menos 40 mil para la protección de los indígenas.
«Si en todo el país el sistema es precario, aquí la situación es más grave», aseguró Coronel.
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