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Creando futuro: jóvenes experimentan innovadores planes contra desempleo

Foto: Gisella Evangelisti

El nuevo reportaje de Gisella Evangelisti nos sumerge en una innovadora experiencia en la que 18 jóvenes de diversas partes del mundo experimentan empleos innovadores en Brasil, en un espacio donde se busca realizar los sueños más inalcanzables mirando hacia el futuro.

Creando futuro: jóvenes de todo el mundo experimentan planes contra el desempleo

Por Gisella Evagelisti*

6 de mayo, 2017.- Un letrero amarillo en un camino no afirmado en el valle del rio San Antonio, a 50 km de Rio de Janeiro, indica que hemos llegado a Sinal do Vale. En unas colinas parcialmente cubiertas de una vegetación exuberante, con las orquídeas que se arriman en los árboles, resiste la famosa “mata atlántica”, la selva húmeda que una vez ocupaba toda la costa brasileña, pero ha sido en gran parte abatida para dar lugar al cultivo de caña de azúcar.

En medio de lo verde, unas casas coloradas hospedan desde el 2012 una granja orgánica de 400 acres que se ofrece como espacio de encuentro y experimentación hacia la sostenibilidad ambiental, sea a nivel local o global. A nivel local Sinal do Vale enfrenta con proyectos de mejoría algunos problemas tan frecuentes en la realidad rural brasileña como deforestación, contaminación hídrica, falta de perspectiva de los jóvenes, y mala alimentación de los niños, mientras a nivel global ofrece a emprendedores sociales, activistas y voluntarios de todo el mundo un espacio donde intercambiar y ampliar conocimientos para llegar a realizar los sueños más descabellados.

SINAL, justamente, significa: sincronicidad, inovación, alegría. Sincronicidad es alinear la vida cotidiana con un nuevo espíritu global, la sostenibilidad ambiental, ¿y por qué no? con alegría, amor, riéndose mucho, manteniéndose libres sin dejarse llevar por el pesimismo. Se aprecia también una pizca de magia, o rara intuición, que permite ver posibilidades y conexiones donde la mayoría de las miradas se para.

 

Sinal do Vale / Foto: Gisella Evangelisti

Local y global

En este espacio de verde magia es posible percibir claramente una viva conexión entre local y global. Unos 18 jóvenes de diferentes sexos, razas y religiones, provenientes de 18 rincones del mundo, desde Azerbaigian a Vietnam, que se han distinguido en sus países por haber realizado proyectos innovativos a nivel socioeconómico, han sido seleccionados por una fundación alemana, la Westerwelle Foundation, para participar en un tiempo de diez semanas y media en el centro de Sinal do Vale. Aquí, con el apoyo de expertos internacionales y de la alemana “The Do School”, la “Escuela del hacer”, chicas y chicos preparan propuestas para enfrentar uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: el desempleo juvenil. Un fenómeno destinado a aumentar en esta época post-industrial, donde se necesita cada vez menos mano de obra para producir cosas, y donde las ganancias de las empresas pueden aumentar vertiginosamente, como los sueldos de los managers, sin que les interese crear más ocupación o bienestar.

Un ejemplo entre muchos: el segundo hombre más rico del mundo, el empresario gallego Amancio Ortega, que detiene el 59,5% de la multinacional textil Inditex, (incluyendo la famosa marca Zara), acaba de ingresar en su cuenta 628 millones de euros, o sea la mitad de la ganancia que le corresponde por el 2017, 1256 millones de euros. Los puestos de trabajo creados este año de bonanza son apenas 9596.

Además, la escuela en general no da una suficiente preparación para enfrentar la transición a la era post industrial. Sin embargo, hay soluciones, afirma Phillip Teffenborn de la “Do School”: plantear un constante aprendizaje en el trabajo y crear nuevas habilidades y perfiles profesionales apostando por ejemplo a sectores claves como la regeneración de los ecosistemas dañados por el mal desarrollo, y la producción de energías renovables. El éxito de la “economía verde” en Alemania es alentador al respecto. Últimamente se está buscando como poder producir en gran escala el “gas solar”, un gas que se forma de bacterias o algas que crecen en contenedores de plásticos o vidrio expuestos al sol.

Sueños realizados

También aquí, en Sinal do Vale, no se habla por hablar. La fundadora de este centro de investigación y experimentación es una mujer brasileña de familia gallega, Thais Corral, especialista en sueños realizados.

Uno, en que ha estado trabajando voluntariamente con otras compañeras durante veinte años, ha consistido en la difusión en Brasil de 400 programas de radio donde también las mujeres más aisladas y menos escolarizadas del país podían tomar la palabra y compartir problemas y soluciones para mejorar sus vidas y las de su comunidad, a través del programa “Fala mulher” (Habla Mujer). Otro sueño realizado ha sido la implementación de un exitoso modelo de producción agroforestal, “Adapta sertao”, para adaptar la zona semiárida del sertón del nordeste de Brasil a la creciente sequía. Y a nivel global, ha participado como una figura destacada en varias conferencias internacionales, incluyendo la Cumbre por la Tierra de Rio de Janeiro en 1992, donde desde la carpa de “Planeta Fémina” “las redes de mujeres salieron del gueto de la violencia hacia las mujeres volviéndose agentes de cambio global, apostando a un desarrollo diferente”, como ella expresa. De su extraordinaria trayectoria profesional y social, que le ha dado reconocimientos nacionales e internacionales, desde la Silicon Valley hasta las Naciones Unidas, hablaremos próximamente con más detalles.

Thais Corral, fundadora y directora / Foto: Gisella Evangelisti

Mujeres innovadoras

Vamos ahora a conocer algunas de estas jóvenes innovadoras, que han superado obstáculos y prejuicios para abrir nuevos caminos en sus países. Abigail Michael, con un peinado de trencitas y un gran amor a la humanidad, (así declara) es de Nigeria, un país con enormes recursos y enorme pobreza, donde las mujeres, que aportan el 70% del trabajo rural, son los sujetos más oprimidos, siendo obligadas a dejar la escuela por matrimonios precoces, y a veces a migrar y prostituirse.  Abigail, que tiene un título en ciencias del medio ambiente, ha juntado sus $ 3.000 de ahorros más un préstamo de otros 1000 para fundar una empresa social, la Recy World, y comprar una máquina que permite exprimir más rápidamente la mandioca (el principal cultivo de Nigeria), aligerando el trabajo de 300 mujeres que de este modo han mejorado sus vidas. A la vez han podido empacar el producto y venderlo directamente en la ciudad, y utilizar como alimento para animales los residuos orgánicos que antes constituían solo un desperdicio. Ahora el plan de Abigail, además de ampliar la empresa, es dar vida a la “Youth África Innovation”, una “hub” (incubadora) que anima y recoge las propuestas innovadoras de jóvenes para desarrollar negocios con fines sociales.

Abigail de Nigeria / Foto: Gisella Evangelisti

Viene en cambio de Botswana, (un país ocupado en gran parte por el desierto de Kalahari), la sonrisa tranquila de Kagisana Niazda, joven madre y profesional, que ha dejado un buen trabajo en el banco para crear un grupo, “Motswuana Women on the rise” (“Mujeres creciendo”) donde las mujeres intencionadas a invertir en negocios puedan tener asesoría para sus planes de gestión de riesgos e impactos. La idea de despertar el potencial empresarial de las mujeres le surgió al observar como el mayor empleador del país, el estado, así como las minas de diamantes, iban absorbiendo cada vez menos personal. Kagisana comenzó entonces a entrevistar y reflexionar sobre la experiencia de mujeres que habían prosperado honestamente y dio vida a su propia consultora, que da formación y un espacio para colaboraciones entre start-up femeninas.

 

Kagisana, Botswana / Foto: Gisella Evangelisti

Viene de Cambogia una joven diminuta, pero con amplias visiones, Sokhema Nara, que ha logrado recoger en fundraising 50.000 dólares para proyectos dirigidos a unos 10.000 jóvenes de 15 provincias cambogianas y en el sureste asiático. Ella considera que el problema del desempleo debe ser enfrentado por varios lados: el gobierno debe dar prioridad (también con incentivos fiscales) a sectores que crean ocupación a mediano o largo plazo. Desde abajo, la juventud debe entender que es también su responsabilidad enfrentar el tema del desempleo, no solo esperando la acción del gobierno. Por ejemplo, las mejores iniciativas que he visto, dice Sokhema, son donde las comunidades identifican los problemas y oportunidades que existen en el lugar y comienzan a trabajar juntos pidiendo un cambio y también protagonizándolo. Por ejemplo, en un pequeño pueblo unos activistas sociales movilizaron a la gente, especialmente chicos y chicas, para recolectar y reciclar basura: de este modo, con las ganancias obtenidas, pudieron construir una escuela de inglés para prepararlos a un mundo global.

Única europea entre el grupo de jóvenes es una chica llena de vitalidad, Sylvia Wodisnka, de 27 años, una activista social que no se ha limitado a criticar el hecho que en las escuelas de su país no se pueda dar educación sexual, sino ha fundado con otras compañeras la organización Mamy Golos, una iniciativa para tratar online los temas que interesan las adolescentes. Como paso siguiente, quiere crear una plataforma educativa donde será ellas las que crearán sus propios contenidos, después de un entrenamiento adecuado.

Como se puede observar, además de realizar iniciativas locales, estos jóvenes fundan o trabajan en redes para intercambiar y difundir conocimientos, poner en contacto quien ofrece con quien pide experiencias o trabajo; es el caso por ejemplo de la marroquí Aicha Adani, de 21 años, que ha creado la Youth Network (Red de Jóvenes) en temas de oportunidad de trabajo, o de Desh Deepak Diwivei, un sorprendente joven indio de 20 años que ha creado una plataforma de comercio online, “Lithica”, para artesanos, con un marketing sensible a las necesidades. Sobre el tema ya ha publicado un libro y producido un documental.

Como ya se ha dicho, al final del periodo de entrenamiento en Sinal do Vale, los jóvenes habrán elaborado sus propuestas de empresas sociales o campañas a ser realizadas en sus países, con el apoyo por un año de la Westerwelle Foundation. En Brasil se implementará un proyecto piloto contra el desempleo juvenil en la periferia de Río, que de ser exitoso, será difundido a nivel latinoamericano.

Experiencias locales

No faltan sugerencias e impulsos de parte de expertos locales. Por ejemplo, Eraldo Kallox, un cocinero alemán que compró una finca en Brasil, y la transformó en un modelo de autosostenibilidad, con sistemas avanzados en la construcción biológica, el saneamiento hídrico, la permacultura y la agroforestería, tiene mucho por decir sobre el campo. Así como puede hacerlo en ámbito urbano, el economista y bailarín brasileño Charles Siqueira, que dejó un cómodo trabajo en el banco, para ir a vivir en un barrio popular (“el mejor lugar del mundo”, asegura) y animar la gente a mejorar su propio hábitat haciendo campañas de limpieza, pintando murales etc. Así un descampado lleno de basura se volvió el “Jardín de los Placeres”, un espacio verde de donde se disfruta un espléndido panorama sobre el Pan de Azúcar y la estatua del Cristo Redentor. Además, animó a los jóvenes a seguir capacitándose y estudiar, con el apoyo de profesionales, e inventar negocios y video juegos divirtiéndose.

Panorama de Río / Foto: Gisella Evangelisti

Una empresa con alma

Conversamos también con Guillherme Lito, un joven graduado en la PUC de Río como ingeniero de producción, que tiene la ambición, nada menos, de traer “felicidad en la empresa”. Un gran reto, ¿verdad? pues la mayoría de gente trabaja de forma rutinaria, sintiéndose una pieza desechable, que podrá ser sustituida algún día por una máquina, o bajo tremenda presión, por un exceso de competitividad entre trabajadores o entre empresas. Guilherme recuerda un curso muy inspirador de “Liderazgo para la Transición” en que participó en el Schumacher College en Gran Bretaña. Allí los alumnos tenían clases de grandes teóricos de economía y sostenibilidad, galardonados hasta con premio Nobel, pero a la vez tenían que practicar sus conocimientos, limpiando la casa, cocinando, cuidando el jardín, podando las plantas, y reciclando basura. Fue una experiencia apasionante de “economía colaborativa”. Ahora el joven ingeniero es socio de una empresa, la “Brownie do Luiz”, que produce dulces y quiere ser la primera empresa en Brasil con residuos cero, y con una gestión que satisface socios, colaboradores y clientes a la vez. El reto es practicar la justicia en la empresa, aun en el marco de un mercado competitivo y de leyes desfasadas, persiguiendo la prosperidad de la empresa y a la vez la de los trabajadores, y sin aportar daños al medio ambiente. ¿Cómo lo consiguen? Guilherme nos explica que han abolido la jerarquía, dando autonomía a quien trabaja para escoger formas y tiempos de trabajo, asignando salarios mejores respecto al mercado, achicando las diferencias salariales que en las empresas actuales se han disparado. Además de la seguridad material, se busca también una tranquilidad emocional de los trabajadores o colaboradores, a través de la confianza y el cuidado mutuo. “Nos volvemos amigos entre compañeros de trabajo, y tratamos de realizar los sueños individuales y colectivos. Amamos lo que hacemos, y hacemos lo que amamos”, afirma Guilherme. Este modelo de empresa “con alma”, que se inspira en la “B Corporation”, ahora está siendo difundido en otras empresas. Y a la vez, Guilherme y sus socios quieren animar a adolescentes que todavía no saber qué hacer con sus vidas a entrenarse con creatividad en la “economía circular” o colaborativa.

Mientras llega una delegación de africanos de Kenya, salimos de Sinal do Vale con la sensación que, si es cierto que el mundo hay problemas enormes, es también enorme la creatividad humana para enfrentarlos. Podemos ver como experiencias e inventos locales, surgidas con inteligencia y creatividad de forma a veces inesperada, desde un desierto, una montaña, una selva, una periferia urbana, un aula o un laboratorio de una ciudad a lo largo del planeta, gracias a internet pueden poco a poco conectarse, ampliarse y confluir en grandes corrientes transformadoras que apuestan a un mundo más sano y más justo. Todas y todos estamos invitados, por eso, a la fiesta de la creación, colaborando en este propósito con nuestros talentos y habilidades.

Algunas referencias:

TEDx talk, ideas nuevas desde las comunidades

B Corporation, empresas responsables

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*Gisella Evangelisti es escritora y antropóloga italiana. Estudió Letras en Pisa, Antropología en Lima y Mediación de Conflictos en Barcelona. Trabajó veinte años en la Cooperación Internacional en el Perú, como representante de oenegés italianas y consultora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, en inglés) en países latinoamericanos. Es autora de la novela Mariposas Rojas.

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