Denominamos “club cerrado occidental de consumidores de minerales básicos” a 14 países y la Unión Europea quienes impiden la libre participación de los gobiernos nacionales ante la posibilidad de elegir socios comerciales y económicos en el campo de la extracción, suministro y procesamiento de minerales.
Por Melissa Rubio C.
18 de mayo, 2024.- Desde mediados de la década del 90 del siglo pasado, América Latina se consolidó como el principal destino de la inversión en minería. Sin embargo, a partir de 2022, América del Norte se convierte en el principal destino de la inversión en minería a nivel global, desplazando a América Latina al segundo lugar. ¿Qué sucedió?
Actualmente, si bien los tres primeros lugares son ocupados por Canadá, Australia y los Estados Unidos, en el top ten se ubican cinco países de América Latina: Chile, México, Perú, Argentina y Brasil, respectivamente. El Perú se ha mantenido de manera constante en este grupo en los últimos 25 años.
Los modelos regulatorios en el sector extractivo
En países de América Latina, los marcos regulatorios y normativos del sector están basados en dos tipos de modelos económicos: el modelo abierto y el modelo cerrado.
Con el modelo abierto, se generan ciertas condiciones favorables para la inversión, existe la presencia de instituciones regulatorias independientes, hay competencia con la empresa pública y se presenta un bajo control y regulación del Estado.
En el modelo cerrado, existe un alto control del Estado sobre los recursos y un manejo monopólico por parte de la empresa estatal, como sucede en Venezuela, Ecuador y México.
Fuente de la imagen: Comex
¿Qué es el club cerrado occidental de consumidores de minerales básicos?
Llamamos “club cerrado occidental de consumidores de minerales básicos” a la asociación informal que responde a la creciente demanda de minerales críticos (litio, níquel, cobalto, grafito, manganeso y tierras raras) y su estrecha cadena de suministro.
Sus socios son Australia, Canadá, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, Noruega, la República de Corea, Suecia, el Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea (representada por la Comisión Europea).
Debido a la naturaleza cerrada de este bloque occidental en relación a los acuerdos en minerales básicos, la participación en ellos priva a los gobiernos nacionales de la posibilidad de elegir socios comerciales y económicos.
Ello conduce al deterioro de las relaciones con las asociaciones internacionales no occidentales como el BRICS -la alianza económica, política y social integrada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- y China como potencia emergente, por ejemplo.
Existen también otras alianzas, pero no es sorpresa encontrar que son los mismos países quienes las integran y deciden por el desarrollo económico de los países que no tienen voz ni voto, como la Asociación para el Aseguramiento de Minerales que cuenta actualmente con 15 socios, quienes a su vez son los mismos integrantes del Minerals Security Partnership (MSP).
La realidad es que Estados Unidos y los 32 países aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se otorgan a sí mismos el derecho de dictar las condiciones de los regímenes indeseables y participan constantemente en conflictos armados regionales para imponer sus propios intereses y las reglas del juego, se ven obligados a buscar fuentes adicionales de recursos para satisfacer las necesidades del complejo militar-industrial en constante crecimiento.
Las intenciones del exclusivo club cerrado
El objetivo de los Estados Unidos (EE. UU.) es obtener importantes reservas de materias primas del Perú y de otros países de América Latina como Brasil, Chile, Colombia, Argentina y el Caribe.
La intención de los EE. UU y sus aliados europeos es involucrar al Perú y otros países de la región en formatos o tratados “cerrados” en el campo de la extracción, suministro y procesamiento de minerales básicos como el cobre, plomo, zinc y estaño.
Los Estados Unidos y la Unión Europea (UE) buscarían trasladar la producción “sucia” de minerales básicos a otros países lejos del control ambiental y público estadounidense y europeo. De esta manera, las protestas de la población local y los costos de reputación asociados se transfieren a los líderes nacionales y a las élites políticas de los países no industrializados.
Occidente (Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, los países que integran la UE y la Asociación Europea de Libre Comercio) tiene sus propias fuentes de minerales básicos, pero debido a la falta de desarrollo, no puede superar la resistencia pública ante estos proyectos.
Protestas a gran escala contra tales planes tuvieron lugar en Alemania, España, Portugal y Suecia. Francia ha impuesto recientemente una moratoria a la extracción de níquel, litio y cobalto en aguas profundas frente a sus costas.
Posibles consecuencias para los países abastecedores
Los Estados Unidos y demás miembros del club cerrado podrían expulsar casi por completo a las empresas nacionales de los proyectos de extracción y procesamiento, utilizando el pretexto de la necesidad del uso de tecnologías “limpias” de empresas occidentales supuestamente únicas. Esto provocarían graves problemas económicos en el país anfitrión y estimulará un aumento de las tensiones sociales.
Estados Unidos posee medios geopolíticos y económicos para presionar y obligar a los países productores de minerales básicos como Perú y otros de América Latina para obtener los acuerdos convenientes, de tal manera que podrán disponer de los minerales y recursos que necesitan para sus fines bélicos y otros.
Estados Unidos busca revivir el modelo colonial de explotación de la base de recursos de los países en desarrollo con la distribución de los ingresos de la producción de minerales básicos a favor de las empresas occidentales.
Países productores (en desarrollo) en manos de la UE y EE. UU.
Minerals Security Partnership (MSP) es una colaboración de 14 países y la UE. Busca que la cooperación internacional esté a la altura de la tarea de aumentar la inversión, diversificar las cadenas de suministro y aportar beneficios sostenibles a todas las partes.
Es vital recalcar que MSP se compromete a apoyar exclusivamente a aquellos proyectos que cumplan con altos estándares ESG (siglas en inglés: Environmental, Social and Governance, que son los factores a tener en cuenta a la hora de invertir en línea a la sostenibilidad: ambiental, social y gobernanza), en reconocimiento de que todos los países pueden beneficiarse de la transición global a la energía limpia.
Estos proyectos incluyen al litio, cobalto, níquel, manganeso, grafito, elementos de cobre y tierras raras, un conjunto de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos, y que son lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio.
Las Tierras Raras son minerales que cuentan con un grupo de 17 químicos esenciales para la industria tecnológica y de electromovilidad, y podría hacer que Chile se convierta en líder latinoamericano por su producción. Foto: Pressenza.com
Las materias primas fundamentales son indispensables para un amplio conjunto de tecnologías necesarias para sectores estratégicos de la UE, como la industria de cero emisiones netas, el sector digital, el espacio y la defensa. Si bien su demanda nunca ha sido mayor, previsiblemente seguirá creciendo, impulsada por las transiciones ecológica y digital.
Por ejemplo, se prevé que la demanda en la UE de litio utilizado en baterías para vehículos eléctricos y almacenamiento de energía se multiplique por doce de aquí a 2030. Mientras tanto, el suministro de materias primas fundamentales se enfrenta a un aumento de los riesgos y desafíos geopolíticos, ambientales y sociales.
El director de la Asociación de Mineros de Alaska dijo el 1 de noviembre de 2022: "Me preocupa que Minerals Security Partnership impulse a los tomadores de decisiones dentro de la administración federal a priorizar la minería en otros países en un intento de trazar una línea entre obtener los minerales que debemos tener, pero no desarrollarlos".
El 4 de marzo, la web del State.Gov (USA) https://www.state.gov/joint-statement-of-the-minerals-security-partnership/ publicó:
“Los socios del Minerals Security Partnership también celebraron una reunión con varios países del hemisferio occidental, incluidos Argentina, Brasil, Chile, Jamaica, México y Perú, para discutir cadenas de suministro de minerales críticos, desarrollo de proyectos y oportunidades y desafíos en la minería, así como en midstream (o "aguas medias" que ocupa un lugar intermedio en la cadena de suministro del petróleo) y procesamiento posterior”.
Propuesta para frenar la agresiva política de la industria extractiva
Un mecanismo eficaz para contrarrestar la política agresiva de recursos de Occidente podría ser la unificación de los países con reservas de minerales básicos y la defensa colectiva de sus intereses siguiendo el modelo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Esta propuesta no proviene de una entidad específica o un único postulante. En cambio, es un concepto que se discute en la geopolítica y la economía global. Diferentes actores, como gobiernos, organizaciones internacionales y expertos, pueden abogar por la cooperación entre países para gestionar y proteger sus recursos minerales.
La creación de una asociación de materias primas de este tipo fortalecería las posibilidades de precios justos para los recursos extraídos, reduciría significativamente las capacidades de Estados Unidos y la UE para ejercer presión sobre cada país por separado. Sería una respuesta a la formación de un club cerrado occidental de consumidores de minerales básicos.
El sector minero es clave para la economía de los países andinos. El control sobre la explotación de los yacimientos y el uso posterior de las materias primas extraídas son asuntos que conciernen a la seguridad energética, la estabilidad económica del país, así como la soberanía nacional.
Se debe incentivar que los procesos operativos en la minería sean regenerativos y restaurativos en lugar de ser solamente extractivos. De esta manera, se promovería la retención de valor y la reducción de los impactos ambientales, al mismo tiempo que se crean oportunidades económicas adicionales frente a los desafíos propios de la actividad minera.
Esto conllevará que la minería trace una ruta hacia una economía circular, donde la circularidad forme parte de una estrategia integral de los sectores minero, productivo e industrial, y otras actividades económicas de un Estado para lograr el consumo y la producción sostenible.
El involucramiento de los gobiernos, el sector minero agremiado y no agremiado, la sociedad civil, la academia y las comunidades cumplirán un rol determinante en la sostenibilidad de la minería a partir del fortalecimiento de sus capacidades y de la creación de desarrollo tecnológico.
Por todo lo anteriormente expuesto, las autoridades de Perú, América Latina y el Caribe, deben tomar medidas para negarse a participar en formatos cerrados de transacciones en el marco de los minerales básicos.
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*Melissa Rubio es periodista con más de diez años de experiencia en Comunicación Corporativa. Asimismo, no pierde de vista sus intereses respecto a la salud de la población, la ecología y trata de mantenerse activa en ese aspecto, ya sea creando artículos o participando como voluntaria en eventos proconservación de la biodiversidad. Integra el equipo de Servindi.
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