Mercurio: el drama de una contaminación letal

La mano de Tomoko Uemura, enferma de Minamata. Foto: W. Eugene Smith (1971) La mano de Tomoko Uemura, enferma de Minamata. Foto: W. Eugene Smith (1971)

Servindi, 13 de marzo, 2024.- Durante la quinta reunión de la Conferencia de las partes del Convenio de Minamata sobre el Mercurio expertos pidieron a los países redoblar acciones para erradicar el uso del mercurio, proteger el medio ambiente y la salud de la humanidad. 

Este convenio tiene como objetivo fijar metas y mecanismos internacionales para prevenir emisiones y vertimientos de mercurio, entre ellas, las provenientes de la pequeña minería y minería artesanal de oro.


Puede acceder al Convenio de Minamata en el siguiente repositorio: https://observatoriop10.cepal.org/es/media/414

En el caso de Perú, el país aprobó en 2022 la “Política Nacional Multisectorial para la Pequeña Minería y Minería Artesanal al 2030”, para implementar estrategias que permitan la operación sostenible de la minería a pequeña escala.

Durante su presentación aseguraron que esta mejoraría la gestión en seguridad, salud ocupacional, medio ambiente, social, laboral, tributaria, así como el acceso a tecnologías limpias y debida trazabilidad de la producción principalmente de cobre y oro.

Según precisiones de las últimas conferencias, hasta 2019, alrededor de 2 millones de personas fallecieron a causa de la contaminación química, muchas de ellas debido al mercurio que han aumentado un 450% por encima de los niveles naturales

A pesar de este panorama, países como Bolivia no han implementado Plan de reducción del uso del mercurio, siendo este un país con preocupante crecimiento de minería dedicada a la extracción de oro.

Hay que considerar que en 2022 el relator Marcos Orellana de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió al gobierno de Bolivia asumir este compromiso.

El mercurio es utilizado en la extracción del oro a pequeña escala y su exposición puede causar daños irreversibles a la salud como las ocasionadas a la población de Minamata, en Japón, (1932 y 1968).

En dicho lugar fallecieron decenas de personas, luego que una fábrica de productos químicos arrojara metilmercurio a la bahía.

“En la actualidad se han confirmado 70.000 víctimas en la zona de Minamata”, afirma Yoichi Tani, portavoz de la Asociación de Ayuda Mutua a las Víctimas de la Enfermedad de Minamata, que reivindica indemnizaciones para las víctimas desde 1970.

La denominada enfermedad de Minamata es un síndrome neurológico grave y permanente, originado por el envenenamiento con mercurio.

Los síntomas incluyen ataxia, alteración sensorial en manos y pies, deterioro de los sentidos de la vista y el oído, debilidad y, en casos extremos, parálisis y muerte.


Tomoko Uemura en su baño. Foto: W. Eugene Smith (1971)

¿Qué pasó en Minamata?

Todo empezó unos 50 años antes, cuando se instaló en Minamata la empresa Chisso, entonces conocida como Nippon Nitrogen Fertilizer Corporation, que, a partir de la década de los 50, comenzó a producir acetaldehído, compuesto utilizado en la síntesis de plásticos y en otras aplicaciones.

La ciudad creció a la vez que la fábrica, su industria más importante. Para la síntesis del acetaldehído era necesario el mercurio como catalizador, o acelerador de la reacción química. Después, el mercurio sobrante se vertía al mar donde, en parte, cambiaba a metil mercurio, mucho más tóxico y más fácilmente asimilable por los organismos vivos.

En los peces, moluscos y crustáceos entraba por el sistema digestivo o por las branquias. Los bivalvos y los peces morían, las algas no crecían y, en tierra, los gatos y las aves agonizaban.

Las investigaciones identificaron el mercurio como la causa de la enfermedad de Minamata.

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Fuente: El caso de los enfermos de Minamata, en el portal Cultura Científica: https://culturacientifica.com/2018/03/04/caso-los-enfermos-minamata/

 

En 1995, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) hizo un llamado para tomar acciones en relación con una serie de contaminantes.

Seis años más tarde, bajo la dirección de este organismo de la ONU, el mundo firmó el Convenio de Estocolmo, un pacto mundial para eliminar o restringir decenas de sustancias químicas nocivas, incluidos los plaguicidas y el mercurio.

A lo largo de los años transcurridos desde entonces, el PNUMA y el Convenio de Minamata han ayudado a los países a identificar los riesgos asociados al mercurio y han apoyado la elaboración de políticas sólidas para reducir su uso. 

El PNUMA ha encabezado la Asociación Mundial sobre el Mercurio, que reúne a cerca de 250 gobiernos, organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, la industria y el mundo académico para respaldar la aplicación del convenio.

Asimismo, el PNUMA participa en el programa planet GOLD, un esfuerzo dirigido por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) que pretende acabar con el uso del mercurio en la minería del oro a pequeña escala, una industria que genera 30.000 millones de dólares anuales. El programa trabaja en 23 países en desarrollo.

A pesar de todos estos esfuerzos y compromisos internacionales el Congreso de la República del Perú insiste en colocar en la agenda del Pleno la aprobación de propuestas de ley que favorecen la minería ilegal e informal.

¿Serán conscientes los congresistas que impulsan dicha agenda pro minera de los impactos al ambiente y a la salud que acarrea la minería informal e ilegal? 

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