“Afromexicanos siempre fueron menospreciados”

Foto: Asociación de Mujeres de la Costa de Oaxaca (AMCO) Foto: Asociación de Mujeres de la Costa de Oaxaca (AMCO)

Entrevista realizada por José Miguel Gónzales a Rosy Castro Salinas quien es una mujer afromexicana originaria de la comunidad Charco Redondo en el Municipio de Tutupepec, estado de Oaxaca. Es candidata doctoral en Derecho por la Benemérita Universidad de Oaxaca y consejera de la Comisión Nacional contra la Discriminación de México (CONAPRED). Además, es integrante de la Alianza de Mujeres Indígenas y Afrodescendientes, y fundadora y coordinadora del Foro de Mujeres Lideresas Indígenas, Afromexicanas, Mestizas, Pescadoras, Rurales en Bahías de Huatulco.

“Los afromexicanos siempre fueron menospreciados al último escalón”

Por José Miguel Gonzáles*

- ¿Cómo explica la negación histórica de los pueblos afromexicanos?

En general, las y los afromexicanos siempre fueron minimizados, menospreciados y reducidos en la escala social al último escalón. De este modo, siempre fueron borrados de la historia. En el siglo XIX, cuando después de la Independencia se abolió la esclavitud, se suponía que iba a cambiar la realidad de las personas negras. Sin embargo, no hubo muchos avances para la población de origen africano. Luego surgió la teoría del mestizaje que borra totalmente de la historia a los afromexicanos, por lo cual nos damos cuenta de que esas estructuras de invisibilización y de minimización siempre han estado presentes. Finalmente, se creó una teoría de que en México no había personas negras hasta que en 1946 el antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán escribe: “Sí, sí, hay negros. Están en Oaxaca, están en Guerrero, están en Veracruz, están en tales lugares”. Y así se empezó a valorar las aportaciones que estas poblaciones hicieron desde la colonia hasta el momento actual.

- ¿Cuándo surge el movimiento negro en México?

Sin dudas, el movimiento de los zapatistas tiene un gran impacto, detona luchas sociales y genera una incidencia que activa el movimiento negro entre 1996 y 1997 en México. En este contexto, también nos volvimos a encontrar con las estructuras de nuestras comunidades, costumbres y tradiciones en donde las mujeres no teníamos voces. Nuestras voces no estaban presentes porque era un movimiento de hombres. Así, empezamos a generar un movimiento en Oaxaca, un estado que es rico en movimientos sociales, luchas y resistencias muy fuertes. Por ello no es casualidad que estemos formando parte de ese movimiento.

- ¿Cuáles son las características de Oaxaca que la convierten en una cuna de movimientos sociales?

El estado de Oaxaca reúne una zona riquísima en recursos naturales. Sin embargo, nuestras comunidades siguen siendo las más pobres de las pobres del país. Este fue el eje temático del que siempre hablaban nuestros compañeros y, de pronto, fuimos nosotras y nos subimos al barco porque era una necesidad urgente, necesaria y apremiante. Así empezó una articulación de mujeres con nuestra propia perspectiva y nuestro propio enfoque. Retomamos esa lucha de los hombres y la fortalecimos.

La lideresa señala que se creó una teoría de que en México no había personas negras, la cual persistió hasta mediados de los ‘40.

- ¿Cómo se originó la organización de las mujeres afromexicanas?

Desde que llegaron, las mujeres africanas encontraron un primer gran obstáculo: su libertad fue coartada totalmente. Luego sobrevino una discriminación total. Un día, las mujeres negras nos dimos cuenta de que también estábamos siendo invisibilizadas dentro de nuestras propias estructuras orgánicas. La carga de nuestras ancestras se repetía en todos los círculos en donde estábamos participando. En respuesta, generamos un movimiento de voces propias, desde nosotras, y tuvimos que reconocernos nosotras mismas como mujeres negras. Así, redescubrimos nuestras voces. Yo siempre digo: “Redescubrir nuestras ancestrías, resignificarlas, retomarlas, y reapropiarlas”. En 2010, empezamos a coincidir ya con más compañeras: mucho más activas y con una voz muy potente.

- ¿Cuáles han sido las demandas y reivindicaciones que articulan los pueblos afromexicanos?

La demanda siempre fue el reconocimiento. Pedíamos que se reconocieran nuestras culturas y nuestras tradiciones. Esa lucha luego se vuelve de todas las mujeres. Nosotras decimos: “Sí queremos que nos reconozcan; sí queremos dejar de ser extranjeras en nuestra propia tierra”. Eso nos pasa a todos los negros, yo creo, en todo el mundo. Esas fueron las cosas que nos accionaron: que nos nombren, que no nos borren de la historia y que los niños y niñas de primaria lo lean en la escuela. Que sepan que hay una población negra, por qué se llama así, cuáles son sus costumbres, y cuáles son sus derechos al territorio y al goce de los recursos naturales.

- ¿Cómo vivían la negación del reconocimiento por parte del propio sistema?

Al no estar en la Constitución, era como si no existiéramos como pueblos. Y esto es bien complejo porque México es un país que tiene una característica que se sustenta en la diversidad de sus pueblos. Estamos hablando de 68 pueblos culturalmente diferenciados. Cada uno con su riqueza, con sus lenguas y con sus propias tradiciones. Sin embargo, a este “nosotros” nadie nos mencionaba. Nadie hablaba de los negros. Y los pocos que hablaban era sobre cómo reducirlos aún más. Era la consecuencia de una narrativa de desprecio. Lo único que había era el silenciamiento del cual habíamos sido víctimas durante siglos. Como mujer, me pongo a pensar lo que significa que se apropien de tu cuerpo, de tus voluntades, de tus pensamientos, de todo. Eso es algo muy fuerte. Cuando lo pienso, me revuelve todo. Para mí no hay mayor tesoro que la vida y la libertad.

Rosy explica que las mujeres afromexicanas luchan por su reconocimiento y para dejar de ser extranjeras en su propia tierra. Sexto Encuentro Nacional e Internacional de Mujeres Afromexicanas y Afrodescendientes. Foto: AMCO

- ¿Qué tienen en común los pueblos afromexicanos e indígenas como para converger en una alianza?

Yo diría que lo primero son estas interseccionalidades que existen tanto en los pueblos indígenas como en los pueblos negros. Claro que el pueblo afromexicano ha sido el más golpeteado, el más sacrificado por ser considerados “extranjeros”. Dicho esto, los indígenas también fueron borrados del mapa por la teoría del mestizaje. Esto es bien interesante después de la Independencia en 1821 y la Revolución de 1910, cuando el liberalismo plantea que solo somos indígenas y europeos; y, más tarde, que todos somos mestizos (los hijos de los indígenas y los europeos). En ambas narrativas, los afros quedamos totalmente afuera. Algo parecido les sucedió a los indígenas porque se los seguía discriminando.

- ¿Cómo se fueron generando las articulaciones que las unieron?

Con mucho amor y mucho cariño, yo siempre reconozco que al movimiento negro de Oaxaca y Guerrero nos pasó algo interesante: nuestras maestras fueron las hermanas indígenas porque ellas ya tenían una lucha feminista o un feminismo comunitario. Y si bien muchas todavía no se definen como feministas, pero sí como activistas y defensoras, ellas fueron nuestras grandes maestras. La alianza surge porque existía la necesidad de aprender unas de las otras. Tanto de las que llevaban tiempo como para las que recién nos sumábamos. Asimismo, las mujeres indígenas comprendieron la situación en la que estábamos las mujeres negras. Y entonces nace una hermandad, una articulación. Además, en la costa, en Oaxaca y en Guerrero, está presente la mezcla. Ahora tenemos categorías como afro-mixteca o afro-mestiza. Las mismas compañeras dicen: “Yo soy hija, mi padre es negro y mi madre es indígena. Y además hablás su lengua y conocés esa música”. Las compañeras están demandando que en el próximo censo tendría que incorporar la categoría de afro-mixteco o afro-mestizo. Es el derecho a autoreconocerse.

- ¿Qué cosas tomaron de las mujeres indígenas?

Los pueblos indígenas se sienten muy orgullosos de su gran legado, de sus culturas, de sus tradiciones y de sus lenguas. Las mujeres indígenas nos enseñaron lecciones, las aprendimos y ahora aprendemos juntas. Incluso, en el caso de las mujeres, aprendemos juntas a la par de muchos compañeros; hay un movimiento que va en paralelo y, de pronto, nos encontramos. Ahora, en Oaxaca, tenemos una iniciativa que se llama Observatorio de Ciudadanas desde el cual incidimos en la sociedad civil para ser parte de la participación política.

- ¿Cómo fue este proceso entre las mujeres negras?

Las mujeres teníamos la necesidad de recuperar nuestros contextos identitarios y reapropiarnos de nuestra identidad negra: nuestra identidad estaba tan castrada que nadie quería ser negro, nadie quería ser negra por todos los estigmas que nos han puesto y que tuvimos que resignificar. Por eso, yo cuando me presento me reivindico como una mujer negra. Nosotras adoptamos el término de mujer negra. Somos orgullosamente negras como un acto de fe en lo personal, de rebeldía, pero también de reivindicación. Para aquellos que tanto les molesta el que yo sea negra, pues yo lo reivindico.

En cuanto a la lucha feminista, Rosy señala que sus maestras fueron las hermanas indígenas. Foto: AMCO

- Usted ha participado en el Foro Permanente de los Pueblos Afrodescendientes de la de Naciones Unidas y en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. ¿Qué importancia revisten estos mecanismos internacionales para los pueblos afromexicanos?

Esos mecanismos son fundamentales y hemos visto resultados muy rápidos. El estar en esos espacios implica pensar cómo hacemos uso de estos mecanismos de control de convencionalidad pues, si están, es para eso, para que lo usemos. Antes no los usábamos porque no sabíamos, no teníamos el conocimiento. Afortunadamente encontramos quién nos ayude, quién nos guíe y así hacemos el camino. Los instrumentos internacionales buscan intentar garantizar los derechos de las personas y de los grupos diversos, como es el caso de los afrodescendientes. Entonces, que haya un Foro Permanente para los Afrodescendientes es un gran avance.

- ¿Para qué casos sirve?

Recientemente murieron unos gemelos afromexicanos en el hospital por negligencia: el ventilador no servía. Como los padres y los niños eran negros, las autoridades dijeron: “No sabemos si realmente sea necesario llevarlos a un hospital privado en la Capital”. Y los niños se murieron. Nosotros documentamos este caso y lo presentamos ante esos mecanismos que son garantes de los derechos de las personas. También logramos incidir para que en el censo de 2020 nos hicieran caso en la pregunta sobre autoadscripción dado que las autoridades se negaban a usar el término de afromexicano.

- ¿Qué desafíos le parecen son los más importantes para continuar fortaleciendo los derechos de los pueblos afromexicanos?

Un primer desafío es que se cumpla con el artículo 2, apartado 9, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: los Estados de la República tienen la obligación de emitir sus leyes secundarias para que haya una armonía con lo que dice la Carta Magna. No nos hacen caso a los gobernadores. Hasta ahorita hay cinco estados que han reconocido en su Constitución local los derechos de los pueblos afromexicanos. Ese es uno de los grandes desafíos: que se materialice realmente este reconocimiento. De una manera más holística, a mí me gustaría escuchar a mi presidente reconocer el crimen de lesa humanidad que se cometió en el territorio mexicano durante la época colonial. Tal como lo ha hecho la Iglesia. Esa reivindicación formaría parte de la justicia reparativa que también debería incluir nuestro desarrollo económico, la mejora de las condiciones sociales de las personas negras y el acceso a la educación, que ahora está ausente para una gran mayoría.

- ¿Y en el caso de las mujeres?

Debemos pasar del reconocimiento a la participación efectiva. Por eso, estamos trabajando desde la Asociación de Mujeres de la Costa de Oaxaca. Queremos que el ejercicio de nuestros derechos político electorales sean una realidad y que estas acciones afirmativas sean realmente para las personas negras (y no para que otras personas solo las usen como trampolín). Este trabajo busca dejar en claro que sigue habiendo obstáculos para la participación y cuán importantes es que estemos en los espacios de toma de decisión. Tenemos el objetivo de que nuestras agendas, políticas sociales, culturales y económicas, sean escuchadas en los espacios en donde se generan políticas públicas.

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Fuente: Publicado en Debates indígenas el 1 de noviembre de 2023 y reproducido en Servindi respetando sus condiciones: https://acortar.link/L7SJbq

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