"El Perú actual es más nacional porque es más indígena"

Fotografía de Martín Chambi. Fotografía de Martín Chambi.

Servindi, 10 de enero de 2020.- Con motivo del sensible fallecimiento del insigne historiador Pablo Macera Dall'orso reproducimos un valioso diálogo sostenido con el historiador Manuel Burga por encargo de Les Cahiers de Amérique Latine Histoire et Mémoire (ALHIM) sobre la importancia de lo indígena en la historia y la conformación del Perú y que fue publicado el 24 enero 2019. Enseguida la introducción de ALHIM:

El destacado historiador Pablo Macera (1929) fundó el Seminario de Historia Rural Andina (SHRA) en 1966 y lo dirigió hasta el año 2000. Encargamos esta entrevista al historiador Manuel Burga (1942), quien formó parte del SHRA desde el año mismo de su fundación. Ambos han investigado, en las últimas décadas temas semejantes y también diferentes, lo que hizo de esta entrevista una conversación sobre grandes temas de la historia peruana de los últimos siglos y en especial sobre la presencia cada vez más importante de lo indígena en la sociedad, la cultura y la política en Perú. El Perú ya es una nación india que parece no querer aceptarse como tal, aunque ya surgen muchos indicios que muestran que se está superando la estigmatización de lo indígena y muchos ya asumen esta condición con más naturalidad.

La primera parte de este documento, “La República es una estafa para las mayorías”, es resultante de la reunión promovida por un comité académico que coordina la elaboración de Una Nueva Historia del Perú Republicano integrado por los historiadores Manuel Burga (coordinador), Carlos Contreras, María Emma Mannarelli y Claudia Rosas. La reunión tuvo lugar en Lima, el viernes 16 de noviembre de 2016 en las instalaciones de Derrama Magisterial. La segunda, “El Perú se indianizó en los últimos 100 años”, es fruto de la conversación entre M. Burga y P. Macera del 25 de setiembre 2017, en Lima.

“La República es una estafa para las mayorías”.

Entrevista resultante de la reunión promovida por un comité académico que coordina la elaboración de “Una Nueva Historia del Perú Republicano”, integrado por los historiadores Manuel Burga (coordinador), Carlos Contreras, María Emma Mannarelli y Claudia Rosas. La reunión tuvo lugar en Lima, el viernes 16 de noviembre de 2016 en las instalaciones de Derrama Magisterial.

Manuel Burga: Nos interesa conversar contigo sobre lo que se podría llamar “Encanto y desencanto con la República”, la que surgió con la Independencia de 1821, que es elevada a un pedestal por algunos (como Jorge Basadre) y es muy criticada por otros (la generación de historiadores de los años 60, como Heraclio Bonilla y Alberto Flores-Galindo), dos grupos de historiadores bastante antagónicos al respecto.

Pablo Macera: Al respecto, considero que desafortunadamente la República podría entenderse como una estafa para las mayorías peruanas, ya que muchos de ellos no gozan de los beneficios que se esperaban ni aún ganan para sobrevivir y que la República ni siquiera les ha solucionado los problemas de sobrevivencia, educación, seguridad, peor aún de un bienestar, ni imaginar de una felicidad. Esta es una afirmación categórica, que ustedes la pueden entender como una ironía, una declaración provocadora o un desafío.

MB: ¿Para qué entonces se la construyó, con tantos esfuerzos militares y sacrificios de vidas, y quienes han sido sus mayores beneficiarios? ¿Se construyó solamente para algunos, no para convertir a los habitantes peruanos en ciudadanos de una República?

PM: A propósito de este calificativo de estafa, me pregunto por las intenciones escondidas de los criollos que promovieron, por ejemplo, el fin de la esclavitud y la abolición de la contribución personal de los indígenas en nuestro país: ¿Se puso fin realmente a la esclavitud para cumplir con una meta altruista de los liberales o no fue más bien para pagar precios abultados por cada uno de los esclavos a los dueños criollos blancos y hacer negocio con este proceso liberal que invadía el mundo de entonces? La consolidación de la deuda interna en la época de José Rufino Echenique (1851-1853), ¿no tuvo acaso una finalidad semejante: pagar deudas reales y más frecuentemente ficticias como una forma corrupta de distribuir los iniciales ingresos del guano?

MB: ¿En qué temas, sucesos o procesos se debería de insistir para construir una nueva historia de la República?

PM: El desafío es encontrar lo bueno, lo rescatable, lo que de alguna manera construye la República, por ejemplo, los ideales liberales, compartidos por mucha gente de la época que no sabía qué era el liberalismo, que condujeron a la abolición de la esclavitud y la supresión de la contribución de indígenas en 1854, durante el gobierno de Ramón Castilla, cuando existía una amplia opinión favorable a estos dos procesos y los liberales se mostraron decididos a universalizar la ciudadanía a la manera de una república europea de la época.

MB: Pero volvamos, Pablo, ¿por qué debemos hacer una nueva narrativa histórica de la República?, ¿qué debemos rescatar de esa a veces anodina, destructiva historia, que sin embargo ha contribuido a la creación del Perú actual?

PM: Creo sinceramente, dado que vivimos otro tiempo y el Perú existe realmente, que se deben identificar las cosas buenas y positivas, las que han hecho valiosa a la república como por ejemplo la misma Independencia como hecho político y militar, las constituciones liberales (como la de 1856), los liberales criollos que estuvieron detrás de estas decisiones. Existen personajes valiosos aún no han sido bien estudiados como Manuela Sáenz (la libertadora del libertador), Simón Rodríguez (el maestro caraqueño de Bolívar), José de La Mar, José Domingo Choquehuanca, José Faustino Sánchez Carrión, Daniel Alcides Carrión que se inyectó el virus de la verruga. Aunque hay que reconocer que no existiría la República sin Grau y Bolognesi. 

No olvidar al Conde de la Vega del Ren, Agustín Gamarra, Mariano de Rivero, Ramón Castilla, Manuel González Prada. ¿Por qué no hablar de Mercedes Cabello de Carbonera, de su muerte, su dramática relación conyugal? Igualmente de Elvira García y García, Teresa Gonzáles de Fanning y de otras mujeres que tuvieron un papel importante en la construcción de la República.

“El Perú se indianizó en los últimos 100 años”

Conversación entre M. Burga y P. Macera del 25 de setiembre 2017, en Lima.

MB: ¿El Perú, indudablemente, en los 100 años ha cambiado probablemente más que en la primera centuria republicana? O te pregunto, ¿cuáles han sido los cambios fundamentales de los últimos 100 años en nuestro país?

PM: El Perú se ha indianizado. Ahora somos 30 millones de habitantes aproximadamente, un 60% en las ciudades grandes de la costa por la avalancha migratoria de este a oeste de la sierra (incluyendo a la selva) hacia ciudades como Lima, Arequipa, Tacna, Trujillo, Chiclayo y Piura, que ahora parecen ciudades indígenas. La presencia de lo criollo casi se ha atenuado. La migración hacia Lima se incrementó durante los años 1950 (gobierno de Manuel A. Odría) y se masificó después, se volvieron invasiones de los arenales costeños.

MB: ¿Cómo podríamos entender esta convivencia que antes era muy difícil? En la época colonial y aún en el siglo XIX los indígenas estaban atrincherados en sus regiones. No bajaban a trabajar en las haciendas azucareras, como Casa Grande, Chiclín, Roma, Paramonga, y tuvieron que reclutar a trabajadores que vinieron de la China. ¿Cómo se explica eso?

PM: Tuvieron que traer a los campesinos de la sierra con contratos de enganche en el primer tercio del siglo XX, pero volvían a la sierra, terminados sus contratos. Por eso lo novedoso de los años 1950 es que vienen a quedarse, ya no en las haciendas, sino en las ciudades donde se sentían libres y con esperanzas de alcanzar una vida mejor para sus hijos.

MB: ¿Consideras que el trabajo de los intelectuales e indigenistas que surgen en la época del presidente Leguía (1919-1930) contribuyeron a facilitar estas migraciones?

PM: Por supuesto, se redescubre al indígena, la diversidad cultural del Perú, y en ese proceso José María Arguedas cumplió una labor fundamental, con su ternura por las poblaciones indígenas andinas en las que había pasado su infancia. También el trabajo de Luis E. Valcárcel en San Marcos y en el Ministerio de Educación, pero sobre los migrantes que se instalaron en las ciudades. 

El reconocimiento de la diversidad se volvió reconocimiento de la originalidad del Perú como país andino, indígena. Se rescatan o inventan ciertos textos atribuidos a José Gabriel Túpac Amaru, como ese “el patrón no comerá más de tu pobreza”, que comienzan a exhibirse en las regiones del interior, en Cooperativas agrarias formadas luego de la Reforma Agraria que se inició en 1969. Yo mismo contribuí, junto a otros, como Carlos D. Valcárcel, a descubrir cuál había sido el rostro de este personaje indígena del siglo XVIII. Se publicaron dos libros llamados el retrato de Túpac Amaru.

MB: ¿Piensas que los peruanos que viven o provienen de las regiones más indígenas tienen un cierto recuerdo de Túpac Amaru?

PM: Publiqué un artículo en la Revista PUENTE, en marzo 2007, “Túpac Amaru, San Isidro Pentecostés”, con la intención de presentar algunas evidencias de un hecho cuya existencia considero bastante obvia: la relación entre la festividad de San Isidro en las regiones campesinas y el recuerdo de José Gabriel Túpac Amaru. El porqué de esa conexión es directa y evidente: Túpac Amaru es San Isidro porque la ejecución se dio casi el mismo día (18 de mayo de 1781) en que se inician las festividades de San Isidro (17-18 de mayo). El suplicio de Túpac Amaru lo santificó, como ha sucedido con algunos santos cristianos. Entonces propongo lo siguiente: quizá existe todavía una elite indígena que preserva prácticas andinas y ha cumplido una misión política reinsertando esas memorias dentro tradiciones católicas y hacer que de este modo adquieran legalidad y sigan vigentes algunos valores indígenas fundamentales, pero ocultos. He recurrido a la interpretación de algunos textiles cusqueños, como, por ejemplo, el del suplicio de Túpac Amaru jalado por cuatro caballos, una acuarela de Angrand donde aparece una mula de arriero cargando petacas, con una bandera peruana encima del equipaje, entre otros textiles que sustentan esta hipótesis.

MB: ¿Cómo incorporar tu propuesta de una suerte de indigenismo en una propuesta de nueva narrativa de la historia de la república, porque sugieres que junto a la existencia de una suerte de nación peruana existe una nación indígena oculta, invisible, que espera su tiempo?

PM: Existe una suerte de tupamarismo en las conciencias indígenas contemporáneas que claman por mayor equidad, respeto, que recuerdan a sus héroes culturales y políticos. Toda esta preocupación, conduce a insistir, en desplegar esfuerzos para integrar el aspecto social y la participación de las mayorías, sobre todo, la movilización indígena, en una nueva historia de la república. Por ello recomiendo poner atención y cuidado en estudiar las aspiraciones de los grupos populares.

MB: Entonces, Pablo, ¿podrías concluir que el Perú actual es más nacional porque reconoce y convive con lo indígena?

PM: No, es más nacional porque es más indígena, pero aún las políticas públicas no tienen esta misma naturaleza y eso es lo que probablemente convierte al Perú de hoy día en un país cercano a una eclosión popular de los que buscan más ciudadanía y reconocimiento como ciudadanos, con territorios y culturas propios.

Fuente: Amérique latine Histoire et Mémoire: https://journals.openedition.org/alhim/6818 . Para citar este artículo: Referencia electrónica
Manuel Burga y Pablo Macera, «El Perú actual es más nacional porque es más indígena», Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM [En línea], 36 | 2018, Publicado el 24 enero 2019, consultado el 10 enero 2020. URL: http://journals.openedition.org/alhim/6818

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