“Cuestionamos estigmatización de los negros”

Reconocimiento del Instituto Nacional de las Mujeres de México. Foto: Inmujeres México Reconocimiento del Instituto Nacional de las Mujeres de México. Foto: Inmujeres México

Yolanda Camacho es una mujer afromexicana y mixteca de Oaxaca. Es cofundadora de la Colectiva Ña'a Tunda y organizadora los Encuentros de Mujeres de los Pueblos Negros. La defensora de derechos habla de la lucha por el reconocimiento de los pueblos negros de su país, del vínculo con los pueblos indígenas y de los talleres que organizan para que las mujeres luchen por sus derechos.

“Nuestra lucha cuestiona la estigmatización de los negros”

Entrevista de José Miguel González

— ¿Cuándo empieza su participación en el movimiento afromexicano?

En un encuentro de 2012, organizado por el padre Glynn Jemmot, un sacerdote de Trinidad y Tobago, quien comienza el movimiento y también da inicio a la organización México Negro. En ese encuentro, me reconozco como parte de esta cultura de afromexicanos. Más adelante, entre 2016 y 2018, trabajé en tres municipios importantes de Guerrero con presencia afromexicana: Cuajinicuilapa, Azoyú y Ometepec. Ahí conocí el rostro de las necesidades de nuestra gente, del vivir, del contexto y de la cosmovisión, las cuales son muy similares a las de Oaxaca. En ese momento, empiezo a trabajar con un grupo de mujeres que levantaban la voz, pero no había quién las escuchara. En ese contexto, pensé que nos teníamos que organizar e iniciamos la colectiva de la Costa de Oaxaca, Colectiva Ña'a Tunda, que en mixteco quiere decir “mujer negra.” Se llama así porque tenemos dos raíces: indígena y negra.

— ¿Cómo es la relación de los afromexicanos con los pueblos indígenas?

La convivencia es buena y, las familias indígenas y negras se casan. En Guerrero y en la frontera con Oaxaca, en donde existen comunidades donde el 90% son poblaciones negras, son más celosos de su identidad y hay más reserva de convivir con el indígena. Pero, en líneas generales, ya hay una mezcla de indígena con negro. Incluso hay compañeras afromexicanas que hablan la lengua indígena. Para mí es una ventaja tener las dos identidades o, hablar dos lenguas y poder comunicarse con gente que entiende una sola. Entonces, sí hay un acompañamiento entre el pueblo indígena y el pueblo afromexicano. Tal vez, hay pequeñas diferencias, pero que se pueden subsanar.

— ¿Comparten la lucha por la conquista de nuevos derechos?

Nosotros hemos venido trabajando con hermanos de los pueblos indígenas. Entre 2016 y 2017, se hizo la consulta de los pueblos indígenas y ahí nos incluyeron a los pueblos afromexicanos. En Oaxaca son 16 culturas indígenas y solo una es el pueblo afromexicano. En esta lucha de buscar el espacio para que nos escuchen y que nos vean, fuimos de la mano con los indígenas. Sin embargo, algunos indígenas piensan que el pueblo afromexicano les va a quitar sus derechos y, por eso le decimos al gobierno que nosotros, como pueblo afromexicano, queremos ser tratados de forma diferente. Básicamente porque somos diferentes.

— ¿Cómo ha influido la lucha zapatista en la emergencia del movimiento afromexicano?

El movimiento de los pueblos indígenas ha avanzado mucho después del levantamiento armado de los zapatistas en 1994. Ellos han generado políticas públicas y han ganado territorio, y los afromexicanos apenas estamos haciendo incidencia. ¿Y de qué manera nos damos cuenta que no nos están apoyando? Es cuando vamos a una institución de gobierno a solicitar apoyo para un proyecto y nos lo rechazan con diferentes argumentos: porque no estamos dentro del catálogo, no tenemos una lengua o no somos pueblos originarios. “No tienen derecho ustedes a hacerse acreedores a un proyecto”, nos dicen. Sin embargo, en 2019 se logró el reconocimiento del pueblo afromexicano a nivel constitucional en el artículo dos y el apartado “C”. Esto es solamente el reconocimiento: todavía faltan las políticas públicas para ejecutarlo y por eso venimos luchando. Entonces, a diferencia de los pueblos indígenas, el pueblo afromexicano aún enfrentamos una gran barrera que debemos sobrepasar para lograr las políticas públicas.


Yolanda explica que hay un acompañamiento entre el pueblo indígena y el pueblo afromexicano y que las pequeñas diferencias se pueden subsanar. Foto: Voces Afromexicanas

— ¿Cuáles fueron los factores iniciales del autorreconocimiento que permitieron avanzar con esta lucha por los derechos?

Nos comenzamos a organizar y levantar la voz a partir del atropello a nuestras comunidades y la falta de ejercicio de derechos. Ahí empiezan los encuentros y surgen varios temas: cuáles son las necesidades, qué hace el gobierno por el pueblo afromexicano y por qué no cumple su función. El reconocimiento se logró el 9 de agosto de 2019. Ese día, fuimos a Durango a entregarle la consulta al presidente, Andrés Manuel López Obrador, para que conociera cuáles eran nuestras necesidades. De viva voz le dije: “Señor presidente, vengo en nombre del pueblo afromexicano, queremos ya el reconocimiento, que nos los dé para que estemos dentro de la Constitución”. Al otro día, ya lo había firmado y el reconocimiento al pueblo afromexicano salía en el diario oficial.

— ¿Cómo facilita su organización la participación de las mujeres afromexicanas?

Nuestra organización, la Colectiva Ña'a Tunda, se ha dado la tarea de visitar las comunidades y dar talleres de identidad y de empoderamiento a las mujeres. Las mujeres siempre están en los talleres. Se convocan a los hombres y a las mujeres, pero las que llegan son las mujeres. Entonces, la colectiva trabaja para las mujeres, con las mujeres y por las mujeres. En este caminar que hemos tenido como organización, llegamos a escuelas, a comités y a comunidades afromexicanas. En los talleres, tratamos de hacerles saber cuáles son sus derechos, que los conozcan y que los ejerzan: las mujeres siempre hemos estado en la sumisión.

— ¿Cuál es el fin que persiguen?

Esta lucha tiene el objetivo de que las mujeres y los hombres hagan conciencia. Buscamos cuestionar esa estigmatización de que los negros solamente son para pescar, para los trabajos rudos y que no pueden salir de sus comunidades a prepararse. Estamos cambiando esa forma de pensar, buscamos que las participantes comiencen a decir: “Yo tengo derechos y puedo hacerlo”. Y hemos tenido éxito porque los jóvenes que han tomado talleres con nosotras, ahora piensan y actúan diferente: salen a estudiar o buscan otras formas de vida que no sean solamente la pesca, la prostitución o la drogadicción.

— ¿Cómo se vive la identidad indígena en su comunidad?

Curiosamente, en Oaxaca, al menos de este lado del municipio de Tututepec, se ha perdido mucho la identidad indígena. Si bien existe un grupo minoritario de indígenas, se ha perdido los valores y sus características porque aquí ya no se habla la lengua como se hablaba antes. Tututepec es un pueblo indígena, es un pueblo mixteco, pero ya no se adscribe como tal. Ese es un tema que también trabajamos: que no se pierda la identidad ni la esencia. En Jamiltepec o Quixaltepec, donde los indígenas todavía utilizan su vestuario, su lengua se habla al 100 por ciento. Hay pueblos que todavía son originarios y guardan su identidad.


En 2019, referentes afrodescendientes e indígenas le entregaron al presidente Andrés Manuel López Obrador las propuestas del Foro Nacional de los Pueblos Indígenas. Foto: Presidencia

— A nivel internacional, ¿han tenido relaciones con otras organizaciones de mujeres afrodescendientes?

En 2015, se celebró el primer Encuentro de Mujeres de Centroamérica y el Caribe en la capital de Nicaragua. En ese encuentro, las compañeras organizadoras nos decían que era la primera vez que asistían mujeres negras de México. Nos dimos cuenta de que todos los países teníamos agendas similares e íbamos por lo mismo: el reconocimiento por los derechos humanos, por tierra y territorio, por la salud y por políticas públicas. Toda esa agenda fue discutida en ese primer encuentro en Nicaragua.

— ¿Hacen incidencia sobre los derechos del pueblo afromexicano en Naciones Unidas o en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos?

Sí, hemos tenido incidencia en esos espacios y también hemos hecho denuncias en el Sistema Interamericano. Además, los hemos invitado a nuestros eventos para explicarles la problemática de la discriminación que se vive en México. El objetivo es visibilizar nuestras demandas. Desafortunadamente en México aún falta mucha información en el gobierno, en sus instituciones y en la sociedad para hacer real el reconocimiento constitucional. Ahora nos cuestionan por qué andamos peleando por otros derechos si somos mexicanos. Nosotros les decimos que peleamos por nuestros derechos, porque, aunque seamos mexicanos, no nos los están dando, no los estamos ejerciendo.

— ¿Qué desafíos ve para que el pueblo afromexicano y, especialmente, las mujeres continúen avanzando hacia la concreción de sus derechos?

Para nosotras, como mujeres iniciadoras, es un reto porque es difícil que la gente del pueblo o la gente de comunidad se dé el tiempo para decir: “Me sumo para ejercer o exigir mis derechos”. En sus comunidades, la gente está más en su trabajo y en el día a día. Nosotras llegamos a las comunidades a apoyar, a convivir y a estar con las mujeres para que vean que sí se pueden hacer las cosas.


Inauguración de la primera radio para la comunidad afrodescendiente en Oaxaca. Foto: Notimia

— ¿Cómo han evolucionado los Encuentros de Mujeres?

Los Encuentros de Mujeres de los Pueblos Negros se hacen a iniciativa de la organización México Negro. Ya llevamos 24 encuentros regionales y son espacios de solo mujeres para mujeres. Yo fui iniciadora de los Encuentros de Mujeres, ya vamos por el séptimo. El primero fue local, después se volvió estatal, luego nacional y ahora es un espacio internacional porque tenemos invitadas de otros países que vienen a compartir sus experiencias y a conocer cómo estamos trabajando. Como le dije, mucha gente tiene la idea de que en México no hay negros, pero aquí estamos. El último Encuentro Nacional e Internacional de Mujeres Afromexicanas y Afrodescendientes fue el primero que se llevó a cabo fuera del estado de Oaxaca: se realizó en Tamiagua, Veracruz.

— ¿Qué sucede con las nuevas generaciones de mujeres?

En los encuentros ya estamos invitando a las nuevas generaciones porque son ellas quienes deben tomar la batuta y continuar el camino que vamos dejando para alcanzar la meta del ejercicio pleno de nuestros derechos. Son jóvenes que han salido de sus comunidades a estudiar y que ahora ya son profesionales. Y hemos encontrado una respuesta favorable ya que ellas dicen: “Vamos con ustedes, son las que empezaron y queremos ser como ustedes”. Por eso, creo que estamos dejando un precedente, que queremos que sea continuado por las nuevas generaciones. Y parece que vamos teniendo resultados.

— ¿Quiénes son aliados en sus luchas? ¿Quiénes están acompañándolas en ese proceso?

Tenemos aliados como el Instituto Nacional de Antropología Historia de México (INAH), la Comisión Nacional contra la Discriminación (CONAPRED), la Comisión de Derechos Humanos y el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), que fue indicado como el espacio para que nos dé cobijo al pueblo afromexicano. El INPI es el que nos está dando apoyo tanto a los pueblos indígenas como al pueblo afromexicano. Además del INPI, se suman las autoridades estatales, aunque no muy convencidas. Estas son las instituciones que más nos han estado arropando en nuestra lucha.

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Fuente: Publicado por el portal Debates Indígenas y compartido en Servindi respetando sus condiciones de reproducción:https://www.debatesindigenas.org/notas/262-entrevista-yolanda-camacho-callejas.html

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