El resultado del Índice Global del Hambre 2017 (GHI, por sus siglas en inglés) ubica a Perú en el puesto 38 de 119 países calificados. A pesar de haber reducido el nivel de hambre de la categoría grave a bajo, aún persiste la desigualdad.
Por Meylinn Castro
Servindi, 18 de octubre, 2017.- Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. Para el 2030 se pretende asegurar el acceso a todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.
A menos de 13 años de cumplirse el plazo, ¿cuál es la situación de Perú? Según el resultado del Índice Global del Hambre 2017 (GHI, por sus siglas en inglés), Perú se ubica en el puesto 38 de 119 países calificados. Del año 2000 al 2017 se redujo el nivel del hambre, pasando de la categoría grave a bajo.
A pesar de este importante avance, aún no se rompen las brechas de la desigualdad. De acuerdo con el estudio, los niños de las zonas rurales tienen tres veces más probabilidades de padecer desnutrición crónica que los niños de los centros urbanos. Huancavelica, Cajamarca, Ucayali y Pasco presentan los mayores índices de desnutrición crónica infantil.
El reporte también señala que casi la mitad de la población en las zonas rurales es pobre, especialmente en Cajamarca y Huancavelica. Más de un tercio habla una lengua nativa y, aproximadamente, el 60 por ciento son agricultores, pescadores o mineros artesanales.
“Las desigualdades, ya sean socio-económicas o territoriales, no fueron atendidas por el Estado: una mayor pobreza y vulnerabilidad social no significó mayor presencia de las instituciones públicas ni mayor inversión social”, se cita en el informe difundido por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimenbtarias (IFPRI) y las oenegés Welthungerhilfe y Concern Worldwide.
Resultados del Índice Global del Hambre
Los resultados del GHI 2017 fueron obtenidos mediante cuatro indicadores: desnutrición, emaciación infantil (bajo peso para la estatura), retraso en el crecimiento infantil y mortalidad infantil. Tomando estas variables, los países fueron clasificados en una escala de 0 a 100, ubicándolos en la categoría bajo, moderado, grave, alarmante o extremadamente alarmante.
De los 119 países evaluados en la investigación de este año, solo República Centroafricana está ubicada en la categoría extremadamente alarmante. Sus puntajes permanecen iguales a los del año 2000. La situación de Sierra Leona, Liberia, Chad, Sudán, Zambia, Yemen y Madagascar es considerada como alarmante.
44 países se ubican dentro de la categoría grave, 24 en moderado (donde figuran Bolivia, Guyana, Ecuador y Venezuela) y 43 cuentan con puntajes considerados como bajos.
Según el estudio, no se pudo calcular el puntaje de 13 países. Esto debido a la ausencia de datos sobre desnutrición, emaciación infantil y retraso de crecimiento. Sin embargo, la información disponible indica que Burundi, Comoras, Eritrea, Libia, Papua Nueva Guinea, República Democrática del Congo, Siria, Somalia y Sudán del Sur son objeto de preocupación.
Desigualdad, hambre y malnutrición: la importancia del poder
Naomi Hossain, del Institute of Development Studies, indica que las personas con menor poder social, económico o político son las que más sufren de hambre o malnutrición.
“La desigualdad reviste diferentes formas, dado que las personas pueden verse desfavorecidas por motivos de género, etnia, categoría socioeconómica u otros factores, y no siempre es sencillo comprender cómo dicha desigualdad lleva al hambre o la exacerba”, señala en el reporte.
La especialista sugiere que el análisis del poder puede utilizarse para identificar a la población en situación de hambre y malnutrición, diseñar intervenciones e impedir la pérdida de control sobre los alimentos que se consumen.
- Descargue el estudio completo del Índice Global del Hambre aquí.
- Descargue Estudio de Caso País- Perú aquí.
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