
Por Jorge Agurto*
Servindi, 12 de julio, 2022.- María del Carmen Alva dijo hace algunos días que el Congreso era para todos: “blancos e indios, pobres y ricos unidos. Nosotros no tenemos un discurso divisionista, de lucha de clases”.
La mención a la existencia de “blancos e indios” para referirse a grupos sociales actuales es no solo desfasada sino pasadista, colonial, racista y discriminadora. Veamos por qué.
La categoría "indios" se usaba en la época colonial y parte de la república para referirse a los habitantes primigenios de estas tierras que por error Colón creía que eran las Indias.
En la visión colonizadora a los indios se les despoja de sus atributos humanos y se les califica como seres atrasados e inferiores por naturaleza.
Esta visión sirvió para justificar el despojo, la esclavitud, luego el trabajo gratuito y la servidumbre indígena.
Con la revolución de la Independencia surge un “liberalismo indigenista” que consideraba que el indio podía ser redimido a través de la educación y luego el voto de los analfabetos.
Sin embargo, la visión pasadista y colonial prevaleció durante la República, y en especial en la oligarquía que usufructuó del poder político por medio del latifundio y el gamonalismo.
María del Carmen Alva es una heredera y representante de esa casta política oligárquica que se cree y siente dueña del país.
Por ello, no fue casual que durante una reunión en el Congreso de la República interrumpiera abruptamente a una alcaldesa para pedirle de forma enérgica “que le cambie de tono” porque “usted está en mi casa y le exijo respeto".
Que María del Carmen Alva sienta el parlamento como “su casa” es porque siempre estuvo acunada en el poder político. Es hija del exdiputado Miguel Alva Orlandini, hermano del líder de Acción Popular Javier Alva Orlandini.
Su abuelo José Felipe Alva y Alva fue senador por Cajamarca y decano del Colegio de Abogados de Trujillo. Ella estudió en el colegio privado Reina de los Ángeles y desde 2002 hasta 2016 fue asesora de la bancada Acción Popular.
Este partido político, que se jacta de ser actualmente el único institucional del Perú, tuvo como fundador y mentor al arquitecto Fernando Belaúnde Terry.
Él sentó las bases doctrinarias del partido básicamente en dos libros: «El Perú como doctrina» y «La conquista del Perú por los peruanos».
Se puede acceder al libro en formato PDF mediante el siguiente enlace: https://bit.ly/3PpqR5A
Obviamente, para Belaúnde Terry los peruanos son las poblaciones blancas y mestizas, y los territorios que hay que “conquistar” mediante vías de colonización y carreteras de penetración son aquellas donde hay que llevar la civilización y el progreso.
Es interesante destacar que Belaúnde Terry le confiere un rol especial a los institutos armados en este esfuerzo colonizador. Lo menciono porque Belaúnde registra un crimen poco conocido contra los indígenas del pueblo Matsés – llamados mayorunas– cometido durante su gobierno.
El antropólogo Stefano Varese escribió al respecto:
“El presidente Belaúnde ordenó personalmente a la Fuerza Aérea del Perú bombardear y ametrallar las aldeas de tres de los cuatro clanes de los indígenas mayoruna (matsés) del río Yaquerana. (…) El bombardeo de los indefensos hombres, mujeres y niños matsés fue presentado por la prensa nacional como una acto de heroismo de los pilotos de la fuerza aérea peruana luchando contra los brutales salvajes que se oponían al progreso del país. La verdad detrás la propaganda de los medios era que los indígenas mayoruna estaban en el camino de algunas pocas compañías madereras nacionales y transnacionales” (Fuente: El genocidio perpetrado por Fernando Belaúnde contra los mayorunas).
El problema de las “razas”, un enfoque superado
La palabra “raza” nace en la era colonialista europea para categorizar a los grupos humanos dierentes con los que se encontraban en diversas partes del mundo, como los africanos, y así intentar justificar un trato bárbaro a los pueblos colonizados.
Sorprende que en pleno siglo XXI periodistas e intelectuales sigan hablando de “razas” humanas cuando en realidad se refieren a diferencias fenotípicas, es decir a características o rasgos observables de un organismo.
Y es que entre los seres humanos no existen las razas. El término raza se usa para definir grupos de características hereditarias comunes en los que se subdividen algunas especies animales.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los científicos sociales evolucionistas cuestionaron la forma en que las creencias sobre las razas habían servido para “legitimar” la discriminación, el apartheid, la esclavitud, y el genocidio.
Este asunto se volvió central en los años 1960, época del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos y la aparición del anticolonialismo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) recomendó sustituir la noción de “raza humana”, considerada no científica y confusa, por la de etnia, basada más en las diferencias culturales como lengua, religión, costumbres y otras (La cuestión racial, 1950).
El uso pasadista de “indios y blancos” que empleó la presidenta del Congreso resulta obsoleto e inválido, pues no existen los “blancos” en oposiciòn a “indios” salvo en la mente de quienes se creen o sienten miembros de una estirpe superior.
“Este es un congreso para blancos e indios, es un congreso para todos” | @MaricarmenAlvaP en Piura. pic.twitter.com/7rCtVIvltb
— Christian Bustamante ® (@chrisbustc) July 9, 2022
Y ello ocurre por que si bien no existen las razas entre los seres humanos, sì existe el “racismo” como un tipo de discriminación que se produce cuando una persona o grupo de personas siente aversión hacia otras por tener características distintas, como el color de piel, idioma o lugar de nacimiento.
En 2009 –hace trece años– escribimos el artículo: ¿Y cuándo dejaremos de emplear el término "raza"? y en 2007 elaboramos un audio –ahora llamado podcast –sobre el tema.
Desde entonces, mucha agua ha corrido debajo del puente y los estudios sobre interculturalidad y derechos de los pueblos indígenas han ganado terreno.
Pero nada de esto, parece inmutar a la casta social y política que se siente dueña del Perú y adopta decisiones sobre la cuestión pública de acuerdo a su interés y conveniencia privada.
Las decisiones regresivas y lesivas que viene adoptando el Congreso de la República bajo la presidencia de María del Carmen Alva así lo demuestra, un personaje nefasto y retrógrado que en su delirio aspira a la presidencia del Perú.
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*Jorge Agurto es periodista y comunicador social esencialmente autodidacta. Es miembro fundador de Servicios en Comunicación Intercultural Servindi y promotor del Servicio de Información Indígena Servindi.
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