Con filmes como este se agrega una pieza al mosaico complejo de la estética de la peruanidad andina.
Por Eland Vera
1 de abril, 2024.- Gran momento del cine andino nacional (el establishment limeño lo llama “cine regional”). Reinaldo Cutipa (2023) del cineasta Oscar Gonzales Apaza es un film inquietante, desafiante y brillante. Con mínimos recursos se ha ensamblado una pieza artística de gran nivel. Un tema desgarrador y universal narrado desde la periferia andina de la subalternidad y la exclusión.
Oscar Gonzales Apaza (director) ha tejido una historia que devela el espacio doloroso entre lo prohibido y el abandono. Directo a la yugular, somos introducidos en la cruda y modesta cotidianeidad de algún pueblo andino del Perú, e inmediatamente asistimos a la perturbadora relación de una madre y su hijo adulto. Como sabemos, se trata de una de las relaciones más complejas que dinamizan la vida de la especie humana. Vínculo que ha dado pie a cientos de estudios y creaciones; y que inclusive es el núcleo de la exigente disciplina creada por Sigmund Freud.
El vínculo trágico de Reinaldo Cutipa con su madre discurre en un solitario pueblo andino, donde la precariedad de la vida y la sobrevivencia son presentadas de modo prolijo y etnográfico. La casa y las habitaciones sencillas nos recuerdan porfiadamente en qué mundo discurre el drama incestuoso. Planos fijos de larga duración que buscan el compromiso y fijar la atención del espectador. Pero, también nuestro recio y majestuoso altiplano junto a sus ríos silentes quieren comunicarse con el espectador.
En medio de la puesta en escena realista del mundo de los de abajo, de los que habitan en el interior del interior, Oscar Gonzales desarrolla con sutil maestría una de las claves de la vida peruana y latinoamericana: el abandono del campo para migrar a la ciudad. Nuestro personaje, movido por el amor, pretende desatarse de las ataduras cosidas perversamente por la alterada madre y buscar un mejor destino. Al final, la resolución es un nuevo desgarro para Reinaldo.
Me ha llamado la atención el estilo visual y narrativo de presentación de la vida económica del asolado pueblo: todos son informales, la vendedora callejera de combustible, la dueña de una tiendecita, las vendedoras ambulantes de comida. La marginalidad informal y pobre en todo su esplendor. Película que bordea las fronteras de la exclusión y de lo indebido.
Con filmes como este se agrega una pieza al mosaico complejo de la estética de la peruanidad andina.
Otro aspecto significativo es el nombre de la película. Denominar una cinta con un nombre y apellido es un mensaje potente. Se busca incidir en la vida personal de un sujeto, en la particularidad de su mundo y los avatares de su existencia. Optar por el apellido indígena Cutipa es una declaración explícita de identificación y valoración del mundo andino. Elemento presente en el cine andino regional que pretende mostrar la estética y la cosmovisión de los hombres y mujeres del “verdadero” Perú.
SOBRE EL COLUMNISTA
Eland Vera
Periodista y profesor en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno, miembro del Instituto de Estudios de las Culturas Andinas – Perú (IDECA Perú) y de Pluralidades, revista para el debate intercultural.
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